[REVIEW] El Triángulo de la Tristeza

Una comedia negra sueca ganadora de la Palma de Oro, y nominada a los Oscars de Mejor Pelicula, Direccion y Guion, acerca de un accidentado yate que reúne a influencers, millonarios y empleados desesperados por propinas. Del director de «Force Majeure» y «The Square».

Por @RockaOnTheGo

Ganadora de la Palma de Oro con una ovación de 8 minutos (que para Cannes significa «bastante buena») y con un boca en boca que envalentonó a la película hasta llevarla a ser nominada a los Oscars por Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guion, no hay dudas de que quien se siente a ver esta comedia negra sueca lo hará con una actitud mas que nada desafiante «a ver que tan buena está». Por supuesto, eso solo garantiza empeorar la experiencia cualquiera vaya a ser el parecer de cada uno, pero en este caso y especialmente por el carácter tan burdo como amplio de la cinta, definitivamente parece inevitable.

Una pareja de modelos va por canje a un yate que reúne a varios millonarios avejentados junto a un ejército de empleados sedientos de propinas. Esa seria la sinopsis de uno de los mayores trozos de la trama, ensanguchado por un prólogo introduciéndonos a la pareja y un cierre tan paradisíaco como conflictivo. El resultado es una historia en tres actos que de forma ordenada presenta sus temáticas, se encarga de desarrollarlas de la forma mas entretenida posible y, hacia el final, alcanza un juego de tensiones digno de sus resoluciones e intrigas.

Esta es una comedia social, algo que se le suele dar bien al cine europeo, pero totalmente empapada con análisis socioeconómico. De hecho, se podría incluso decir que lo que propone es que es imposible separar lo social de lo económico y se obsesiona escena tras escena en mostrar cómo el dinero condiciona en todo sentido no solo nuestro accionar, sino incluso nuestro sentir. Aquellos totalmente desinteresados en el tango de la retórica en la que se convierte toda conversación o tesis sobre los sistemas económicos igualmente tendrá suficiente sexo, vómito y muerte como para entretenerse de todas maneras. Quizás el único publico que realmente debería alejarse de una película como esta son aquellos que no logren mojar los pies en la comedia que se realiza fuera de los Estados Unidos conformada por sus sitcoms y Ben Stillers.

Sea cual sea el campo al que pertenece su futura audiencia, solo una cosa estaría bueno dejar en claro: interpretarla como un torpe relato anticapitalista sería tanto o mas torpe que el relato en sí, porque tildarla anticapitalista a secas evidencia una total falta de comprensión para el resto de su narrativa. O al menos carecer de la capacidad de tirarse al barro a tener un intercambio honesto con el cine sin estar a la defensiva, tarea entiendo imposible para demasiados.

Su director ya había saltado a la conversación cinéfila mundial con su anterior trabajo The Square (2017), que hacia foco en el mundo del arte, en este caso poniendo el blanco en el motor de deseos que nos mueve a todos seamos inversores, trabajadores o influencers. Quizás sea su trabajo anterior Force Majeure (2014), que también le valió crear algo de ruido en la cinefilia, el que comparta todavía más el análisis que aqueja a éste, su ultimo trabajo.

El peso del capital por sobre las relaciones humanas resulta una orgía de caos demasiado tentadora como para hacerle asco por el miedo a coincidir con su percibido mensaje. La comedia funciona, al igual que las tensiones que irán aumentando con el correr de las dos horas y media, pero sobre todas las cosas, el éxito del guion radica en el drama que logra desarrollar entre sus personajes. Si la dirección debe aplaudirse por mantener un pulso firme aunque estéril en las temáticas que se desarrollan gag tras gag, es el gran trabajo de guion el que se encarga de que la narrativa ofrezca razones no solo para disfrutar o salpicarnos de las intenciones del filme, sino especialmente adentrarnos un poco más de lo planeado en lo que mueve internamente a los engranajes sociales que conforman su nutritivo elenco de personajes.

A veces lo único que necesita una comedia es mostrarnos cómo le pasan cosas malas a gente mala, y en este caso Triangle of Sadness nos muestra además que lo que eleva a una comedia al estrellato de premios, circuitos de festivales y la atención tanto de críticos como audiencias puede ser tan simple como mezclar esa lógica tan básica con una igual de elemental reflexión: quizás a todos nos pasan cosas malas porque a todos nos hace malos lo mismo.

PUNTAJE: 9/10


Título: El Triángulo de la Tristeza

Título original: Triangle of Sadness

Año: 2022.

Duración: 147 min.

País: Suecia.

Dirección: Ruben Östlund.

Guion: Ruben Östlund.

Fotografía: Fredrik Wenzel.

Reparto: Harris Dickinson, Charlbi Dean, Zlatko Buric, Dolly De Leon, Woody Harrelson, Vicki Berlin, Henrik Dorsin, Sunnyi Melles, Jean-Christophe Folly y Iris Berben.

Tras la Semana de la moda, Carl y Yaya, pareja de modelos e influencers, son invitados a un yate en un crucero de lujo. Mientras que la tripulación brinda todas las atenciones necesarias a los ricos invitados, el capitán se niega a salir de su cabina, a pesar de la llegada inminente de la célebre cena de gala. Los eventos toman un giro inesperado y el equilibrio de poder se invierte cuando se levanta una tormenta que pone en peligro el confort de los pasajeros.

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