
El reinado de grandes series animadas de Netflix suma un nuevo integrante, o mejor dicho, un nuevo príncipe.
Por @Nicolas_S91
¿En qué momento se puede considerar que un espectador ya ha aceptado enteramente el producto que tiene enfrente? Cuando se trata del medio audiovisual, en los tiempos de corren es cada vez más inevitable contener esa necesidad de inmediatez, del “gancho” en el primer episodio o la selección de otra opción dentro del amplio catálogo que los servicios de streaming nos ofrecen. Príncipe de los Dragones (o The Dragon Prince en su país de origen) se adapta a la perfección a estas tendencias ya que tiene la peculiaridad de sacarnos una sonrisa apenas aparece el logo de Netflix al inicio de la reproducción, y una vez comenzado el primer episodio, nos deleita con un breve prólogo que nos presenta el conflicto principal con un notorio dinamismo y sublime narración. La diégesis, es decir, el mundo donde ocurrirá la historia y sus reglas, ya está incorporado en nuestra mente y nos deja preparados para la aventura.
La trama sigue a dos príncipes humanos (Callum y Ezran) que forjan un peculiar vínculo con una elfa de la luna (Rayla) que debía acabar con ellos, pero juntos emprenden una épica aventura para detener la guerra entre sus reinos. No daremos más detalles para no arruinar las sorpresas, pero los protagonistas deberán enfrentar una serie de obstáculos cuyas influencias (y referencias) deleitarán a fanáticos de franquicias como las de El Señor de los Anillos, Game of Thrones y Warcraft, entre otras.
Una de las más destacadas ventajas de esta sorprendente propuesta creada por Aaron Ehasz (Director y guionista principal de Avatar: La leyenda de Aang) y Justin Richmond (Director del videojuego Uncharted 3: Drake’s Deception) es que a pesar de estar orientada hacia niños mayores de 7 años, la calidad de su relato no subestima la inteligencia y la capacidad de comprensión de su joven audiencia, permitiendo que se sumerjan en una épica aventura de fantasía medieval que servirá de puerta de entrada para clásicos de la literatura y/o del cine pertenecientes al género. Además, al igual que los otros créditos de los artífices de esta producción, el rango etáreo se extiende de modo que todos puedan disfrutarlo en diferentes niveles, separados o en conjunto.
Por otro lado, Príncipe de los Dragones había levantado varias cejas cuando su primer avance se presentó en la Comic Con de San Diego. Si bien esta serie era muy esperada debido al inesperado anuncio sobre su desarrollo, el cual consistió simplemente en un póster que generó toda serie de enigmas acerca de sus personajes, diseños y razas, la decepción se hizo notar debido a la que en una primera instancia parecía una insípida y dudosa animación. Sin embargo, y si bien es cierto que en algunos momentos es difícil aceptarla, en líneas generales es una audaz elección que solo puede apreciarse debidamente ante la presencia de una escena completa, a diferencia de un rejunte de ellas como suele pasar en un avance. La ausencia de fotogramas en el movimiento hacen de las secuencias de acción una situación definida por el impacto visual de cada uno de los golpes y movimientos que realizan los personajes, cuyas poses quedan grabadas momentáneamente en nuestras retinas cual panel de comic.
A pesar de que los personajes son realizados a través de la técnica del cel shading utilizada frecuentemente por la compañía Polygon Pictures (Knights of Sydonia, Ajin, Blame!, Star Wars Resistance) para que los gráficos computarizados simulen la apariencia de los dibujos a mano, los escenarios donde se desenvuelven los personajes están realizados a la vieja usanza, permitiendo la colisión y complementación entre dos eras distintas en la historia de la animación. Los paisajes, los castillos, los cambios climáticos y el vasto continente que es explorado con el correr de los episodios hace realidad el sueño del arte conceptual, el cual una vez revelado suele pasar por una serie de cambios hasta transformarse en una representación que ya no se asemeja tanto a su obra de origen. Pero en este caso tenemos el privilegio de contemplar diversos cuadros donde la visión inicial pudo mantenerse intacta.
Mientras el reinado de Voltron está llegando a su fin en Netflix, una nueva sucesora aparece en la forma de Príncipe de los Dragones, que sigue sus huellas en cuanto a representación de minorías, personajes bien definidos y carismáticos (sean héroes o villanos) y construcción de una trama envolvente que al término de cada episodio produce cliffhangers magistralmente realizados que te obligan a reproducir el siguiente.
Esta es una serie para grandes y chicos que no teme explorar temáticas oscuras en función de la historia, empleando moderada y paulatinamente los recursos que una épica fantasía medieval le puede ofrecer. El libro de la Luna que compone la primera temporada ya ha sido abierto, formamos parte de él y esteremos allí cuando el viaje continúe.
Título original: The Dragon Prince
Título para hispanoamérica: Príncipe de los Dragones
Guion: Aaron Ehasz y Justin Richmond.
Música: Frederik Wiedmann.
Productoras: Wonderstorm y Bardel Entertainment.
Distribuidora: Netflix.
Géneros: Animación, fantasía, aventuras.
3 Trackbacks / Pingbacks