[REVIEW] Kandisha, mujer demonio

El dúo de la ola extrema francesa sigue ávido de sangre y hemoglobina en este cóctel inmersivo, malsano y gradualmente violento.

Por @living_like_alien

Alexandre Bustillo y Julien Maury vuelven a la carga con terror puro y duro. Los directores de Al interior (2007) estrenan esta película lanzada mundialmente en 2020 con pandemia de por medio (ya había pasado por Sitges 2020) y que finalmente llega a la cartelera nacional.

Haciendo gala de la ópera prima ya mencionada, el dúo de directores se abrió paso entre una camada de cineastas franceses dentro de una ola conocida como “nuevo extremismo francés” en la cual se ubicaban otros autores ávidos de sangre y hemoglobina como Pascal Lauguier (Martyrs, 2008) y Alexandre Aja (Alta tensión, 2003). Aquella década es recordada por llevar el terror y el realismo al extremo gracias a escenas atroces y asesinos/dementes inmisericordes.

Dicho esto, Bustillo y Maury recurren a la fuente de sus excesos en Kandisha, esta vez para ingresar en el terreno de los espectros. Como se pudo ver en La casa de las profundidades, relato submarino estrenado por el dúo en 2021 con un resultado interesante por ser incursión en un terror más clásico, en Kandisha la propuesta es clara: hay un equilibrio entre el salvajismo de Al interior y el suspenso de La casa de las profundidades.

La historia describe a un grupo de adolescentes amantes del hip hop y el graffitti que se reúnen en fiestas y edificios abandonados. Una chica del grupo es acosada por un ex novio violento y, finalmente, ultrajada por él debajo de un puente. Ya en casa, la chica recuerda una pintada en la pared (“Kandisha”), un mito urbano foráneo que provee venganza a la invocante.

Kandisha se hace con el relato y el espectador con un reparto de actores desconocidos y bajo la cultura árabe (de la cual proviene el fantasma vengador) mediante escenas que mantienen el vilo una tras otra, víctima tras víctima. Sin olvidar las raíces de la ultraviolencia francesa, las calles de este suburbio están a merced de un ente que está presente en todas partes y puede aparecer en cualquier momento.

La mujer demonio funciona con creces aún más allá del inicial relato progresista y trasciende de lleno cuando incursiona al terreno de venganza/brujería/magia negra. Las locaciones típicas de las afueras de la ciudad dan como resultado un cóctel inmersivo, malsano y gradualmente violento.

Puede surgir un paralelismo con obras de fantasmas o espectros femeninos como La llorona (2019) o La maldición (2002) pero Kandisha se asemeja más a una sirena terrenal del tipo Especies (1995) o Jennifer’s body (2009), sugerente en su mirada y vestimenta mas llena de ira. Una killer come hombres propia de los bajos fondos de la inmigración marroquí que fue alimentando su crudeza con el correr del tiempo.

Kandisha, mujer demonio se erige como una propuesta autoconsciente de dos directores que saben lo que tienen entre manos: una leyenda tan menospreciada como aterradora. Probablemente nunca más lleguen a las cotas de horror uterino atravesadas en Al interior aunque es un placer ver una historia honesta con ráfagas de buen cine ante tanta monja y exorcista prefabricado. Y la escena final es la frutilla del postre.

PUNTAJE: 8/10


Título: Kandisha, mujer demonio

Año: 2023.

País: Francia.

Dirección: Alexandre Bustillo, Julien Maury.

Guion: Alexandre Bustillo, Julien Maury.

Fotografía: Simon Roca.

Elenco: Mathilde Lamusse, Suzy Bemba, Samarcande Saadi.

 

Vacaciones de verano. Tres chicas, que han sido inseparables desde niñas, invocan el espíritu de Kandisha, una criatura vengativa e inquietante que se encuentra en las leyendas marroquíes. Lo que solo pretendía ser un juego se convierte en una pesadilla cuando las relaciones cercanas del trío comienzan a desaparecer en circunstancias cada vez más trágicas.

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