
Envenenada y con las familias criminales de Tokio por delante, una asesina intenta atar los cabos sueltos de sus últimos trabajos en las pocas horas de vida que le quedan.
Por @RockaOnTheGo
Toda película puede resumirse como una combinación de obras que la preceden, pero sería faltar a la verdad no señalar una simple línea directa entre Kate y el éxito que fue John Wick. Después de todo, tanta luz de neón no puede mentir. Saliendo un poco de la pantalla, también es obvia la sed que tienen todos los estudios en abastecer audiencias que piden a gritos acción con protagonismo femenino luego del éxito de la crítica de Mad Max: Fury Road y (pese a quién le pese) en taquilla de Los Juegos del Hambre.
Si habrá tantas ganas de este tipo de pelis que hasta ahora tuvimos que arreglarnos con mediocridad a montones, con estrellas como Scarlett Johansson liderando proyectos como Lucy, Ghost in the Shell o Black Widow. Entre esos tres “esfuerzos” se invirtieron casi 500 millones de dólares, por lo que el futuro (y éxito verdadero) de este tipo de películas deberá recaer, como casi siempre, en los hombros de proyectos algo más humildes y con más ganas que billetera.
Kate estaba recién comenzando a considerar vivir su vida cuando le avisaron que ya se le terminaba. Envenenada y con pocas horas hasta su fin, decide iniciar una carrera entre las familias criminales de Tokio para al menos llegar a atar los cabos que puede ver sueltos en su vida hasta ahora. Lo corriente para una asesina internacional, asumimos.
Mary Elizabeth Winstead (Birds of Prey, 10 Cloverfield Lane) suele estar bendecida con una combinación de su gran labor y lo bien casteada que está en los proyectos que elije, y esta no es la excepción. El film descansa sobre su espalda con total tranquilidad sabiendo que lleva a buen puerto todas las escenas dramáticas o de acción que le revoleen por la cabeza.
Woody Harrelson (Zombieland, Venom: Let There Be Carnage) la acompaña en sentimiento, ya que es un actor que con su usual carisma compensa su admirable lucha para trabajar lo menos posible por su sueldo. Seguramente en el guion se vea cómo la narrativa gira en torno a la relación pseudo-familiar de sus personajes, pero el trabajo de Winstead es tan avasallante que logra superar esa brecha que se forma con tantos otros proyectos que no logran realmente entregarse 100% a su protagonismo femenino, terminando mucho más aguados que este como resultado.
El director Cedric Nicolas-Troyan hizo sus armas en efectos visuales, y me permito cerrar un momento las puertas con llave para asegurarme que terminen de leer por lo menos el párrafo luego de comentarles sobre su ópera prima. Se estrenó como director en la secuela de Blancanieves y el Cazador (The Huntsman: Winter’s War), uno de esos proyectos inflados de presupuesto y efectos visuales pero en el que se intentó llevar la ambición desmedida de su antecesora a un sendero más enfocado en la acción, con un trio de actrices con capacidad dramática en roles más de acción que lo que acostumbraban. Todo eso puede verse a menor escala y mejor resultado en Kate.
Su estética tiene mucho que agradecerle al camino marcado por John Wick, con un amor interminable por el neón, los vidrios, trajes y el combinar los tiros de siempre con una siempre elegante modernidad. Aunque en este caso le suma con relativa efectividad una muy buena banda sonora compuesta por todo tipo de música japonesa. Es uno de esos lamentables casos dónde la calidad del soundtrack por si sólo no termina de traducirse completamente en un buen uso en pantalla. Cada dos o tres escenas sirve como una carta bajo la manga para el cambio de tono que se necesita, y no lo hace tan mal, pero cuando su uso es tan constante como breve, empiezan a verse los hilos de un facilismo en el que cae, demasiado cómodo. Sacando esas soluciones encontradas en montaje, es necesario señalar el buen trabajo vertido en pre-producción para las secuencias de acción. Todas bastante buenas, casi todas excelentes. Es realmente difícil que haya una buena cantidad de tiros, peleas y espadas en este género sin que ninguna desentone, pero Kate se sale con la suya.
En cuanto a trama vamos a ver algo corriente, sin intención de reinventar la rueda. Es saludable esforzarse en lo simple cuando no es tan fuerte la necesidad de ofrecer refrescantes complejidades, pero además es afortunado que se haya procurado hacer en pos de enfocarse en una joven adulta replanteándose el camino exitoso en el que venia hasta ahora.
El resultado es una simple cinta que se resiste a ser entretenimiento completamente descartable, aunque sin dudas la mayoría va a verla de esa forma y no saldrán defraudados tampoco. Es un buen rato que sobrevivirá en la cabeza de varios ayudado por su playlist en Spotify, aunque esperamos que también permita continuar el buen camino de sus realizadores y el de su actriz protagónica como heroína de acción. No solo hacen mucha falta sino que esta es bastante buena en ello.
PUNTAJE: 8/10
Título: Kate
Dirección: Cedric Nicolas-Troyan.
Guion: Umair Aleem.
Reparto: Mary Elizabeth Winstead, Woody Harrelson, Michiel Huisman, Tadanobu Asano, Jun Kunimura, Amelia Crouch, Takamasa Ishihara, Eoin O’Brien, Patrick Newall, Ava Caryofyllis, Gemma Brooke Allen, Miku Patricia Martineau, Mari Yamamoto.
Productora: 87North, Clubhouse Pictures, Screen Arcade. Productor: David Leitch. Distribuidora: Netflix.
Tras ser envenenada sin remedio, una implacable criminal tiene menos de 24 horas para vengarse de sus enemigos y, durante el proceso, se forma un vínculo inesperado con la hija de una de sus víctimas anteriores.
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