
“La ciudad desnuda” (1948) del inmenso e infravalorado Jules Dassin fue un drama criminal emblemático, digno del mejor cine noir de pura cepa.
Por @MaxiMDQ83
La historia que relata este film se centra en el precinto “65” de Nueva York, poniendo espacial atención en el mosaico humano que da vida a estas historias: los detectives de policía, los criminales y las víctimas. No podía faltar la pareja de detectives (el novato subordinado al especialista) y toda la fauna de ladrones, traficantes y mafiosos que pueblan el costado más sórdido de una ciudad cosmopolita, vertiginosa y efervescente.
Con motivo de su 60° aniversario, fue ingresada en el año 2008 en el Registro Nacional de Filmes (National Film Registry) de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ser considerada «cultural, histórica, o estéticamente significativa». Preservada allí desde entonces, la película es de aquellas gemas cinematográficas que no envejecen: filmada en blanco y negro, con pionero estilo semidocumental, se rodó en las calles de Nueva York, un terreno fértil para los escenarios del séptimo arte. Mostrando lugares emblemáticos de Manhattan, como el puente de Williamsburg y el edificio Whitehall, los fotogramas del film atesoran rincones icónicos de la “gran manzana”.
Para contar esta historia, Dassin se inspiró en una crónica de Mark Hellinger y convocó a Barry Fitzgerald y Howard Duff para encabezar el elenco. El film fue galardonado con dos premios Óscar en 1949 en las categorías de mejor fotografía (William H. Daniels) y mejor montaje (Paul Weatherwax). Según el libro “Noir Style”, autoría de Alain Silver y James Ursini, la estética de “La ciudad desnuda” se influenció en la obra del fotógrafo neoyorquino Weegee, que publicó un libro sobre la vida urbana de Nueva York bajo el título “Naked City” (1945).
Convertida en un ejemplar de culto inmediato, resultaría novedoso su traslado a la TV, la gran novedad que asaltara el mercado cinematográfico a mediados de los años ’50. “Naked City” fue un clásico policial de notoria popularidad en la TV norteamericana, en tiempos donde el desembarco de la pequeña pantalla y el agotamiento de ciertas fórmulas pusiera en peligro el otrora imbatible sistema de estudios. Producto de esta gradual transición hacia los nuevos géneros, así como temáticas y autores que darían vida al Neo-Hollywood, el éxito de esta tira televisiva a lo largo de cuatro temporadas (y un centenar de episodios) fue sintomático del quiebre estético que vivía la industria.
Al igual que la película, la serie fue rodada en escenarios reales de New York, lo que le otorgaba ese plus de realismo poco frecuente en las series de la época y deudor de incursiones posteriores en el estricto terreno policial cinematográfico: “Asalto al Precinto 13”, “Sérpico”, “Tarde de Perros” y “Contacto en Francia” hacían gala de este realismo sin eufemismos. Con un enfoque documental, las historias buscaban empatizar al espectador con el elemento humano y la fina línea que separa al crimen de la ley.
Dando vida a cada una de estas historias cruzadas, la imponente ciudad de New York emerge como una protagonista de lujo. Estrella absoluta del film de Dassin y de la icónica serie. El espectador más memorioso recordará como el narrador pronunciaba, al comienzo y al final de cada episodio, una sentencia incontrastable: <<Hay ocho millones de historias en la ciudad desnuda, ésta es sólo una de ellas…>>.
Título: La Ciudad Desnuda
Título original: The Naked City
Año: 1948.
Duración: 96 minutos.
País: Estados Unidos.
Dirección: Jules Dassin.
Guion: Albert Maltz y Malvin Wald (Historia: Malvin Wald).
Música: Miklós Rózsa y Frank Skinner.
Fotografía: William H. Daniels.
Reparto: Barry Fitzgerald, Howard Duff, Dorothy Hart, Don Taylor, Frank Conroy, Ted de Corsia, House Jameson, Anne Sargent, Adelaide Klein, Grover Burgess, Tom Pedi, Enid Markey y Arthur O’Connell.
Productora: Universal International Pictures.
Género: Cine negro. Thriller | Crimen. Policíaco.
Una calurosa madrugada neoyorkina, la modelo Jean Baxter es asesinada a sangre fría. El teniente de homicidios Daniel Muldoon se hace cargo del caso con la ayuda de un joven y competente detective, Jimmy Halloran. Mientras los policías tratan de desentrañar los motivos que condujeron a la muerte de la chica y de encontrar a su asesino, la vida cotidiana sigue como si tal cosa en el corazón de la populosa urbe.
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