En un futuro no muy lejano de Corea del Sur, tres jóvenes marginados realizan un golpe criminal para intentar ganarse la vida pero obviamente no resulta como lo esperaban.

Por Federock

Esta película que pueden encontrar en Netflix se enfoca en estos tres protagonistas Jang-ho, Ki-hoon, Jun-seok, con uno de estos siendo el que recién salió de la cárcel. Compuestos por simples sueños pero complejos resultados, estos jóvenes intentarán robar un lugar de apuestas.

Ir a Hawái es el sueño de uno, más si vivís rodeado en una futura Corea del Sur donde el crimen se propaga en las calles y no hay dinero para nadie. Con un intento de lograr dinamismo antes del crimen a realizar, la cámara se mueve de forma dinámica, con varios cortes en el montaje que intentan crear una especie de ritmo en situaciones simples, que no logra encajar. Aunque no moleste demasiado. Empezamos a conocer el contexto, en donde su moneda se devaluó y solo hay dólares muy difíciles de conseguir. ¿Les suena a algo que conocen? Podría suceder en otros países, o no. No es un futuro tan desacertado.

Lo amarillento de las luces que abrigan la noche es el contexto en donde planifican y apreciamos este futuro perverso. El humo de sus cigarrillos que abordan los lugares es tan borroso como la indecisión de uno de los personajes. Hablamos del personaje que interpreta Choi Wook-sik, que si se preguntan de dónde lo conocen, es Ki-Woo en Parasite (2019) y Yong-guk en Train To Busan (2016).

Aún más por la situación de hoy en día quizá sea más fácil congeniar con los personajes principales, debido a esa imposición de conseguir trabajo y ser un “humano normal”, que todos nos ponemos a pensar cuando nuestros trabajos apestan o nos hace infelices.

Asimismo la película carece de profundidad. Sólo permite ver una trama simple, de jóvenes que quieren ganar dinero y lo harán robando un lugar bastante complicado. Está la clásica planificación, con por ejemplo cronometrar un auto que llegue de un determinado punto a otro.

Quizá haya varias escenas innecesarias para mostrar la relación de los jóvenes, intentando que nos encariñemos más con ellos. De todas formas hace que lo más entretenido de la primera parte, el escape, logre ser más intenso.

Sin embargo esto le da un peso diferente a lo que sucede después del hecho delictivo. El peligro se acerca, ellos deben reaccionar. Es cuando la película se transforma en una persecución entre un gato y los ratones. Algo así como un No Country For Old Men (2007) pero sin esa estética o estilo magnífico.

La equivocación o rareza es que toda la segunda mitad está basada por una decisión del antagonista sin razón preexistente. Es decir, los hechos del acto final solo suceden por una decisión que calzaba perfecto a la trama. Las dos horas, que a veces se hacen pesadas, no alcanzaron para que entendamos al villano. Al no conocer al que los persigue, solo se transforma en una especie de supervivencia con armas, transpiración y buena iluminación que acompaña los momentos tensos. Más tarde todo el ambiente de delincuencia, armas y corrupción cobra un poco más de protagonismo pero hasta ahí nomás.

De todas formas lo que pasa después del robo es interesante. Solo por tener personajes básicos, sin correr riesgo alguno en términos narrativos, es entretenida. Con los sitios abandonados siendo de las locaciones más interesantes, esta película de persecución puede ser disfrutable en una cuarentena como esta.

PUNTAJE: 7/10

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Título: Tiempo de caza (Sanyangeui sigan – 2020)

Dirección: Yoon Sung-hyun

Guion: Yoon Sung-hyun

Reparto: Ahn Jae-hong, Lee Je-hoon, Hae-soo Park, Park Jung-min, Choi Woo-sik

En un futuro cercano, una crisis financiera golpea Corea y surgen barrios marginales. En esas áreas, un grupo de jóvenes comete delitos para sobrevivir. Tres forajidos planean robar dinero para abandonar el distópico mundo en el que viven y alcanzar un paraíso lejano, pero con ello atraen la atención de un brutal asesino.