[REVIEW] Kiss Me First: Un fantasma no puede ser derrotado con medios humanos

[REVIEW] Kiss Me First

Hemos encontrado, por decirlo de alguna manera, en el abarrotado listado de series de Netflix, una pequeña joya creada por Bryan Elsley (Skins). Serie de seis episodios en los que retoma la temática adolescente pero desde un enfoque de género, la ciencia ficción, logrando una amalgama interesante y más que atractiva visualmente.

Por @mauvais1

Vayamos desde el principio. Leila es una joven solitaria que acaba de perder uno de los pocos vínculos que tiene con el mundo, si no el único. Esto queda claro en las escenas iniciales donde ella participa del velorio de su madre con solo la compañía del sacerdote oficiante. La perdida es enorme, más si tenemos en cuenta la soledad que la rodea. O eso nos hacen creer el equipo de guionistas, porque inmediatamente después de llegar  a su casa, lo primero que hace es conectarse. Se evade de la realidad en un juego de realidad virtual de inmersión total llamado AZANA PLANET. Y el fantástico viaje comienza.

[REVIEW] Kiss Me First

«Ponte el cinturón Dorothy, porque Kansas va a desaparecer». – Matrix (1999)

Está más que claro que a partir de este punto, la ahora completamente desvinculada del mundo real, Leila, hará de este espacio su lugar favorito. La secuencia de inicio es realmente sorprendente por algunas cuestiones que establecerán tanto los vínculos dentro de este universo digital, como también qué tipo relato se construirá en los siguientes episodios. A muchos les recordará, porque de eso mismo se trata también, el comienzo de Ready Player One (2018) de Steven Spielberg y basada en la novela de Ernest Cline. La preparación previa, la conexión, los guantes y las gafas que inmediatamente después nos transporta al fantástico universo plagado de aventuras. Pero donde comenzaba la aventura con una carrera pistera (y bien alejada de su original literario, hablamos de Ready) aquí es un arrebatado impulso de violencia, tan extrema como gratuita. Leila vuela por sobre el paisaje hasta descender abruptamente al borde de un bosque (siempre esta metáfora de los salvaje y primitivo en el limite de nuestro campo de visión), para comenzar una pelea, al mejor estilo superhéroes, con una usuaria que la estaba esperando. La paliza es enorme, de «practica» dicen, y solo se limita a eso. No hay dialogo entre ellas, solo golpes. La otra ni siquiera sabe quién es Shadowfax, para nosotros Leila. De hecho, en cuanto aparece algo más interesante entre los arboles, la ahora Shadowfax ignora a su compañera y la persigue sin más.

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«Si tomas la roja, te quedas en el País de las Maravillas y te enseño qué tan profundo es el hoyo» – Matrix (1999)

¿Por qué es completamente distinta a pelis como Ready Player One, Matrix o la mismísima Total Recall? Porque aquí el mundo virtual es un sitio realmente ajeno a la realidad, no por su construcción sino por la relación que entre usuarios se establece. Acquaintance, suelen decir los anglosajones, personas con las que estás pero no compartes, que ni siquiera tienen idea de quién eres. Y con la ayuda de un esmerado soundtrack, el director lo establece, de manera siniestra, como poco saludable. De hecho, al perseguir a esa sombra de entre los arboles, Shadowfax/Leila cambiará su vida de manera determinante, [SPOILER ALERT] no para mejor. Tomando muchos tópicos del genero de ciencia ficción que tantas satisfacciones nos supo dar, como es el cyberpunk, comienzan a construir una trama que se aleja de la aventura digital para convertirse rápidamente en un thriller con ribetes de policial y Psycho Killer. ¿Por qué cyberpunk? Por detalles muy bien plantados en la trama. La protagonista, una paria sin rumbo que de a poco debe tomar cartas en el asunto al ser la única que realmente percibe el conflicto subyacente, y que debe iniciar la pesquisa para comprenderlo. Personaje que posee las cualidades pero ocultas en un mar de una autoestima desastrosa, peligrosamente melancólica y por sobre todo colmada de cinismo.

La sombra es Mania, una hermosa joven negra que la guía hacia un refugio, uno creado para gente como ella. Esos inadaptados que la sociedad escupe con horror por distintos. Y aquí el equipo de guionistas, entre los que hallará a Simona Brown (de la hermosa Him -2016), se esfuerza por darnos criaturas con caras reales y reconocibles, logrando la empatía del espectador; niños abusados, jóvenes mujeres al borde del abismo por las drogas. Promiscuidad, seres que ansían derrotarla pero sin las herramientas necesarias. En el mundo real son realmente penosos, pero allí son parte de algo. ¿Recuerdan The Breakfast Club (1985)? Pues denle una vuelta más. Algo que se reúne en Adrian, el alma mater de este paraíso oculto de los otros, de los que los desprecian. Las similitudes no terminan allí, el sitio se llama Red Pill, sí, la píldora que Neo toma en The Matrix para despertar. Pero aquí se tergiversa el enunciado tan célebre de Morpheus. Porque ella esta vez no te despierta, solo te sumerge más profundamente dentro de esa fantasía. La serie parece decidida a trastocar los conceptos, a revertir las fórmulas y jugarse con una vuelta de rosca que la aleja de sus precursoras en tales lides.

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«El Puppet Master… ¿Es el hacker fantasma, no?» – Ghost in the Shell (1995)

Prometiendo ya redondear todo lo desarrollado, tomaremos dos últimos tópicos que nos interesan de esta historia porque son las que articulan la totalidad de la historia. Uno es el Psycho Killer que mueve los hilos de la trama digital; su finalidad es un laborado y siniestro juego que tiene como figuras al grupo, a sus avatares y sus realidades, confundiéndose de tal manera que no terminen de percibir qué es real y qué no. Alimentando lo siniestro a través de una manipulación constante y paciente, desde allí, el mundo virtual, ejecuta sus crímenes en el real. Y por otro, es que más allá de tomar muchas características del género de ciencia ficción cyberpunk, ubican la realidad en una que podemos comprender por su cercanía. El tiempo es el actual, pero en el cual se perciben, la pobreza, el individualismo enajenante, los personajes que son empujados a aventuras que les quedan grandes, parias forzados a ser héroes y de lo que no salen tan bien parados. Es como si viéramos realmente el inicio de ese universo que desembocará en Ghost in the Shell, por dar un ejemplo. Estamos ante una génesis de lo que vendrá. Se alimenta de esa ciencia ficción para darnos un «Así se inició».

Con gráficos adecuados de los personajes, con fondos realmente preciosos y un elenco esmerado, Bésame primero (Kiss Me First) se aleja de su predecesor literario, escrito por Lottie Moggach, para convertirlo en algo más.


[REVIEW] Kiss Me First

Título: Kiss Me First

Dirección: Bryan Elsley (Creador), Misha Manson-Smith, Tom Green

Guion: Bryan Elsley, Jamie Brittain, Laura Deeley, Rachel Hirons, Lottie Moggach, Lauren Sequeira

Reparto: Simona Brown, Misha Butler, Haruka Abe, Matthew Aubrey, Tallulah Rose Haddon,Sofia Abbasi, Adrianna Bertola, Jackson Kai, April Pearson, Ania Sowinski, Matthew Beard, Freddie Stewart, Samuel Bottomley, Philip Arditti,Geraldine Somerville, George Jovanovic, Hayley Carmichael, Sibel Pala,Mark Straker, Francene Turner, Willow Nash, Tina Chiang, Pooky Quesnel

Una joven solitaria adicta a un juego de realidad virtual entabla amistad con una extrovertida chica que la enredará en un mundo de nuevas emociones y oscuros secretos.

Acerca de Marco Guillén 4338 Articles
Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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