
Joaquin Phoenix se destaca nuevamente en una película poética pero completamente accesible, que captura todo a la vez en un paquete inteligente y profundamente auténtico.
Por @Nicolas_S91
Han pasado poco más de 2 años desde que el talentoso Joaquin Phoenix se alzó con su primer Oscar® como Mejor Actor por su magnífico trabajo en Joker (2019). Ansiosos por saber en qué lo podríamos apreciar a continuación, la espera se extendió más de lo pensado y por fin lo vimos regresar a la pantalla grande con C’mon C’mon, un pequeño y cautivador drama realizado en blanco y negro que fue escrito y dirigido por Mike Mills (Beginners, 20th Century Women) en la que nos muestra una faceta distinta a la que nos tiene acostumbrados, demostrando una vez más su increíble versatilidad y destreza como actor.
El film sigue al periodista radial Johnny (Joaquin Phoenix) y su joven sobrino (Woody Norman) mientras forjan una relación tenue pero transformadora cuando se encuentran inesperadamente juntos en esta delicada y conmovedora historia sobre las conexiones entre adultos y niños, el pasado y el futuro. Como dijimos anteriormente, este se trata de un drama hecho y derecho que goza de una aparente simpleza enaltecida por las profundas emociones que yacen en su interior.
Mike Mills siempre ha tenido una conexión especial por los artistas que son honestos, abiertos y reveladores, y es una de las principales razones por las que se basó en gran medida en experiencias personales al crear sus últimas tres películas. La brillante Beginners, que le valió a Christopher Plummer un premio de la Academia® que se esperaba desde hace mucho tiempo, se inspiró en su padre, quien se declaró gay a la edad de 75 años. Su continuación, 20th Century Women, presentó un personaje principal basado en su difunta madre que contó con Annette Bening no solo interpretándolo, sino incluso usando sus joyas reales. Mills se convirtió en padre a principios de 2012 y C’mon C’mon nació de sus aprendizajes en ese nuevo rol y la “poderosa intimidad” que se desarrolla entre un padre y su hijo.
Aquí, además, vemos que Johnny forma parte de importante proyecto de investigación donde entrevista a preadolescentes en los Estados Unidos y les pregunta sobre sus pensamientos sobre el mundo y hacia dónde se dirige. Esto, usado casi de forma documentalista en el film, también se extrae de la vida de Mills desde que completó un proyecto similar para el Museo de Arte Moderno de San Francisco en 2013 y se sorprendió por las respuestas “oscuras” proporcionadas por algunos de los entrevistados.
En su papel de un niño precoz que necesita un mentor o una figura paterna, el joven Woody Norman sorprende y se roba la pantalla, compitiendo de igual a igual con el consagrado Phoenix por el papel estelar en el rol de Jesse, hijo único, quien está lidiando con el hecho de que su padre que padece trastornos bipolares. La salud mental de Paul (Scoot McNairy) ha sido una fuente constante de distracción para la madre de Jesse y ha ensombrecido la joven vida de su hijo. McNairy como el padre Paul hace sentir su presencia en un pequeño pero importante papel.
La mayor parte del largometraje se pasa viendo al dúo protagónico interactuar. Jesse es agudo e inquisitivo, pero también un poco peculiar y rebelde. Está en esa edad de pérdida de la inocencia en la que comienza a comprender sus propias emociones y el impacto que puede tener en los demás. El ida y vuelta entre él y Joaquin Phoenix se siente tan natural y sin esfuerzo que nos hacen preguntarnos si todo fue improvisado.
Rodada en blanco y negro para ayudar a darle a la película una calidad icónica, casi como si de una fábula se tratara (y ni hablar del onírico uso de música clásica para acompañar lo visual), no podemos dejar de destacar al director de fotografía Robbie Ryan (The Favourite, Marriage Story), quien captura la belleza resplandeciente de cada ciudad visitada por nuestros protagonistas, con tomas del paisaje urbano que se sienten expansivas y haciendo hace que los humanos parezcan pequeños entre su gran entorno, pero en contraste, los primeros planos de Johnny y Jesse se sienten decididamente íntimos.
C’mon C’mon: Siempre adelante es otro punto alto en la carrera de Mike Mills. La forma en que puede hacer que el público se preocupe tanto por los personajes en el espacio de dos horas es una habilidad que muchos otros cineastas luchan por dominar.
PUNTAJE: 9/10
Título: C’mon C’mon
Año: 2021.
Duración: 108 min.
País: Estados Unidos.
Dirección: Mike Mills.
Guion: Mike Mills.
Música: Aaron Dessner y Bryce Dessner.
Fotografía: Robbie Ryan.
Reparto: Joaquin Phoenix, Woody Norman, Gaby Hoffmann, Brandon Rush, Mary Passeri, Khadija Emma Neumann, Cooper Jack Rubin, Elaine Kagan, Kate Adams, Mya Gonzales, Artrial Clark, Beth Bartley, Jaboukie Young-White, Molly Webster y Callan Farris.
Producción: A24, Bron Creative.
Johnny es un periodista radiofónico que se embarca en un viaje a través del país con su pequeño sobrino.
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