[REVIEW] Tiger King: La disparatada realidad

[REVIEW] Tiger King

Esta magnífica miniserie documental de Netflix bien podría ser una ficción de los hermanos Coen, sino fuera porque estamos frente a una historia real que con cada capítulo te ofrecerá perplejidad.

Por @santiagufranco

“¿Está EEUU listo para el primer presidente campesino, adicto a las armas, con corte de los 80’s, dueño de tigres y gay polígamo?”

Se escucha una voz por teléfono desde una prisión de Oklahoma, una de sus frases retumba en el espectador: “Los animales que mueren encerrados, lo hacen porque se quedan sin alma.” No sabemos quién es la voz, no sabemos por qué está en prisión, no sabemos si es culpable o inocente; pero esta miniserie documental nos entrega las armas para ir despejando dudas o sumando nuevas cuando se despliegue ante nosotros una historia completamente descabellada, absurda, trágicamente divertida que vuelve a demostrar que a veces lo ordinario es un pequeño cosmos lleno de matices cuando una cámara se posa sobre él.

Durante varios años y al parecer sin ninguna pretensión, Eric Goode, uno de los directores del documental, sigue con su equipo de filmación a Joe Exotic, uno de los personajes más excesivos que se puedan ver en la pantalla. Joe es un sureño, dueño de un zoológico privado en el que alberga más de 200 tigres, su especialidad, además de osos, cocodrilos, serpientes, leones y panteras. Joe en un tramo de varias hectáreas es el amo y señor, es el rey. Lo acompañan en su labor sus dos maridos John y Travis, y un grupo de colaboradores, en su mayoría ex convictos, capaz de hacer por él lo que sea y dedicar la mayor parte de su vida por unos pocos dólares a la semana.

Muchos de ellos agradecidos por darle un espacio en la misión aparentemente mesiánica de cuidar especies en peligro de extinción y darlas a conocer al mundo. Pero sus fanáticos, que han invertido lo único que tienen, sus emociones, en el cuidado de los tigres, saben en silencio que toda misión salvadora tiene su oscuro reverso. Algo a lo que está abocada la némesis de Joe, Carole Baskin, dueña del refugio de animales Big Cat Rescue, quien lo acusa de criar y vender cachorros de tigres, además de maltrato animal y posibles muertes de felinos. Lo que inicia como acusaciones en redes sociales, escalará hasta disputas personales con movimientos de cientos de miles de dólares en abogados. Carole parece ser la voz de los defensores de animales; pero la realidad no es blanca ni negra, es gris, y en el pasado de Carole existirán serias dudas y contradicciones.

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Esta miniserie documental, en la tradición de Wild Wild Country, está llena de material audiovisual y sonoro del propio Goode y de archivo. Y lo que vemos resulta cada vez más disparatado. No ya la presencia de Joe, mezcla de carisma e irascibilidad; no su adicción a las armas y las drogas; no su esposo con la boca podrida por las metanfetaminas; no su reality show. Es todo un conjunto de hechos y personas que con cada capítulo te dejan la boca entreabierta, entre la risa y la estupefacción, y preguntándote si todo lo que ves en la pantalla es real. Es una magnífica disección de la Norteamérica profunda, la de entrevistados en medio de botellas de vodka, la de poca sofisticación, alejada de Los Ángeles y New York. Todas las personas y testimonios bien podrían corresponder a personajes de una película de los hermanos Coen. Y como en sus obras maestras vemos un montón de dinero puesto al servicio del oprobio y la desmesura.

Un acierto del montaje de Tiger King es que nos deja muy en claro que en la vida real los héroes y villanos no tienen una línea tan marcada que los diferencie. Te vas a encontrar durante toda la serie saltando de empatía en empatía, por uno y al siguiente por otro de los personajes; los directores no pretenden imponer un juicio decisivo sobre víctimas y victimarios. Por el contrario, hay cierta frialdad en la forma como se exponen los hechos, sin ridiculizar a los protagonistas, pues no se puede ir más allá de lo que ellos mismos entregan. Ciertos pasajes del metraje se ven interrumpidos por videos musicales del mismo Joe Exotic, cantando letras compuestas por él, en el que cuenta su vida y sus peleas con Carole y no puedes más que soltar las riendas y entregarte a esta locura hilarante.

[REVIEW] Tiger King

Pero no todo es comedia en esta historia real. También hay tragedia. Es un tratado audiovisual de la miseria humana y la pérdida de la voluntad. Pareciera que tener un cachorro de tigre hipnotizara hasta al más fuerte, y a los susceptibles les aniquilará la razón, convirtiendo cada criadero de tigres en un redil de almas fanáticas dispuestas a entregar su vida por los designios de quienes les manipulan. Mientras tanto, millones de dólares en transacciones de unas inocentes criaturas que jamás han conocido la libertad. Nadie ganará y los que más perderán serán los animales.

La historia de Tiger King escalará en hechos trágicos llenos de conspiraciones, paranoia y muerte que terminarán por descomponerlo todo. No sin antes llevarnos para nuestras mentes esa idea de que el siglo XXI por ahora es un canto al culto personal en el que la vida íntima ya no tiene ningún valor. En el que la justicia a veces depende más de conjeturas y de la agenda de los medios. En el que casi todo es un deplorable espectáculo.


[REVIEW] Tiger King

Título: Tiger King

Dirección: Eric Goode, Rebecca Chaiklin

Guion: Eric Goode, Rebecca Chaiklin

Miserier: 7 Episodios.

En el mundo de los propietarios de grandes felinos, la realidad supera con creces a la ficción. Entre los excéntricos y gurús que lo habitan, pocos destacan tanto como Joe Exotic, un cantante de country polígamo y amante de las armas que dirige un zoológico de carretera en Oklahoma. Joe, un tipo carismático pero descarriado, y unos personajes increíbles -entre los que se cuentan capos de la droga, estafadores y líderes de sectas- tienen algo en común: su pasión por los grandes felinos y por el estatus y la atención que suscitan sus colecciones de animales. Pero la situación se vuelve peligrosa cuando Carole Baskin, una activista por los derechos de los animales y propietaria de un refugio de grandes felinos, amenaza con arruinarles el negocio, avivando una rivalidad que acaba con el arresto de Joe, acusado de contratar a un asesino a sueldo. La investigación revela una historia retorcida y rocambolesca que deja bien clara una cosa: lo único más peligroso que un gran felino es su dueño.

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