
“Ruega a Dios que puedas hacer frente…“
This Woman’s Work – Kate Bush
Por @mauvais1
ATENCIÓN: ESTA REVIEW PUEDE CONTENER SPOILERS DEL EPISODIO MENCIONADO. ENTRAR BAJO ABSOLUTA RESPONSABILIDAD
Aún no nos hemos repuesto de lo visto en la primera temporada, de esa pesadilla, esa metáfora obscena de una realidad demasiado cercana, cuando vemos impávidos como arrastran a Offred a la cabina de la furgoneta, como desaparece sin destino fijo, como sonríe ante el terror de lo desconocido. Sonríe sí, como esos locos que encuentran en la muerte la última oportunidad de escapar. Chupada, la sacan de la casa del comandante y la cargan en la furgoneta, esbozada, atada, silenciada. Desesperanza se palpita y esa sensación de que todo será cuesta abajo de ahora en más.
Reseña de la primer Temporada: The Handmaid’s Tale: Cuentos que no son cuentos
Por fin, luego de esa larga espera, y una merecida cantidad de galardones obtenidos, regresa con su segunda temporada la serie que se ha convertido en el reflejo distorsionado de una era. Hoy y aquí se lucha no solo por la igualdad de género, es sobre todo, por el derecho de la mujer a ser en plenitud, sin maquillar las situaciones, libre de elegir sobre su propio cuerpo. Y entonces, como si de una moraleja, cargada de ironía, Bruce Miller adapta la novela de la genial Margaret Atwood. Distopía retorcida si las hay, donde la mujer es un bien de cambio, un objeto que se precia solo por su fecundidad. La esclava de una teocracia escandalosamente radical y conservadora. Una que no permite a nadie apuntar con dedo acusador a otro; cristianos, judíos, musulmanes, reformistas y la mar en coche. Locuaz en sus subtextos y lecturas entre líneas se complace en abofetearlos a todos. En increpar hasta la incapacidad de reacción de aquellos que creen son los que dan pelea. La misma Offred, antes, en ese pasado cercano que se nos antoja milenario, observó como todo mutaba a su alrededor sin cuestionar, sin comprender la enormidad de lo que se avecinaba.
Offred no, June.
La escena es una larga lista de momentos de la historia humana; porque la serie se nutre de los aspectos más inmorales de la historia reciente. La caja de la furgoneta, el traqueteo hacia un lugar que Ella desconoce y al que enfrenta en extraña mezcla de terror y alivio. El depósito y los uniformes negros, los perros, los bozales de cuero que acallan cualquier sonido. Y ese interminable pasillo hacia quien sabe donde llega por el que las mujeres son empujadas. June, el primer episodio de esta segunda temporada comienza poniendo incómodo al espectador, sin concesiones se interna en la memoria de terrores que conocemos por libros e historias de víctimas. Un golpe al estómago que desarrollan con una morosidad malvada. Porque al detenerse esa camioneta en un depósito, Ella ve con terror que no es la única, son todas. De un circulo de vehículos negros son expulsadas a empujones y manotazos, amontonadas en el centro de hombres con perros, de uniformes negros sin identificación. La cámara cínica hace un plano general de esa pústula negra regurgitando sangre. Luego el pasillo, el largo corredor oscuro que recorren a tropezones, en mudo llanto. Todo es pura violencia.
Al emerger en el amplio espacio comprenden que están allí para ser aleccionadas, para pagar la infracción. Por si no lo recuerdan, fue el negarse a lapidar a una de ellas por un acto de rebeldía extremo, como les exigió la tía Lydia. Esa poderosa Ann Dowd que labra un personaje tan siniestro como humano, tan hipócrita, tan todos nosotros. En frente la horca, un largo y alto escenario del que cuelgan horcas, docenas de ellas en un práctico sistema para dar muerte a muchos en poco tiempo, arquitectura que recuerda al tal Adolf Eichmann y su solución final. Una a una son puestas debajo de las sogas y sus nudos, enfiladas, amarradas. La tía Lydia surge dramáticamente de la penumbra, micrófono en mano, pontificando una desquiciada homilía sobre el amor de Dios y sus consecuencias, tergiversando textos bíblicos a su conveniencia.
Mujeres contra mujeres, mujeres que colaboran con un sistema esclavista de mujeres, una aberración que las muestra no solo divididas sino también enfrentadas. Como si de un tercer género se tratara o quizás ellas, las criadas, no sean contempladas de esa manera. La lección es dura, larga y escalonada, es una ejercicio que busca romper el cuerpo, quebrar el espíritu, sumirlas en el letargo del esclavo domesticado. Embrutecerlas y dominarlas, despojarlas de su individualidad que es la manera de concentrar el colectivo, la valentía que enciende la mecha. La memoria está en los flashback, como si de un subtexto alterno se tratara, en ellos se cuenta la génesis, los indicios de lo que vendría y son aterradores porque son nuestros, es decir de hoy, de ahora. Les advertimos ya que son puñetazos uno tras otro. La firma del marido en la receta para poder comprar anticonceptivos. La hija de June afiebrada termina en el hospital cuando ella no atiende el llamado de la escuela, corre a buscarla y debe, para poder llevarse a su hija, someterse a un interrogatorio de una medica, viperina toda ella con su sonrisa forzada y el veneno destilado en incómodas preguntas, todo el tiempo llamándola por el apellido de su esposo. Sra. Bankole, propiedad de…
Comenzamos el episodio con un pasillo hacia la muerte, un oscuro pasaje que transita contando con ese aterrador momento como el último de su vida. Y cerrará también en uno que promete la libertad, pero que al hacerlo muestra un cuerpo semidesnudo, ensangrentado y en la penumbra. La prometida liberación no está exenta de lastimaduras, de sangre. Mike Barker director del episodio no refuerza nada como tampoco nada queda a la deriva y es lo que hace esta serie adictiva, su malévola tergiversación de lo cotidiano, su fría mirada al drama, la paradoja entre la realidad que nos toca y una ficción que nos muestra que sucede si los extremos se encuentran. Estén preparados, la segunda temporada de The Handmaid’s Tale tampoco hará concesiones.
The Handmaid’s Tale: June
Dirección: Mike Barker
Guion: Bruce Miller
Reparto: Elisabeth Moss, Joseph Fiennes, Max Minghella, Yvonne Strahovski, Alexis Bledel, Jordana Blake, O.T. Fagbenle, Ann Dowd, Samira Wiley, Amanda Brugel,Edie Inksetter, Meghan Allen, Madeline Brewer, Jim Cummings, Simon Northwood,Gary ‘Si-Jo’ Foo, Grace Munro.
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