
De todo tengo algo para decir. Todo tengo que juzgar. Me tengo que hacer ver.
@segunroxi (Twitter)
Por @mauvais1
Un grupo de padres de un jardín de infantes tiene que preparar una obra de teatro para sus hijos. Esta experiencia los enfrenta con sus frustraciones más profundas, quedando totalmente expuestos y desbordados. Los conflictos alrededor de los preparativos y la sobreexcitación que van acumulado durante los ensayos desnudan sus personalidades y prejuicios, quedando con las emociones a flor de piel.
Son los tiempos que corren, el pensamiento muta hacia un lugar de pura sinceridad. Una que revoca las posturas no hipócritas pero si condescendientes con que se trataban muchos sentidos de la vida. La tradicional visión de la madre abnegada y siempre presente; una claro, desde el masculino punto de vista se desvía hacia la subjetiva percepción de ellas. Ahora es la misma madre quien nos habla sobre sus pareceres y padecimientos. Azul Lombardía y Julieta Otero desarrollan esta interesante propuesta en la obra teatral Según Roxi, que juguetea con la identificación para lograr la empatía con un público que comprende porque conoce, en su mayoría. Para los que no tenemos esa bendición, el ser padres y más aún madres es un atractivo racconto de las vicisitudes de tales menesteres, con mucho humor, eso sí, y unas reflexiones al caso imperdibles.
La humanidad se expone en los detalles, solemos pensar, y nada más cruel que hacerlo en medio de una vorágine de incontinencia verbal y frente a otros, jugando el juego hilarante de ser una obra dentro de otra y ambas con la rudimentaria concepción de un grupo de amateurs. Roxi, es la testigo, nuestro enlace a ese conventillo que los padres provocan cuando permiten que sus avideces se desborden, porque de eso trata esta puesta, de una rebelión. Y logra una increíble conexión con el público haciendo las veces de coro, cual teatro griego de las reflexiones que ellos en su locura despliegan. Un delirio escénico cargado de una socarronería ingenua y hasta didáctica; no permitas que un padre monte un espectáculo, o de lo contrario habrá perreo, llanto y una histeria de vodevil que será difícil de sofrenar. Imperdibles ellos en sus personajes que se hacen querer; Ana Garibaldi, Mara Bestelli, María Marull, Mariana Chaud, Matías Scarvaci, Juan Martín Zubiri, Emiliano Ré y Nicolás Villamil hacen de estos progenitores unos estereotipos con quienes todos podrán identificarse.
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