
Todos tenemos en claro la perfección que película animada tras otra logra Walt Disney Animation Studios, en eso no hay discusión alguna. En su larga historia ha hecho escuela no solo con quienes se dedican a este arte, sino también con quienes producen sus filmes.
Por @mauvais1
El hecho de que pasen de Story Artist, storyboard artist o character designer a directores es solo la continuación de un “Cursus honorum” bien aceitado. Don Hall comenzó su trabajo en “Tierra de osos” (2003), Paul Briggs en la animación de “Winnie the Pooh” en 2011 y John Ripa en “El Rey León” de 1994 como asistente de animación. Solo Carlos López Estrada posee una historia por fuera de la compañía, que incluye la dirección del film “Blindspotting” (2018) y de algunos episodios de “Legion” (2019), por dar algunos ejemplos.
Un tanto así ocurre con la construcción de la historia que narra “Raya y el último dragón” adscripta a Qui Nguyen y Adele Lim, pero que tuvo el asesoramiento en la historia de Dean Wellins, Kiel Murray (Cars, Cars 3) y de Hall, Briggs y Ripa que también tienen su mérito en el desarrollo de guiones dentro de la compañía. Briggs en el corto “Get a Horse!” protagonizado por Mickey Mouse y Hall desde “Tarzán” (1999) hasta “Moana” (2016), al igual que Ripa.
¿A qué vamos con todo esto? A que la excelencia técnica es indiscutida, con un salto en la calidad de la animación 3D apuntalada por una fotografía y un diseño de producción sorprendentes, a cargo de Helen Mingjue Chen y Paul A. Felix (Big Hero 6), Cory Loftis (Frozen) y Tolbzter. De hecho la poderosa puesta, tanto en el universo creado como en la construcción de cada detalle que lo conforma supera con creces la narración de los hechos que toman lugar allí.
Que Raya no tenga un interés amoroso, que muestre desde el comienzo su capacidad y dignidad de guerrera princesa y que, con ello, traiga también el corazón sin mácula que se presupone no salva al film de ser lastrado con una serie de eventos a superar sin conflictos profundos distinguibles. Sabemos que es un film animado para niños, entendemos que el mensaje debe ser claro y ajustado para no ralentizar la experiencia aventurera que se ve, lo sabemos, pero también participamos de un ciclo de hechos que parecen episodios abreviados de un mito más complejo.

Raya custodia la piedra del dragón en el templo de su hogar, una joya que una vez salvó a la humanidad y dejó la tragedia de que en el proceso se perdieran los dragones que habitaban el mundo de Kumandra, y junto con ellos, la magia. Por lo tanto ahora los pueblos luchan en esas tierras, poco a poco erosionadas, por la superioridad en el poder. Solo el padre de Raya cree en la reunificación, y organiza una reunión de reinos en la que comienzan a desarrollarse los hechos trágicos que desembocan en el regreso de esa fuerza oscura que devora la vida.
La historia toma mucha mitología ya experimentada por otras producciones, y hasta por momentos parece ser consciente de ello al no profundizarla, dando a entender que el público ya captó la idea. ¿Son las naciones de “Avatar: La leyenda de Aang” (2008) o, por casualidad, el concepto de “La historia sin fin” (1984)?
La casi perfecta heroína del relato, que no puede confiar a causa de una traición, es llevada por la aventura sin esfuerzo, casi sin mácula y sin ser entorpecida por incapacidad mental o física alguna. Se entiende que en aras de lograr un enfrentamiento final con el golpe dramático necesario, pero aún así es desligada de cualquier otro conflicto. De hecho, su incapacidad de confiar solo se evidencia con Sisu, la dragona protagonista del mito, y no con alguno de los otros sidekicks que va recolectando a su paso.
La noción de que no puede fiarse de nadie se narra solo en dos momentos. Cuando Raya es traicionada por Namaari al comienzo y cuando Sisu es engañada por una anciana. El resto del mundo solo es, piensa y actúa de acuerdo a las circunstancias. El conflicto de reunir a los pueblos, de superar las diferencias y trabajar en equipo por parte de una joven mujer, algo loable en el universo animado de Disney que solo encontraba esposo a sus protagonistas y que viene construyendo desde “Valiente” (2012), se ajusta a una sucesión de escenarios y acciones determinantes, sin siquiera escribir para su personaje femenino un desarrollo de heroína propio, como sucede con los masculinos de Joseph Campbell (El héroe de las mil caras – 1949).

¿Cómo es esto? Los diferentes estadíos del personaje son propulsados por la acción, y no por su aprendizaje. Solo cuando está a punto de matar a Namaari lo entiende. Entonces, gran parte del viaje ha sido innecesario. ¿Ponerle un mentor o mentora, podría sonar a mansplaining o subestimar sus capacidades como mujer consolidada? Que inicie el periplo sabiendo cómo superarlo todo de antemano crea en Raya una casi “Mary Sue” de fanfiction, porque ella ya ha resuelto, si es que no lo hace la acción de otro, desde antes del enfrentamiento. Y entonces uno se pregunta, ¿qué es lo que “Raya y el último dragón” quiere narrar al público?
La inmensa capacidad en técnica que ha logrado la compañía es también utilizada para enmascarar las falencias narrativas de la película, porque cuenta con la acción trepidante y sin respiro para no detenerse a evaluar los hechos que protagoniza Raya. Es una aventura por los escenarios y personajes que visita, por los mitos que insinúa pero en los que no ahonda. Uno de sus aciertos, porque ellos son la urdimbre interna que sostiene un universo compacto, aunque carece de la tragedia y la épica que debería acompañarlo.
“Raya y el último dragón” es una aventura vibrante, de acción pura y colorida que recrea un mundo con claras e interesantes reminiscencias al sudeste asiático – ampliando el catálogo de naciones que pueden protagonizar sus películas – pero que carece de un desarrollo interesante de su protagonista, que hasta adolece de verdaderos antagonistas o villanos con metas atrayentes. No construye un acervo dramático capaz de atrapar con su incierto devenir, solo lo condimenta.
Título: Raya y el último dragón (Raya and the Last Dragon – 2021)
Dirección: Don Hall, Carlos López Estrada, Paul Briggs, John Ripa
Guion: Qui Nguyen, Adele Lim (Historia: Paul Briggs, Don Hall, Adele Lim, Carlos López Estrada, Kiel Murray, Qui Nguyen, John Ripa, Dean Wellins)
Música: James Newton Howard
Productora: Walt Disney Animation Studios (Distribuidora: Walt Disney Pictures, Disney+)
En el fantástico mundo de Kumandra, humanos y dragones vivieron juntos hace mucho tiempo en perfecta armonía. Pero cuando unas fuerzas del mal amenazaron el territorio, los dragones se sacrificaron para salvar a la humanidad. Ahora, 500 años después, esas mismas fuerzas malignas han regresado y Raya, una guerrera solitaria, tendrá que encontrar al último y legendario dragón para reconstruir un mundo destruido y volver a unir a su pueblo.
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