
” … No te enfades conmigo
Podrías morir mañana
Soy un fantasma hambriento vacío
¿Tienes cambio para prestarme?..”
Allen Ginsberg (No te enfades conmigo)
Por @mauvais1
El movimiento que irrumpió en la cultura americana en los postreros años cuarenta surge como una alteración de los valores clásicos de esa América que salía de la segunda guerra. Esto se inició en la literatura, donde tanto la poesía como la prosa buscaban nuevas formas de conectarse con la realidad que se intentaba alterar. Amor libre, drogas y Jazz fueron inspiradores de la Beat Generation. Beat, cansado o abatido, fue ese término que Jack Kerouac utilizó como descripción de algo que no querían titular, irónicamente. Pero fue que en 1958 apareció el término “beatnik”, producto de la fusión de las palabras “beat” y “Sputnik”, sugiriendo una condición antiestadounidense y comunista del movimiento beat.
Entender sus particularidades es acercarse a sus más conocidos exponentes y poder vislumbrar un poco cuál fue la motivación de este llamado movimiento contracultural, lejos de un estereotipo que se definía, hasta con despreciativa burla, como actitud proclive a la holgazanería, el desenfreno sexual, la violencia, el vandalismo y las pandillas de delincuentes. Ellos significaron la rebelión del lenguaje escrito, la exposición cruel de la acción que describían sin eufemismos, utilizando lo que podría considerarse procaz para la lengua culta. Rompen cánones y tradiciones, se transforman en eso que identificamos como artistas, hoy visto como un clásico, pero que en aquellos años de conservadurismo americano significaron la irrupción de lo mundano en la alta cultura. On the Road de Jack Kerouac fue el puntapié inicial que otros, amigos, enemigos y amantes continuaron; Joan Vollmer, la comprometida poesía de Allen Ginsberg; William Burroughs y sus experimentos literarios diría “Nada es verdad, todo está permitido”; Lucien Carr y la poesía maldita escrita por él; o el inmortal Rimbaud siempre en sus labios, el asesino irredento, la sensual obsesión de David Kammerer.
Todos ellos son retratados en esta puesta que dirige Osvaldo Laport sobre el guió de Francisco Scarponi. Una sucesión de imágenes como estampas decadentes de un aquelarre bruto y sofisticado. Una obra que sorprende por el compromiso que ellos, los actores, les imprimen a sus personajes, aunque a veces los retratos se pierdan en un estereotipo, que los originales hubieran criticado hasta el hartazgo. Un departamento es el vórtice de Joan, interpretada por una lánguida Magui Bravi, en el que gravitan estos desaforados personajes que crean, recrean y construyen a partir de piezas dispersas de las vidas de estos artistas. Serán testigos los espectadores de momentos de pura euforia creativa y chocantes sucesos, que ejemplifican de manera tajante su pensamiento.
Fabio Di Tomaso se entrega a un Kerouac sólido y comprensible, anfitrión de una narración que se mece entre el homenaje y la vivencia, como si hojeáramos un álbum de fotos, de las cuales algunas no llegaremos a dilucidar con acierto, más si entenderemos con sentimientos, que la troupe consolida, con la mención de un interesante Sebastián Francini y un siempre solvente Nahuel Mutti. Lo interesante de este experimento es ver a estos personajes, ya leyendas de las letras modernas, caminar frente a nosotros, arrastrando sus miserias y desvelos. Ambicioso sí, lo es, pero que se atreve a exponernos el corazón de quienes rompieron un ciclo para dar inicio a toda una revolución que se extendió por décadas y generaciones. Un esperanzador intento de tener nuestra visión de algo tan norteamericano como fue esa explosión cultural.
Vean de qué están hechos los poetas, escuchen las voces que se atreven a llamar coño no a un órgano reproductor, si no que más bien a un sitio en que el placer se superpone a la banalidad biológica.
Jueves 21:00 / Viernes 23:30
Maipo Kabaret – Esmeralda 443
BEATNIK, Una Historia Verídica
Elenco: Joan Vollmer: Magui Bravi, Allen Ginsberg: Nahuel Mutti, Jack Kerouac: Fabio Di Tomaso, William Burroughs : Rodrigo Esmella, Lucien Carr: Sebastián Francini, David Kammerer: Gerardo Alessio.
Dirección: Osvaldo Laport. Guión: Francisco Scarponi. Diseño de Escenografía: Osvaldo Laport. Diseño de Iluminación: Osvaldo Laport – Gerardo Alessio. Diseño de Vestuario: Zia Margaret. Asistencia de Dirección: Amida Quintana Gómez.
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