
El trabajo de ensamblaje se vuelve el contexto de la historia de Jimena en el sur argentino. Dirigida por Micaela Gonzalo, “La chica nueva” plantea un camino hacia la identificación y al sentido de pertenencia, junto con una realidad que atraviesa al país.
Por @RoochiiCesped
La chica nueva, película argentina que nos habla de la historia de vida de Jimena, interpretada por Mora Arenillas (Invisible), quien viaja a Río Grande -sur argentino- para reencontrarse con su hermano a cargo de Rafael Federman (Los sonámbulos). Micaela Gonzalo -directora del filme- junto con Lucía Tebaldi (bajo la producción de El Ojo Extraviado Cine) nos proponen emprender un sendero hacia el descubrimiento de la protagonista, en el marco de un hecho social clave en Argentina: la toma de fábricas.
En primer lugar, las vivencias de Jimena nos habla de los vínculos que establecemos a lo largo de nuestras vidas. Así como, la manera en que esas relaciones se van construyendo para, finalmente, formarnos como personas en el mundo. Los vínculos con su hermano Mariano y con sus nuevas compañeras de trabajo van formando a un personaje principal que se va comprometiendo con lo social y lo colectivo.
Siguiendo, y más hablando del guión, se podría establecer que es uno más avocado a la acción que al habla. Somos testigos de una protagonista que ve, aprende y hace. Y desde ese lado del aprendizaje, es poco lo que tiene que decir. Jimena, desde el principio de la película hasta el final, es una aprendiz de lo que sucede a su alrededor. Es la “chica nueva” de un trabajo, en este caso, podríamos decir de la vida.
Y lo dicho anteriormente es uno de los temas principales de la obra: las tomas de las fábricas. La conciencia social, a partir del paro y movilización de los compañeros de trabajo de Jimena, empieza a despertar en la cabeza de la protagonista. La película es una muestra de lo que significa el ensamblaje en la Argentina: un puesto laboral. Y con esto, cómo una fuente de ingresos para vivir es vulnerada por las condiciones laboras precarias, de acuerdo al contexto político, económico y social.
Para hacerlo más real, entre los personajes participan trabajadores que realmente tomaron las fábricas en busca de justicia laboral. Podemos sentir una lucha interna entre el miedo por perder el trabajo y la indignación por los bajos salarios. Un enfrentamiento que desencadena en una violenta represión policial y despidos masivos. El miedo por el uso de gases lacrimógenos y la oscuridad en lo depósitos de la fábrica se desprende la pantalla grande. Escapar de un arresto o de las balas de la policía se sienten desde la butaca, para generar un clima invadido por la tensión.
La chica nueva es un drama social que es necesario para conocer lo que sucede en el extremo sur de nuestro país y que nos convoca a investigar más sobre los casos de toma de fábricas Y, por qué no, abrirnos un panorama de lo que sucede en distintas regiones del país que -tal vez por ubicación geográfica- desconocemos totalmente.
PUNTAJE: 6.5/10
Título: La chica nueva
Dirección: Micaela Gonzalo
Guion: Micaela Gonzalo, Lucía Tebaldi
Fotografía: Federico Lastra
Reparto: Mora Arenillas, Rafael Federman, Jimena Anganuzzi, Luciano Cazaux, Laila Maltz
Jimena viaja a Río Grande, isla de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina al encuentro de su medio hermano Mariano. Casi sin dinero para el pasaje se las arregla para llegar con la única esperanza de que esa región fabril la reciba. El viento, el frío, y el complejo contexto de crisis económica son el marco donde Jimena desarrollará su empatía y pertenencia en relación a las personas que la rodean para por fin reconocerse.
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