
Netflix estrenó el viernes 18 de octubre otra película española, esta vez del aclamado director Daniel Sánchez Arévalo, que fue presentada fuera de concurso en el Festival de San Sebastián.
Por @gimei18
Después de 6 años sin cine, el director de Azuloscurocasinegro (2006), Gordos (2009) y La gran familia española (2013), entre otros, regresa con una tierna road movie familiar, de esas que hacen que se escapen las lágrimas a montones, por lo que se agradece el estreno en Netflix, para poder llorar tranquilos.
Héctor (Biel Montoro) es un joven de 17 años que lleva 2 en un centro de menores. Abúlico, antisocial, con problemas para comunicarse, se anima a participar en una terapia de reinserción con perros. Allí, conoce a una perra, a la que llama Oveja, y el vínculo se hace entrañable.
Un día, la perra es adoptada y Héctor no puede aceptarlo. Así es como se escapa del centro para ir por ella. En su búsqueda lo acompañan su hermano, Ismael (Nacho Sánchez) y su abuela muy enferma, Ciuca (Lola Cordón). Recorren Cantabria en un viaje que les cambiará la vida.
Biel Montoro en el papel de Héctor es brillante, causando una ternura que traspasa la pantalla. Esa incomprensión por ser diferente y la desesperación por encontrar a su perra son los que hacen que los espectadores miren casi toda la película con los ojos llorosos. Su hermano en la ficción, Nacho Sanchez, también hace una excelente interpretación de lo que es hacerse cargo de un ser amado que no puede ser como el resto, como un padre sin serlo, con la desilusión de no poder ser un ejemplo o no lograr sobrellevar esa carga, poniendo su cuerpo para defender a su hermano de cualquier contingencia. La conexión entre ambos actores es mágica.
La película es un viaje por tierras españolas (con espectaculares paisajes), pero también por la vida de estos hermanos que se dejaron de entender hace tiempo, y esto los llevará a intentar conectar nuevamente. Bailando entre la comedia y el drama, esta road movie demuestra que nada está perdido, que hay que aprender a tropezar para levantarse. Ligera, familiar y llena de amor.
Diecisiete (2019) habla de sentirse solo entre un montón de gente, de las pérdidas, del abandono, de la incomprensión, del amor fraternal. Es una historia sobre un perro, pero donde el perro es lo último en importancia ya que prima el viaje emocional, la familia y el estar roto por dentro. Madurar es aprender a perder y seguir adelante a pesar de la adversidad.
El guion es maravilloso, con naturalidad y sin giros enrevesados. Quizás de a ratos parece un poco calculada y muy prolija, pero el humor y la ternura llevan con facilidad los 100 minutos de duración de este relato pequeño y disfrutable sobre el madurar de golpe en un mundo injusto y no siempre cariñoso.
PUNTAJE: 7/10
Título: Diecisiete
Año: 2019.
Duración: 100 minutos.
País: España.
Dirección: Daniel Sánchez Arévalo.
Guion: Daniel Sánchez Arévalo.
Música: Julio de la Rosa.
Fotografía: Sergi Vilanova.
Reparto: Biel Montoro, Nacho Sánchez, Lola Cordón, Iñigo Aranburu, Itsaso Arana, Kandido Uranga, Carolina Clemente, Jorge Cabrera, Chani Martín y Mamen Duch.
Producción: Atípica Films. Distribuida por Netflix.
Género: Drama. Comedia | Roadmovie. Familia. Adolescencia. Perros.
Sinopsis: Héctor es un chico de 17 años que lleva dos interno en un centro de menores. Insociable y poco comunicativo, apenas se relaciona con nadie hasta que se anima a participar en una terapia de reinserción con perros. En ella establece un vínculo indisoluble con una perra, a la que llama Oveja. Pero un día la perra es adoptada y Héctor se muestra incapaz de aceptarlo. A pesar de que le quedan menos de dos meses para cumplir su internamiento, decide escaparse para ir a buscarla.
Be the first to comment