
Llega a los cines argentinos una clase de historia universal con “King’s Man: El origen”, que nos remonta a los inicios de la agencia de espionaje creada por Mark Millar y llevada a la pantalla grande por Matthew Vaughn.
Por @mauvais1
Luego de varios retrasos, como viene sucediendo desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en la industria cinematográfica, llega a las carteleras argentinas la prometida tercera entrega y precuela de Kingsman: The Secret Service de 2014, basada en los personajes e historia del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons.
Entonces, con muchos cambios y varios nuevos accesorios Haute Couture británicos, supo encandilar a espectadores y crítica por igual, aunque no así su secuela, que comenzaba a mostrar cierta tendencia a repetirse en varios aspectos. Lo subversivo y “macarra” (qué fantástico termino) ya no era tan novedoso como en su inicio y quizás por eso lo mejor era regresar a las fuentes. Para eso, Vaughn y Karl Gajdusek decidieron, literalmente, remontarse al inicio histórico de estos agentes libres del espionaje. Las parodias a James Bond y la guerra fría da paso entonces a un recuento histórico per sé de la Europa de comienzos del siglo XX y la tristemente célebre primera guerra mundial, “La Gran Guerra” que, de acuerdo a los libros de historia, tuvo millones de muertes en los campos de batalla y cambió para siempre el mapa político mundial, haciendo caer casas reinantes, destruyendo la economía mundial y dando por finalizada la aristocrática y luminosa Belle Époque.
No era de extrañarse también que ese suceso estuviera sembrado de un sin fin de personajes que ya han trascendido sus mortales biografías para convertirse en verdaderos mitos. El monje loco Grigori Rasputín, la intrépida y sensual Mata Hari, el ocultista y posteriormente nazi Erik Jan Hanussen. No nos mentiremos al decir que un poco de esto ya fue visto en The League of Extraordinary Gentlemen de 2003, donde personajes literarios luchaban contra el germen de las tecnologías que poblarían los campos de batalla futuros, y por qué no también en Sherlock Holmes: A Game of Shadows (2011), donde se reimaginaba también el preludio político de la Gran Guerra.
Lo cierto que es Matthew Vaughn, al ir directamente al hueso del asunto, (re)contando los incidentes históricos que dieron inicio al conflicto bélico, juega una suerte de reescritura de su propia saga, dándole una seriedad inesperada y un desarrollo de personajes, como en el caso de Ralph Fiennes y su Orlando Oxford, más cercano al drama histórico, aunque su búsqueda de exactitud en los hechos reales, como la muerte de Francisco Fernando de Austria o la muerte en altamar de Herbert Kitchener por mencionar algunas, ciertamente ralenta el espíritu lúdico que supo sembrar en sus personajes.
De alguna manera, el guionista y el director no parecen llegar a un acuerdo respecto de qué tipo de película quieren lograr, debatiéndose todo el tiempo entre la aventura traviesa y la exposición de un drama bélico sobre el colonialismo y los olvidados pacifistas de entonces.
Alrededor de un poder en las sombras, se reúne esta suerte de circo de personajes míticos de entonces con la finalidad de destruir el vasto imperio británico y sus socios, un juego que ya hemos visto en otros thriller de espionaje internacionales, una aventura que James Bond ha desarrollado hasta el hartazgo. Entonces, más allá de la esmerada producción, la calidad de las coreografías de luchas y las propuestas que los actores realizan sobre sus personajes se ven, aunque no viejas, si obvias, archiconocidas.
The King’s Man titubea, no termina de definirse o concentrarse en un aspecto. Y no es que no pueda existir una amalgama interesante entre un drama histórico y una aventura trepidante. Alexandre Dumas y Walter Scott son los pioneros que inmediatamente se nos vienen a la cabeza para ejemplificar este género. Lo que aquí falla es, justamente, no solo un nuevo concepto sobre lo visto en las anteriores entregas con respecto al humor cínico con que se reescriben los personajes de relatos de espionaje, sino también la búsqueda de una perspectiva interesante sobre la relectura de la historia.
Con un presupuesto más que holgado, un amor al detalle admirable y un elenco que realmente borda a sus personajes, algo de tener en cuenta habiendo conocido a los carismáticos Taron Egerton y Colin Firth de las entregas anteriores. Divertida es. Y a pesar de su extensiva duración y su algo caótica y para nada provocadora historia, no es mala ni mucho menos. Pero como siempre, dejamos al espectador con la palabra final, porque después de todo bien vale la pena su visionado en el cine.
PUNTAJE: 7.5/10
Título: King’s Man: El Origen
Dirección: Matthew Vaughn.
Guion: Jane Goldman, Matthew Vaughn, Karl Gajdusek.
Personajes: Dave Gibbons, Mark Millar. Historia: Matthew Vaughn.
Reparto: Ralph Fiennes, Harris Dickinson, Djimon Hounsou, Gemma Arterton, Rhys Ifans, Charles Dance, Tom Hollander, Matthew Goode, Daniel Brühl, Aaron Taylor-Johnson, Stanley Tucci, David Kross, Alison Steadman.
Productora: Marv Films, 20th Century Studios, Marv Studios.
Distribuidora: Walt Disney Pictures.
Cuando un grupo formado por los tiranos y las mentes criminales más malvadas de la historia se une para desencadenar una guerra que matará a millones de personas, un hombre tendrá que luchar a contrarreloj para detenerlos. Tercera entrega de la saga ‘Kingsman’, ambientada muchos años antes de las anteriores y explicando el origen de la agencia.
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