
En la Austria del siglo XIX, la ingobernable y apasionada Sisi y el joven emperador se entregan al amor en medio de intrigas y luchas de poder dentro de la corte vienesa.
Por @mauvais1
Son los tiempos que corren, no es tanto por el cinismo, sino más bien por la patina de realidad que inevitablemente debe darse a los personajes femeninos, tiempo de reconsiderar el sitio de la mujer en el contexto que habita, reconstruir desde su mirada, la subjetiva, más que la fantaseada por el otro, que bien puede ser un buen comienzo, si se le presta verdadera atención a las emociones, sin olvidar que siguen siendo femeninas.
La re-historicidad de personajes femeninos célebres no es nueva, ni el acercamiento menos fulgurante y más ambivalente, del reforzar la figura desde la perspectiva única que es la de la propia protagonista. Ese edulcorado pero fascinante retrato que hiciera Sofia Coppola con Marie Antoinette (2006), o la desquiciada The Favourite (2018) de Yorgos Lanthimos han dado pie a una nueva clase de drama de época. Los corsé y crinolina ahora sujetaban criaturas tridimensionales, mujeres con historias complejas sobre su relación con el poder, exculpándolas quizás, pero también dando contexto, algo enorme tratándose de personajes que fueron aislados para morbo y prejuicio.
Todos deben recordar el romance iniciado por Ernst Marischka a mediados de los cincuentas con la emperatriz Isabel de Baviera, un cuento de hadas que la proponía como una suerte de princesa prometida y mártir por la causa, madre, esposa y rutilante nuevo aire a una corte estancada y en franco declive. Eran los tiempos que corrían también. No está mal que se proponga una nueva versión, ninguna de ellas realistas hasta la documentalización, pero fantaseando algo más pedestre. En 2021 se estrenó la miniserie Sisi escrita por Andreas Gutzeit, Elena Hell y Robert Krause, y este año llega a los cines Corsage de Marie Kreutzer, un retrato mucho más profundo sobre los claroscuros de la emperatriz.
Y Netflix estrena entonces La emperatriz (Die Kaiserin), serie creada por Kati Eyssen, quien escribe junto a Bernd Lange, Janna Maria Nandzik y Lena Stahl. Una relectura de la vida de Elisabeth Amelie Eugenie Herzogin in Bayern, conocida como “Sisi”, emperatriz de Austria y esposa de Francisco José I de Austria. Cual María Antonieta, Lady Di, o por qué no Cristina de Suecia, la extraña que parece ingresar en el cuento de hadas para luego comprender lo complejo de ser adulto en una corte, ya narrado un sin fin de veces.
Las perspectivas de quien lo narra, entonces, lo son todo. Un coming of age de palacios y carruajes debe tener una posibilidad de algo novedoso. Puede que sea el género, como lo realizado en la maravillosa serie The Great de Tony McNamara y la recientemente estrenada The Serpent Queen de Stacie Passon, comedias gamberras y sardónicas que no temen a las sombras de sus protagonistas. La sátira, bendita sea, en su mejor expresión. Y por otro, el drama oscuro y truculento, forjado en experiencias recientes como Game of Thrones (2011-2019) de David Benioff y D.B. Weiss (fantasía debemos aclarar), que se interesa más por el drama sombrío y donde el desarrollo del personaje se da por el ambiente, que es crucial. Es decir, no llegan a romper sino más bien a sucumbir o convivir con el.
Allí es donde entra Die Kaiserin o la La emperatriz; porque es el contexto el que demarca el desarrollo y el accionar de la protagonista. Los otros lo hacen, obviamente, pero aquí el rigor y sufrimiento, la pasión y los enredos, son vistos con más tenebrosidad, sin alivios pero sí resoluciones que solo complejizan el devenir. No se salvan, son sobrevivientes con experiencias nuevas. Desde el comienzo, el personaje es descrito como la joven libre y salvaje que las historias cuentan que fue, el buen salvaje que deberá enfrentar la civilizada e hipócrita corte imperial. Que ella exija desde el inicio ser llamada Elizabeth da constancia de alguien que ya tiene el carácter suficiente para presentar batalla. La historia de amor a primera vista, la suegra avinagrada, la relación caótica con su familia, todo está allí. Devrim Lingnau -quizás por fin descubramos la bellísima Carmilla de Emily Harris-, crea un buen perfil con lo dado, mitad inocencia, un poco de perspicacia, una total ausencia de idoneidad política. Como el emperador de Philip Froissant, que apenas si comienza a crear la segunda piel que todo absolutista necesita para medrar.
El resto despierta reacciones ambiguas, parecen salidos de la versión de La Cenicienta de Disney en sus apariencias, pero con caracteres algo prototípicos de estos dramas que los anclan en medio de algo extraño, poco dimensionadles, si se nos permite el término. Es interesante que se preste a una perspectiva social, aunque el espectador ya adivina hacia dónde van los tiros, más si ha visto la romántica Victoria (2016-2019) de Daisy Goodwin. Pero de todas maneras da aire al drama palaciego y lo ubica en un mundo. Los seis episodios prometen, más en sus instancias finales cuando ya ha sido presentado el cuento y muestra la posibilidad de un enredo más sustancioso en particular con los hermanos del emperador.
La producción es otro tema, el Prêt-à-porter de diseño de vestuario, las coreografías en las fiestas; todo es abrumador y da una imagen moderna a una historia de mediados del siglo XIX que seguramente está para atraer espectadores jóvenes, algo que recordarán de producciones como Reign (2013-2017) de Laurie McCarthy, pero aquí la calidad es ciertamente interesante porque se utiliza como lectura del personaje que lo lleva puesto. Es el trabajo de Gabrielle Reumer, que más allá de sus devaneos con las pasarelas, vigoriza el 1850/1860 en que transcurre esta fantasía. Lo es, una fantasía sobre la maduración, la relectura de la mujer y su relación con el poder, el que posee y el que asume junto a un hombre. De hecho, la avinagrada Sofía de Melika Foroutan tiene muchos más matices que retratos anteriores y se le da la oportunidad de ser una mujer con poder, que lo maneja y lo trabaja con las herramientas que ha construido en su ascensión al mismo. Aquí las mujeres llevan la historia, todas y ellos pasan a través o sobre, algo que debería tenerse en cuenta. Como si corrieran por carriles diferentes cuando son el mismo palacio.
Se ha hecho muy largo esto. La emperatriz entretiene, se piensa un poco más los personajes y sus cuitas y acciona. Juega el juego del trono, aunque con bastante inocencia diremos, pero no por eso con menos brío. Veremos si tendrá la oportunidad de construir en varias temporadas los complejos años de Elizabeth y su relación con el poder, o la desastrosa historia de amor con Francisco. Porque hay mucho más por ver y es tan fascinante como la vida misma de la célebre Sisi.
Título: La Emperatriz
Título original: Die Kaiserin
Año: 2022.
Dirección: Florian Micoud Cossen, Katrin Gebbe.
Guion: Kati Eyssen, Bernd Lange, Janna Maria Nandzik, Lena Stahl.
Fotografía: Christopher Aoun, Christian Almesberger.
Reparto: Devrim Lingnau, Philip Froissant, Melika Foroutan, Johannes Nussbaum, Elisa Schlott, Jördis Triebel, Almila Bagriacik, Wiebke Puls, Raymond Tarabay, Jonathan Failla, Irene Della Casa, Hanna Hilsdorf, Svenja Jung, Alexander Finkenwirth.
Productora: Sommerhaus Filmproduktionen, Netflix, Sommerhaus Serien.
Distribuidora: Netflix.
En la Austria del siglo XIX, la ingobernable y apasionada Sisi y el joven emperador se entregan al amor en medio de intrigas y luchas de poder dentro de la corte vienesa.
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