
En esta película vista en el 35º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, un programa periodístico de TV trata de sacar a la luz la oscuridad que abarca al presidente de la nación, la política y un extraño culto.
Por Federock
Cristian Ponce vuelve a traer un medio de comunicación ya algo anticuado como la televisión, para entregarnos toda la información de un mundo dramático más grande que lo que realmente se muestra. El argentino Ponce, de La Frecuencia Kirlian (2017- ) consigue con una iluminación blanca y negra, una ambientación antigua, pocas locaciones, y buenas actuaciones, un film pequeño con mucho a destacar.
Esta película por varios momentos es un compendio de voces hipnotizantes que expresan conocimiento sobre el conflicto que engloba el largometraje. El monólogo y los diálogos son primordiales en este estudio de televisión en donde 3 personas discuten sobre un crimen con detalles ilusorios, algo que también ocurre en una casa en donde los productores intentan recabar información para lograr su cometido.
No vale la pena spoilear este tipo de films del género thriller fantástico, que con sus relatos bien estructurados, nos entregan información para que nosotros usemos nuestra imaginación y lógica, y armemos lo que realmente pasa.
Desde la voz de Héctor Ostrofsky como Alfredo, el conductor del programa “60 minutos antes de medianoche”, hasta uno de los invitados, Germán Baudino, como Marcato, el líder de la secta del fin del mundo, todos entregan brillantes actuaciones vocales. Como si los tonos de sus voces fueran atrapantes, mejorando lo escuchado en La Frecuencia Kirlian. Muchas palabras se nos presentan ante nuestros oídos, que nos cuentan todo lo que pasa y pasó en esta historia.
Esto puede resultar algo abrumante al principio, con mucha información entregada en poco tiempo. Solo con monólogos y diálogos, que son introducidos al utilizar al programa de TV como excusa. Asimismo, en otro lugar, cuatro productores y ayudantes se esfuerzan por entregar lo mejor de sí para la emisión de este último programa, ya que serán sacados del aire esa misma noche. Por otro lado hay una joven, que con la oscuridad de la noche como su única compañía, los llama por un teléfono público cada 15 minutos para saber si hay un progreso…
Hay inmediatez, el tiempo cuenta y ellos deben desenmascarar algo que parece ser solo político, pero que luego una luz roja empieza a frenarlos, llevándolos a cuestionarse más y más.
Aunque al llegar al clímax la película tiene una falta de ritmo, esta tiene un aumento de intensidad interesante pero que se frena con un acto que parece ser pasajero (Y no debería serlo), y luego vuelve a su armonía de palabras y no tanta acción. Como si todos los personajes estuvieran bajo un manto de alucinógenos que entorpeció ese momento de la trama. De todas maneras, hacia el verdadero final, el mensaje dejado mueve nuestras neuronas para recaudar información y sacar nuestras propias conclusiones. En este caso, las palabras son más fuertes.
El film demuestra que con poco se puede hacer mucho. Una trama con una rica historia por contar, al utilizar solo dos locaciones internas y algunos exteriores para que podamos apreciar este mundo en donde se mezcla la política, la brujería, y lo fantástico. Todo esto cubierto por una muy buena banda de sonido, y un manto blanco y negro que entrega calidad, elegancia y talento por parte del director y guionista.
PUNTAJE: 8/10
Título: Historia de lo oculto
Año: 2020.
Duración: 82 min.
País: Argentina.
Dirección: Cristian Jesús Ponce.
Guion: Cristian Jesús Ponce.
Música: Marcelo Cataldo.
Fotografía: Franco Cerana y Camilo Giordano.
Reparto: Germán Baudino, Casper Uncal, Hernán Bengoa, Juanjo Suker, Mario Lombard, Agustín Recondo, Pedro Saieg, Nadia Lozano, Victor Díaz, Cristian Salgueiro, Alex Abdeneve, Lucia Arreche, Victoria Reyes, Raúl Omar García, Hernán Altamirano y Héctor Ostrofsky.
Productora: Tangram Cine.
Faltan 60 minutos para la última transmisión del programa de periodismo más famoso de la televisión. Esta noche es Adrian Marcato quien podría exponer una conspiración que vincula al Gobierno con un Aquelarre real.
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