
En el 2010, Mark Millar y Steve McNiven se despacharon con la historia definitiva del mutante más famoso de Marvel.
Por @diegui83
No importa cuando leas esto. A partir de hoy, y en 50 años en el futuro, ya no hay más superhéroes. No quedó ninguno. Los villanos ganaron la guerra y reina el mal hace mucho tiempo. De alguna manera, las mentes criminales más poderosas del mundo se dieron cuenta que eran más cantidad en contrapartida con los hacedores del bien y decidieron hacer algo que nunca habían hecho: organizarse. Lo peor de lo peor contra lo mejor de lo mejor.
En las afueras de California, luego de medio siglo después del gran cataclismo perpetrado por los villanos, un granjero pacifista intenta sobrevivir a su manera este futuro distópico y sin esperanzas. Su nombre es Logan. Muchos lo conocimos como el mutante más despiadado y el asesino más infalible. Pero en este futuro, la realidad es otra; el hombre conocido como Logan no ha desenvainado sus garras de Adamantium en 50 años, ya que un suceso pasado le carcome el espíritu y lo han lastimado de una forma como nunca antes ningún supercriminal lo había hecho. Su esposa conoce su pasado, pero sus hijos lo desprecian, creyendo que es un hombre patético, sin saber lo que este hombre, otrora uno de los grandes superhéroes que nos brindó la humanidad, ha sacrificado su vida para mantenerlos a salvo.
Así, Logan y su familia intentan sobrevivir en este páramo controlado por los descendientes de Bruce Banner, unas aberraciones incestuosas y caníbales (con reminiscencias a la familia de The Hill Have Eyes) a las que se le debe el alquiler y eso traerá consecuencias nefastas. Sin embargo, un ciego Clint Barton (Hawkeye) llegará a la vida de Logan con un ofrecimiento de trabajo por el cual podrá seguir su vida pacífica y pagar su deuda. Lo que nuestro amigo mutante no sabe es que este viaje traerá de nuevo la tragedia a sus días y su espíritu guerrero resurgirá a la fuerza, al pelear esa guerra interna entre hombre y bestia que lo perseguirá por siempre.
Mark Millar (Civil War, Kick-Ass) y el artista habitual en sus historias, Steve McNiven nos llevan de viaje (literalmente) a este mundo post-apocalíptico donde el mal ha prevalecido y donde nuestro héroe deberá luchar de nuevo con sus demonios y resurgir como el héroe por antonomasia que siempre fue. Esta novela gráfica, a modo de road movie, nos va mostrando como Estados Unidos quedó dividida luego del enfrentamiento que dejó como ganadores a los supervillanos: un lugar desolador donde reina el caos, las bandas callejeras a lo Mad Max (1979), y donde la esperanza de que los superhéroes regresen existe en la forma de santuarios dedicados a viejas reliquias, como el Mjolnir de un Thor fenecido, clavado en la tierra. Un lugar donde hace más de 40 años no ha nacido un nuevo mutante.
Con su vasta historia en cómics y en otros medios, Wolverine siempre ha sido la figura más carismática en ese grupo de mutantes llamados X-Men; aún así, la atracción del personaje radica en su pasado y en sus tragedias personales. Logan es un ser prácticamente inmortal (gracias a su factor curativo mutante), aunque esto no quiere decir que sus enemigos lo hayan querido matar miles de veces, pero los más inteligentes han sabido que para destruir al hombre de las garras de Adamantium había que quebrarle el espíritu. Y en esto es en donde Millar basó esta novela gráfica.
Así como el Will Munny de Clint Eastwood en Los Imperdonables (The Unforgiven, 1992), Logan fue el mejor asesino de su época, pero encontró la redención en su familia y la paz que tanto añoraba en la no-guerra. Pero sus naturalezas y sus pasados vuelven para acecharlos y para recordarles que son hombres de armas tomar, que la paz es solo un momento de quietud antes de la tormenta. Y que Logan nació para enfrentar la maldad del mundo y hacer lo que mejor sabe. Porque Logan es el mejor en lo que hace. Aunque lo que hace no sea muy agradable.
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