
El dragón de la tetera es una película animada co-producida entre Tencent Pictures, una enorme y multimillonaria productora china, y Sony Pictures Animation, el ya conocido departamento de animación estadounidense de Sony. Una vez estrenada en Netflix, surgen muchas preguntas a responder… ¿Es este rejunte de productoras algo relevante en la identidad del film? ¿Se destaca en algo esta película animada? Ahora lo veremos.
Por @nicobarak
Tal como detallábamos arriba, El dragón de la tetera (que tiene un nombre en inglés bastante más bonito, Wish Dragon) es una co-producción entre dos países aparentemente dispares y poco relacionados. En muchos casos esta situación es meramente anecdótica y, a decir verdad, el hecho de que una película esté hecha con manos de distintos países en un mundo globalizado como en el que vivimos es algo bastante frecuente. Pero como veremos en este análisis, quizás en este caso el rejunte internacional termine siendo uno de los puntos más valiosos y apreciables en lo que, de buenas a primeras, es un film animado bastante infantil y sin muchísimos puntos en originalidad.
La película cuenta la historia de Din, un estudiante de universidad que gana poco dinero y forma parte de una familia de bajos recursos. Aun así, Din tiene la esperanza de avanzar en la vida para reconquistar una amistad perdida de hace varios años. Su mejor amiga Li Na debió mudarse y abandonar su ciudad, siendo ahora una joven acomodada y de elevados recursos económicos. En el medio de este proceso, Din descubre una tetera mágica, de la cual sale un dragón todopoderoso que le concederá 3 deseos a quien lo descubra y… Si, es la historia de Aladdin.
Obviamente no es una copia directa ni ilegítima, primero porque la historia de Aladdin es en realidad la historia de Aladino, uno de los muchos relatos de aquella enorme recopilación Las mil y una noches. Eso si, el funcionamiento del dragón de la tetera resulta bastante similar al funcionamiento del genio de la lampara. Tiene reglas similares respecto a lo que se puede o no hacerse (no se puede matar, no se puede enamorar, etc), pero si entendemos la figura del genio como un mero arquetipo, ya los puntos en común entre los dos films comienzan a desvanecerse. Esto tampoco quita que el momento en el que vemos al dragón aparecer nos resulte chocante y extremadamente familiar, pero por suerte el personaje avanza y se logra diferenciar en algunos aspectos.
En lo que si se le puede pegar más al film de Disney es en su temática. Esta contiene, al igual que Aladdin, un comentario social sobre la riqueza, el poder y el amor, con una relación ¿amorosa? (nunca se explicita el amor en especifico y siempre se habla de amistad) que está condenada al fracaso por las diferencias económicas entre ellos. Los espejismos con cómo Aladdin desarrolla el tema sí son más directos y menos creativos, pero al fin y al cabo es algo que un niño no terminará odiando ni comprendiendo del todo. Simplemente es algo que ya vimos.
Es ahí donde aparece lo que es probablemente el punto más interesante de El dragón de la tetera, y es que como veníamos diciendo, la co-producción entre China y Estados Unidos termina generando un rejunte cultural bastante curioso. La historia transcurre en Shanghái, una de las ciudades más grandes de China, pero por otro lado el estilo de animación es muchísimo más occidental. Esta situación, que es solo una de las muchas combinaciones culturales, termina siendo un aire fresco bastante celebrable y a destacar.
El rejunte cultural también se traduce en una traducción narrativa de las típicas historias con el ritmo y los estereotipos de la narración oriental a una Shanghái con bastante aroma a Nueva York. Esto ya se convertirá en una cuestión de gustos de cada espectador, pero es evidente que, a pesar de transcurrir en China, el peso de Sony Pictures Animation terminó superando a las intenciones que podía tener Tencent Pictures en lo creativo. El humor que maneja, el ritmo que lleva y el estilo estético están mucho más cerca de América que de Asia.
En conclusión, El dragón de la tetera es, al fin de cuentas, una película para chicos. Sus orientaciones creativas puede que estén bastante espejadas con el clásico de Disney, pero en ningún momento se la siente una copia fraudulenta o bastarda. No va a competir por ser de las mejores del año… Pero probablemente te resuelva con bastante soltura una tarde con tu hijo, hermanito, sobrinito, o sea cual sea el infante exterior (o interior) que deseen entretener.
PUNTAJE: 7/10
- Título original: Wish Dragon
- Año: 2021.
- Duración: 98 minutos.
- País: China.
- Dirección: Chris Appelhans.
- Guion: Chris Appelhans. Diálogos: Xiaocao Liu.
- Música: Philip Klein.
- Reparto: Jimmy Wong, Ian Chen, John Cho, Constance Wu, Natasha Liu Bordizzo, Jimmy O. Yang, Aaron Yoo, Will Yun Lee y Ronny Chieng.
- Productora: Coproducción China-Estados Unidos; Sony Pictures Animation, Beijing Sparkle Roll Media Corporation, Base FX, Tencent Pictures, Base Animation, Base Media.
- Distribuidora: Netflix.
Din, un estudiante universitario de clase trabajadora con grandes sueños y pocos medios, y Long, un dragón cínico y todopoderoso capaz de conceder deseos, se embarcan en una divertida historia a través de la moderna Shangai en busca de la amiga perdida de la infancia de Din, Lina. Su viaje les obliga a responder algunas de las grandes preguntas de la vida, porque cuando puedes desear cualquier cosa, tienes que decidir lo que realmente importa.
Be the first to comment