
“- Y tú… ¿No…? ¿No me odias? –
– Si tuviera la oportunidad y tu poder, traería a mi mamá de vuelta. Se que lo haría. -“
Por @mauvais1
He esperado a verla completa para escribir la recapitulación final de la serie, porque todos somos testigos de cómo estos dos últimos episodios se enlazan de manera orgánica, casi como un film en dos entregas, y porque más allá de las menciones y easter eggs que los pueblan, no hay mucho por desgranar que no se entienda fácilmente. Siempre he creído que el recap debe, más que nada, suscitar una lectura un tanto más profunda que el simple recorrido argumental o el destripe de guiños para los conocedores del universo en que transcurre la acción. Y así, lo intentamos y buscamos una segunda lectura. En los primeros siete episodios, la saga de Wanda y Visión dieron pie a lecturas interesantes. Desafiaron al público con una aproximación completamente distinta a la habitual y jugaron con un misterio que se desarrolló al mejor estilo thriller del cuarto cerrado o de, como JJ. Abrams supo definir, “La Caja misteriosa” (Mystery Box).
De más está decir que cumplieron bien con el conflicto, donde el drama existencial de Wanda y proceso de duelo eran solo un reflejo de un misterio más profundo que, aunque corría por debajo, no dejaba de ser atronador a los oídos del espectador, generando un sin fin de lecturas interesantes pero sin descuidar, nos repetimos, ese duelo mal planteado y vivido por la protagonista. No hubo descuido en ello, al punto en que uno se sentía de alguna manera compelido a entender los horrores que ella creaba a su alrededor. El sufrimiento se expande y lo devora todo, lo transforma y altera, y todos aquellos que han sobrevivido a una pérdida dramática lo entienden. En el marco de una historia fantástica y de ciencia ficción se narra el proceso de saberse vivo aún cuando lo que amamos no, el terror de que el mundo continúa girando y sonriendo a pesar de todo el dolor y tristeza que lleves. No es nada que no hayamos escrito antes, pero seguimos creyendo que es la mejor historia a tener en cuenta.
Por otro lado, la construcción que se dió alrededor de la serie, con las teorías de los espectadores y los comentarios de sus protagonistas y creadores, puede haber empañado un tanto todo lo anterior hasta forzarlo a convertirse en lo que parecía no ser la intención inicial. El ejemplo cabal de tal afirmación puede encontrarse en Evan Peters y su ridículo Pietro Maximoff/Ralph “Bohner” que se advierte más como un chiste fuera de lugar, una provocación que seguro a muchos recordó al Mandarín de Ben Kingsley en Iron Man 3; o las miles de teorías sobre mutantes, los 4 fantásticos y quién sabe qué más. Seré sincero, no llego a comprender la intención de traer a un protagonista del universo mutante de 20th Century Fox a fungir el rol de payaso/sidekick de la bruja Agatha Harkness, pero ello es apenas un detalle dentro de una bien orquestada función, una nota rara que quizás necesite más escuchas para realmente comprender su importancia en el todo, aunque sí es llamativo que el drama, roto el hechizo, se desarticule en situaciones por demás raras y poco claras. Nos explicamos.
Llegamos al enfrentamiento entre Wanda y Agatha Harkness, entre el visión soñado y el blanco y cerebral creado y liberado por el director Tyler Hayward (este último plagado de referencias al género Sci Fi que cultivó Philip K. Dick o por qué no Isaac Asimov), al interrogante de la realidad objetiva y la percepción de la misma, al antihéroe, al cuestionamiento existencialista y a la posibilidad de las máquinas de desarrollar conciencia, por solo mencionar algunos ejemplos que nos vienen a la cabeza. Algo básico y poco procesado, pero interesante.
Wanda es la “Bruja Escarlata” en modos y ropas; y al final, en un juego algo extraño que bien podría analizarse aparte, logra engañar a la bruja dibujando en el HEX las runas de protección, aislandola y quitándole los poderes que hasta entonces la habían reducido a los huesos. Bizarro es el momento en que descubrimos que ese cadáver flotante tenía un plan bajo la manga y que en un dramático instante cambia las tornas. Extraño, sí; pero efectivo al fin.
Cuando el mundo fantaseado por Wanda concluye su ciclo y en unas escenas bien logradas la vemos despedirse al fin de los fantasmas que poblaron su dolor, del despertar de los coaccionados ciudadanos del Westview y la llegada de los salvadores hasta entonces desaparecidos Jimmy Woo y Darcy Lewis, se da un acto que no ha dejado de rondar nuestra cabeza.
Wanda camina por las calles de la ciudad hacia la pérgola del centro, los encarcelados pobladores la observan con miedo y odio, ella con inusitada gelidez. De pie frente a Monica Rambeau intenta una disculpa, tartamudea más bien una búsqueda de perdón que, de lejos se ve, no la incomode mucho. Y entonces, se da el diálogo con que iniciamos el recap.
– Y tú… ¿No…? ¿No me odias? – Pregunta Wanda.
– Si tuviera la oportunidad y tu poder, traería a mi mamá de vuelta. Sé que lo haría. – responde una pesarosa y comprensiva Rambeau.
Pongamos en contexto estas palabras. Durante quien sabe cuanto tiempo Wanda creó un campo de concentración en la ciudad en donde tenía detenidos/esclavizados a cientos, quizás miles de personas, niños incluidos, encerrados en sus cuartos sin poder abandonarlos excepto en la Noche de Brujas. Los brutaliza y manipula, los convierte en quienes no son, los separa de sus seres queridos, los mueve a su antojo. Abusa. Sí, abusa física y mentalmente de ellos, siendo consciente y capaz de comprenderlo. Wanda juega a su antojo con todos ellos, y cuando claman por la liberación los ahorca, exigiendo silencio cuando ellos aterrados le hablan de las pesadillas que comparten, entre otros abusos. Lo aquí visto supera a cualquier Gulag soviético.
El duelo mal llevado crea situaciones límites en quienes están alrededor del doliente. Es inevitable que la tristeza, la desesperanza y la desesperación sea transmitida. Es un duelo familiar, de clan o cercanos. Pero solo se crea en su entorno y no por ello se sume al mundo en sus sombras. Aquí, esta criatura casi tan poderosa como una deidad ha sumido a muchos en la oscuridad, y sin embargo Mónica Rambeau no solo siente empatía por ella, sino que también la justifica.
Sumaremos que el diálogo comienza con Mónica diciendo – “Nunca sabrán lo que sacrificaste por ellos.” – A lo que Wanda responde – “Eso no cambiará la forma en que me ven.” – Y no sabemos si se refiere a los desaparecidos Billy, Tommy y Visión o al resto de los recién liberados rehenes. Y si se trata de estos últimos, se ignoran como víctimas del entuerto, se los banaliza en su dolor y trauma y se los revictimiza al justificar al perpetrador.
En la escena final, Wanda bebe un té en el pórtico de una cabaña, cual Thanos, habiendo cumplido una misión y reflexionando sobre ella. Y utilizamos la comparación porque ambos villanos intentan dar serenidad a sus andares de la misma manera. Por un lado un genocida, por el otro la supervisora de ese Gulag aterrador. Es un final que merece, aún sabiendo que ha sido en mucho un triunfo porque ha salido ilesa y sin juicio por lo hecho. Y eso es aterrador.
En el futuro seguro veremos más de cómo lidiará con ésto Wanda Maximoff/The Scarlet Witch, pero hasta ahora y por lo oído y visto, no parece ser extraño que aquí quede y penda sobre el espectador como un extraño y poco claro final. Por mi parte, siento que no ha nacido una heroína, sino más bien una criatura a temer. Una dualidad hay en ella que recuerda a las antiguas deidades femeninas, las paganas capaces de amar y matar, de crear, construir y destruir al antojo de sus sentimientos sin comprender el alcance que suscitará en el pedestre y fútil mortal.
Con esto sobre su lomo, WandaVision ha sido un entretenido viaje, una manera novedosa que da aire a la saga Marvel, una historia con contenido y continente suficiente para atrapar al espectador, y es una pena no encuentre un cierre digno, capaz de abrazar una actualidad temática a la que más de una vez saben referenciar con tino y ritmo.
Título: Wandavision: Breaking the Fourth Wall (T1xE07)
Dirección: Matt Shakman
Guion: Jac Schaeffer
Reparto: Elizabeth Olsen, Paul Bettany, Debra Jo Rupp, Fred Melamed, Kathryn Hahn, Teyonah Parris, Kat Dennings, Randall Park, Jolene Purdy, Asif Ali, Emma Caulfield Ford, Shane Berengue, Shaun MacLean, Randall Park, Kat Dennings.
Combinando el estilo clásico de las sitcoms con el MCU (Universo Cinematográfico de Marvel), cuenta la historia Wanda Maximoff y Visión, dos seres con superpoderes que viven una vida idílica en las afueras de una ciudad hasta que un día comienzan a sospechar que no todo es lo que parece.
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