
La realidad es que no todo es lo que parece, ni en el film ni en el mundo que Malik Khan habita.
Por @mauvais1
Ciertamente la historia que inicia con la presunta invasión, puede que confunda al espectador tanto como a uno le sucede al momento de ver el film. De hecho el estar categorizada como “ciencia ficción” en las promociones tampoco ayuda mucho. Se entiende llegado al final tremendamente dramático y emocional que desde el comienzo hay manipulación por parte del director y guionista para intentar realmente introducirnos en una mente trastornada.
Encounter, dirigida por Michael Pearce y co-escrita junto a Joe Barton, es un drama psicológico, familiar y de denuncia, más no una fantasía de invasiones alienígenas, no al menos fuera de la cabeza de Malik Khan (un siempre solvente Riz Ahmed), un ex-marine en búsqueda de reconectar con sus alejados hijos. Y a los que secuestra/rescata del hogar en el que viven junto a su madre y padrastro con la intención de protegerlos de una invasión alienígena que se da a través del contagio de las picaduras de insectos. Pequeños parásitos que a través del torrente sanguíneo incuban descendencia en las cabezas de los humanos cooptando su voluntad.
Recordará inmediatamente el lector Invasion of the Body Snatchers (La invasión de los usurpadores de cuerpos – 1956) o su remake (Los usurpadores de cuerpos – 1978). De hecho, el film inicia con una secuencia, escalofriante por comenzar, sobre cómo estas minúsculas criaturas llegan, se reproducen e invaden, desde los insectos hasta los humanos, para luego desarrollar un drama sobre la propia sobrevivencia a los demonios que nos habitan, aquellos que construimos en busca de organizar el caos que es la mente trastornada. Que no está mal, no es evidencia de utilización en su totalidad, pero si confusa y ciertamente de ejecución dudosa.
El viaje que emprende con los niños, sus hijos, Jay (Lucian-River Chauhan) y Bobby (Aditya Geddada), es una historia de confrontación con la realidad que no habita Malik más allá de sus fantasías, unas que han sido creadas para encontrar la misión que ha perdido al ser dado de baja deshonrosamente del ejercito. El pobre tipo es un depósito de horrores y ansias, pero tiene una razón. La reconexión con los pequeños perece ser su última oportunidad de ser lo que él piensa que necesitan sus hijos, porque así ha vivido.
Diez tours en Afganistán/Irak (suponemos que uno o los dos), condecoraciones y la falta en un pico de estrés que lo barre todo sin oportunidad y con todas las consecuencias. El drama de los ex-veteranos, el silencio en torno a los problemas con que cargan a sus regresos, está allí para horror del espectador. La historia de Malik es de sobrevivencia en un entorno que lo ha juzgado y luego olvidado sin interiorizarse en las consecuencias. Pero de film de ciencia ficción y drama de sobrevivencia a una invasión tiene poco.
Todo el primer acto, narrado desde la perspectiva de Malik, nos interioriza en esa fantasía alocada, pero al cambiar una y otra vez ese eje, la película parece divagar entre géneros sin realmente involucrarse. La llegada de los blancos paramilitaristas y toda esa set piece de acción no ayuda realmente al relato, aunque sí a otra de las denuncias con que intenta dialogar. Más allá de estar encadenada y ser el remate de algo establecido con anterioridad, logra advertir al protagonista el nivel de salvajada al que está poniendo a sus hijos. Pero resulta que es la tercera secuencia en que están en peligro de muerte, y por lo tanto no es tan decisiva, ni riesgosa, aunque sí más compleja.
El personaje de Riz Ahmed, Malik Khan, es introducido a un conflicto interno, superior a solo vencer un villano externo. Es su propio villano, es su locura la causa y consecuencia de que los demás estén a punto, todo el tiempo, de salir heridos o peor, muertos. Y eso se siente gracias a su siempre magnifica performance.
Verá el lector que es difícil definir hasta dónde es consecuente la narración del film, porque las diferentes acciones son sopesadas en la historia y tienen la fuerza motora para echarla a andar sin problemas, pero entonces, en su secuencia inicial y ese meteorito cayendo, esa búsqueda de un horror invisible que nos invade, esa suerte de oscura y astuta relectura de paranoias, tan al día con el reflote de las más locas y estúpidas teorías conspirativas que nos puedan ocurrir en medio de una pandemia viral sin precedentes. Con tanta vacuna y anti-vacunas dando vueltas por el mundo. ¿Qué es lo que realmente narra Encounter?
Los temas se tejen capa sobre capa sin mucho análisis, se establecen como metáforas, demasiadas para unas dos horas de film, y ciertamente no logra descifrar o eventualmente exponer su propia teoría al respecto de alguna. No es un mal drama, al contrario, es árido, como sus paisajes, resueltamente oscuro y de denuncia. Hattie Hayes (Octavia Spencer) es la mirada compasiva que seguramente el director pretende del espectador, el personaje que nos dará las herramientas para entender en lo que se ha convertido este héroe de guerra, y resulta algo oficioso, y sí, manipulador.
De todas maneras, el oficio del elenco es arrollador y suficiente como para sostener este drama, que narra una historia que aunque no arriesga demasiado, por lo menos intenta una verdadera odisea de sobrevivirlo a uno mismo y sus falencias. Y no es a contra reloj con la actualidad, porque conversa con ella de principio a fin, aunque tal vez debería haber definido mejor en calidad de qué, por qué, o mejor aún, para qué.
Título: Encounter
Dirección: Michael Pearce
Guion: Joe Barton, Michael Pearce
Fotografía: Benjamin Kracun
Reparto: Riz Ahmed, Octavia Spencer, Janina Gavankar, Rory Cochrane, Keith Szarabajka, Antonio Jaramillo, Lucian-River Chauhan, Bill Sage, Brennan Keel Cook, Aditya Geddada, Alisha Seaton, Melissa Jo Bailey, Peter Nikkos,
Distribuidora: Amazon Studios
Malik Khan, un exmarine que, después de varios viajes a zonas de guerra, vuelve a casa y se entera de un siniestro secreto: una especie alienígena de insectos se está apoderando de los cuerpos de las personas con apariencia normal.
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