
“La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz
como lo son unas pocas palabras bondadosas”
Sigmund Freud
Por @GiuCappiello
“Maniac narra las historias de Annie Landsberg (Emma Stone) y Owen Milgrim (Jonah Hill), dos desconocidos que llegan a las últimas fases de un misterioso estudio farmacéutico; y nada saldrá según los planes.”
Hace ya algún tiempo que la mente humana se ha convertido en una estrella dentro de la plataforma, ya sea incursionando en su funcionamiento o mostrando personajes con diferentes padecimientos. De una forma u otra la psicología se apoderado de la pantalla chica y el reciente estreno de “Maniac” –dirigida por Cary Joji Fukunaga- no es la excepción.
Ahora bien, los 10 capítulos que conforman esta nueva mini-serie de Netflix, nos presentan un conjunto de elementos un tanto ambiciosos, pero no por eso menos interesantes. De hecho, la alquimia producida entre la trama, el contexto en el que desarrolla la misma y el subgénero dentro de la ciencia ficción en el que se produce la serie, es lo que hacen que el producto final sea un tanto elaborado, pero exquisito. Es por esta razón que decidimos hacer un análisis desde lo más amplio, para avanzar poco a poco hasta lo más preciso y así darle el valor que se merece esta producción que ha dejado desconcertados a muchos.
Contexto social
Como sucede en cualquier ejemplo de ciencia ficción distópica, utópica o ucrónica, se plantea una realidad que aparentemente se aleja de la nuestra; pero esto no es más que es un medio, una careta, un disfraz para criticar de manera indirecta a la que efectivamente es nuestra realidad. Anteriormente, a propósito de Take your pills, hablábamos de cierta dinámica en relación a los padecimientos y los medicamentos, en el marco de un sistema que exige todo ya. Esta concepción absolutamente moderna, en realidad no es más que una adecuación actual de un pensamiento presente a lo largo de la historia de la humanidad: ¿Qué hacemos con los que no encajan? Los “locos”, los presos, los homosexuales –llamados invertidos– y hasta ciertas comunidades completas han sufrido esta marginación, ubicándolos como víctimas de un sistema que buscaba “corregirlos”, “apartarlos” o hasta directamente exterminarlos. Es por esto que actualmente –con los derechos humanos afortunadamente de nuestro lado– haya sido necesario edulcorar o trasformar las formas en las que se sigue buscando “arreglar” aquello que no es le es “funcional” a la sociedad.
Bajo el lema “La sociedad sufre” lo que “Maniac” plantea no es más ni menos que lo que efectivamente pasa hoy en día: el mundo no espera al que padece, porque la inmediatez es una condición indiscutible; por lo cual, los tratamientos que requieren mucho trabajo y sobre todo tiempo, no sirven… mejor una pastilla que solucione el problema ya, o por lo menos que haga al sujeto en cuestión lo menos molesto posible. A fin de cuentas es “matar dos pájaros de un sólo tiro”: se reduce el número de sujetos cuyos padecimientos individuales no les permiten ser funcionales a la sociedad, y encima, de forma casi inmediata.
“Una vez que empiezas a apreciar la estructura de la mente, no hay razón para creer que sea imposible cambiar algo de nosotros… Se puede destruir el dolor, la mente se puede resolver”
A su vez, dentro de este gran contexto social tenemos uno más pequeño que es el contexto científico, determinándose mutuamente. La frase recién citada demuestra que el estudio farmacológico al que se unen Owen y Annie, se da en el marco de una corriente que entiende a la mente como un lugar concreto, y esta condición es la que los lleva a pensar que por ejemplo, el dolor puede ser ubicado y eliminado mediante la ingesta de un fármaco efectivo e inmediato. Por fuera de la ficción, en lo que a la ciencia real respecta, esta ambición “localizacionista” ha estado presente desde las épocas más tempranas: un afán por hacer concreto algo que en sí mismo no lo es, como las emociones. Es que pensarlo así resulta más tranquilizador, porque si el problema es físicamente localizable, entonces la solución puede ser físicamente posible: tres pastillas que eliminan el dolor. Y en esto último es donde se entiende por qué el gran contexto social y el más reducido contexto científico, se determinan mutuamente: pensar a la mente como algo concreto, cuyas fallas pueden encontrarse como se encuentra un error de funcionamiento en una máquina, lleva a soluciones prácticas e inmediatas… nada más ni nada menos que lo que el sistema de consumo busca.
“No es terapia… es ciencia”
Owen y Annie llegan al estudio farmacológico por diferentes motivos, pero en definitiva, cada uno de ellos presenta un padecimiento: psicosis y depresión respectivamente. El tratamiento en sí, consiste en la administración de las pastillas “A-B-C” que a su vez significan el pasaje por tres momentos: “Identificación” (etapa de diagnóstico): en donde se buscan los traumas más profundos y se los trae a la superficie, usándolos como guía para los dos pasos siguientes; “Mapeo” (etapa del comportamiento): Se identifican los “puntos ciegos”, mecanismos de defensa y barreras que la mente crea para esconderse del sujeto mismo; y “Confrontación” (El final del arcoíris ): Momento de la aceptación.
Ahora bien, estos tres momentos por los que los voluntarios deben pasar para que la tecnología de “Gertie” haga su trabajo, son tres momentos que suceden en el interior de la mente de los sujetos. Entonces aquellos capítulos en que se nos cuentan historias donde Annie y Owen son un matrimonio que busca salvar a un lémur; la búsqueda de un tesoro secreto en una reunión privada; Annie y su hermana en medio de un escenario de fantasía épica u Owen como un espía del gobierno, son pequeñas ficciones que trascurren en el interior de la mente de ambos.
¿Por qué ambos?
Porque si hay algo que las ficciones futuristas nos han enseñado, es que no hay que subestimar a las maquinas. G.R.T.A (“Gertie”) es una sofisticada mega computadora creada por el Dr. James K Mantleray y el Dr. Robert Muramoto; pero la Dra. Azumi agregó un factor que los dos científicos no habían contemplado: empatía. Esto último hace posible que se inicie una historia amorosa entre Gertie y el doctor Robert; luego de la repentina muerte de éste último, la sofisticada computadora –ahora humanizada– no puede más que sentir tristeza y así es como una lágrima se filtra entre los mecanismos generando una falla en el cableado, uniendo a los participantes 01 Y 09, es decir: a Owen y Annie. Por fuera de este acontecimiento puramente ficcional, lo que sucede es que mediante los tres pasos, los sujetos se incursionan en un viaje por el inconsciente, así como en “Inception” (2010) los protagonistas se sumergen en capas psíquicas cada vez más profundas, en “Maniac” el recorrido no es progresivo, sino que directo hacia los traumas más poderosos mediante una especie de sueño, con el único condimento extra de que –debido a la falla causada por su tristeza de Gertie– Owen y Annie permanecen unidos en este camino introspectivo.
Viaje al inconsciente
Vamos a ser claros en cuanto a esta parte de la mini-serie, todos hemos tenido sueños en los que se presenta algo real, como una vivencia de ese mismo día o días anteriores, personas que conocemos, lugares donde estuvimos, etc. pero –por ejemplo– pueden presentarse en escenarios ilógicos: podemos soñar que estamos en la casa de nuestra infancia y de repente aparecer un compañero de trabajo; o hasta a veces los sueños rompen con la lógica de manera más extrema y hasta podemos volar. Lo importante de entender es que el responsable de “proyectar” los sueños es nuestro inconsciente, y como tal, opera con una lógica propia que no es la nuestra. Cuando soñamos –dicho de manera simple– el inconsciente libera el peso de todas las vivencias que fue acumulando a lo largo de nuestra vida, cierta parte del material lo revela tal cual fue (esa parte “real” del sueño) y otra parte –muchas veces lo traumático– lo vuelve ficción, lo disfraza de manera que el peso que estos recuerdos poseen se libera, pero tan repletos de sin sentido que cuando despertamos, no estamos tristes por lo que soñamos sino que reímos por la falta de lógica que tuvo.
Habiendo entendido esto, podemos aproximarnos con más claridad hacia aquellos capítulos donde Owen y Annie están inmersos en diferentes historias, pero en las que siempre hay cierto material que proviene de sus vidas reales: el lémur que deben salvar por ejemplo, deriva de aquel perro de la hermana de Annie que ésta perdió, así como el nombre del responsable del accidente de tránsito también aparece dentro de esta historia. En el caso de la mansión, Owen es un ladrón de guante blanco, con una misión que cumplir… bastante similar a lo que en la vida real (o en su delirio psicótico) le dice su hermano en cuanto a “el patrón” y lo que debe hacer. En resumidas cuentas, son muchos los ejemplos, pero esas cuatro historias cortas dentro de “Maniac” –que parecen no tener que ver con la trama central– en realidad nos están mostrando cómo trabaja la psiquis, cómo se está produciendo en ambos el encuentro con eso traumático… pero en la forma en la que el inconsciente lo hace, con ficción, un poco edulcorado, disfrazado; para que Owen y Annie al despertar, se preocupen más por preguntarse la razón de haber estado juntos y no tanto por el contenido de la proyección dentro de sus mentes.
“Un tratamiento que reemplazará a la terapia para siempre, lo sentimos Sigmund”
Se lo escucha decir al Dr. James K Mantleray en el video que explica el procedimiento, pero si pensamos en un encuentro con lo traumático y en caminos que recorren el inconsciente… ¿No estamos hablando del mismo trabajo que realiza el psicoanálisis? ¡Claro que sí! Esta es la ironía que atraviesa los 10 capítulos de esta mini-serie. Inicialmente lo que diferencia al experimento en cuestión con el trabajo psicoanalítico es el tiempo que requieren ambos para alcanzar la efectividad; pero el “tratamiento innovador” cuenta con otro factor que lo empareja al trabajo psicoanalítico… Gertie; no la tecnología G.R.T.A, sino aquella entidad empática que surge como un error y monitorea los procesos. Ella es la que –ocupando el lugar del psicoanalista– direcciona a los sujetos dentro del inconsciente; recordemos que la computadora sofisticada primariamente tenía como fin: “Re-mapear el sistema de cada sujeto para hacerlo más eficiente y adecuado para cada uno (…) creando caminos más saludables” ósea que inicialmente el fin del proyecto era modificar estructuralmente a los participantes, para que dejen de sufrir pero más importante aún… para que sean eficientes. Entonces, reformulando, es la falla la que convierte a Gertie en un ser capaz de sentir tristezas propias y empatizar con las ajenas, es su aproximación a lo humano lo que permite que –bien o mal– los sujetos hayan salido del experimento en cuestión habiéndose encontrado con el sufrimiento para hacerlo propio, habiendo entendido, sanado en parte, o al menos habiendo comprendido su dolor, para saber cómo actuar de ahora en adelante.
En fin, “Maniac” es una serie ambiciosa, de hecho, la complejidad de su trama en parte deja en segundo plano otros grandes aciertos como la banda sonora, detalles estéticos y cambiantes debido a las variaciones en los tipos de historia o las magníficas actuaciones de Emma Stone y Jonah Hill cuyo trabajo es realmente excelente en la piel de Annie y Owen. Por otro lado, ciertos aspectos técnicos como planos y ritmos en las escenas no hacen más que sumar razones para considerar como impecables a cada uno de estos 10 capítulos.
Y si existe un consejo o guía para mirar esta serie es que, siempre que la mente esté involucrada, es necesario despojarse de fundamentalismos, estar preparados para que el sin sentido inunde la pantalla y aceptar las condiciones que suponen los viajes por el inconsciente, porque en definitiva, si se ha convertido en la estrella de la plataforma, es porque pocas cosas son tan rebuscadamente interesantes como la mente humana.
Título: “Maniac”
Dirección: Cary Joji Fukunaga
Guion: Patrick Somerville, Cary Joji Fukunaga, Mauricio Katz, Amelia Gray, Caroline Williams
Música: Dan Romer
Fotografía: Darren Lew
Reparto: Emma Stone, Jonah Hill, Justin Theroux, Sally Field, Billy Magnussen, Sonoya Mizuno, Sejal Shah, Rome Kanda, Julia Garner, Geoffrey Cantor
Sinopsis: Annie Landsberg (Emma Stone) y Owen Milgrim (Jonah Hill) son dos desconocidos que participan en las etapas finales de un misterioso ensayo farmacéutico, pero las cosas no salen según lo previsto…
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