
Christopher Nolan, uno de los directores de cine más debatidos y polémicos del siglo XXI, estrena esta semana su nueva película, Oppenheimer, protagonizada por Cillian Murphy. Su sinopsis, fácil de resumir, es la de contar la historia del creador de la bomba atómica. Su visión y propuesta artística, ya un poco más compleja de reducir, está a la altura de sus mejores obras.
Por @nicobarak
En Oppenheimer, además de contar la historia de la bomba atómica con los habituales recursos del director (sus obsesiones temporales, su tono oscuro y su estilo ya tan característico de la narración) vemos una película muy distinta a lo último que venía contando el director de Tenet (2020), Dunquerque (2017) o Interestelar (2014). La espectacularidad que venía siendo habitual en su filmografía, en este caso, es intercambiada por reflexión e historia real.
Mientras que en Dunquerque (película notable, vale la pena aclarar) uno queda más perplejo por los recursos cinematográficos que usa, por el montaje, por las explosiones reales sin efectos digitales… Por todo eso que fue creando una señal de autoría en el director, en Oppenheimer todo eso brilla por su ausencia. No hay escenas de acción atronadoras, grandes escenarios visuales ni historias de ciencia ficción emocionantes. Quizás ahí, en ese concepto, hay algo para descubrir del nuevo film.
Oppenheimer es una historia de ciencia ficción en el mundo real. Algo que, mientras transcurre la película, nosotros sabemos que sucede, pero que los personajes recién están comenzando a entender su significado. Vemos una historia que, a diferencia de las otras películas del director, pisa rotundamente al autor. La trasciende. El peso del relato original que cuenta, como en muy pocas películas, toma un lugar principal y fundamental, y esto sucede al final de cuentas más por una inteligencia narrativa que por el tema que trata (abundan casos de películas horribles que tratan temas importantísimos o esenciales para la humanidad).
Esto no quiere decir que sea una película atípica o ilógica en la filmografía y estilo del director. Los amantes de su autoría seguirán teniendo una de sus principales alabanzas a mano. La estructura narrativa de la película es esperable y adecuada a sus películas previas, con sus avances y retrocesos en el tiempo, pero siempre manteniendo una clara ruta de hacia donde se dirige el film, o por qué vemos determinadas escenas.
En eso, tenemos al mismo Nolan que manipula, redirige y tergiversa la visión del espectador, pero en este caso, llamando menos la atención. Mientras que en Memento (2000) o El origen (2010) uno sale pensando en la potencia del artilugio, acá el artilugio, aún presente, toma un rol más servicial. También, hay que aclararlo, tenemos presentes algunos de los vicios más comunes del director; Nolan nunca filmó muy bien el romance.
Sin embargo, los peros que uno pueda pensarle a la película se desvanecen a la hora de competir con el efecto que provocan algunas de sus secuencias más poderosas. La astucia rítmica es la que queda mejor parada, con momentos notables y una mano claramente única. Sus 3 horas, aunque probablemente sean las más densas de la filmografía del director, se sienten en tono con la historia que se cuenta. No se puede decir que sea una película fácil de ver, y por momentos la dimensión de lo que se narra pide al espectador más de lo que estamos acostumbrados a dar últimamente en las salas de cine, pero esto, depende a quién se lo preguntes, puede ser más un acierto que un error.
Es también Oppenheimer un film que esquiva balas. A la hora de contar relatos tan grandes, uno puede caer en el amarillismo periodístico o en el abuso visual con facilidad, y aunque lo tentador de contar la historia de la bomba atómica asome por momentos sus situaciones más visuales y explícitas, lo que termina primando es la moderación y la reflexión. Es una película que se pregunta más de lo que responde, y que, en general, cuenta mucho más de lo que muestra.
También evita la posible y abundante sobreactuación cinematográfica que hacen algunos actores a la hora de narrar personajes históricos. Desde lo actoral, con un especialmente destacable Robert Downey Jr, todos los intérpretes conjugan los mismos tonos que el film, que, junto al habitual gris del director desde la paleta de colores, generan un clima muy particular e interesante. Como ejemplo tenemos la actuación de Cillian Murphy, el protagonista que interpreta al físico Robert Oppenheimer. Está construida con muchas más miradas y acciones que palabras, generando a su vez un personaje presto a ser juzgado e interpretado, uno de los objetivos principales del film.
Porque, al final de cuentas, la historia es la que termina juzgando y dando la palabra final sobre estos personajes tan importantes. Oppenheimer es una película sobre responsabilidad, sobre cosas que se crean y que, una vez que se crean, no hay vuelta atrás. Somos hijos de la violencia que narra este film. Como humanidad, esto también nos representa.
Es, en conclusión, un film atípico. No hay marcas ni sagas que explotar, está aparentemente alejado de lo que el público suele pedir en las salas de cine y a la vez inmerso en un momento y contexto muy especial para la industria cinematográfica en particular. Franquicias en sus peores momentos, huelgas sindicales históricas y la amenaza de la inteligencia artificial como una herramienta trágica o revolucionaria, también dependiendo a quién le preguntes. Desde luego, y aún más viendo el contexto tan estremecedor que rodea a la película en sí, Oppenheimer como obra cinematográfica es más que relevante.
Es una obra cinematográfica que abraza la complejidad de las problemáticas actuales y nos incita a reflexionar sobre sobre nuestro pasado y nuestro legado. El tiempo, y el público, terminará de completar su historia.
PUNTAJE: 9/10
Título original: Oppenheimer
Año: 2023
Duración: 180 minutos
Dirección: Christopher Nolan
Guion: Christopher Nolan. Libro: Kai Bird, Martin J. Sherwin. Biografía sobre: J. Robert Oppenheimer
Reparto: Cillian Murphy, Emily Blunt, Robert Downey Jr., Matt Damon, Florence Pugh, Kenneth Branagh, Rami Malek, Casey Affleck, Ben Safdie, Josh Hartnett, Dane DeHaan y Jason Clarke
Música: Ludwig Göransson
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Compañías: Universal Pictures, Atlas Entertainment, Syncopy Production, Gadget Films. Distribuidora: Universal Pictures
Género: Drama | Biográfico
Película sobre el físico J. Robert Oppenheimer y su papel como desarrollador de la bomba atómica. Basada en el libro ‘American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer’ de Kai Bird y Martin J. Sherwin.
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