Westworld [Temporada 2]: “Virtú e Fortuna (2×03)”

Nuevos mundos se abren paso y se entremezclan en una trama que parece caótica, pero al mismo tiempo, determinada por alguna mente maestra maquiavélica.

Por @ElPatoAlvarez_

ATENCIÓN: ESTA REVIEW PUEDE CONTENER SPOILERS DEL EPISODIO MENCIONADO. ENTRAR BAJO ABSOLUTA RESPONSABILIDAD

El parque más allá de «Westworld». Un terreno al que parecía no teníamos acceso como espectadores. Hasta hoy. Un hombre y una mujer se conocen en una de las atracciones de DELOS que no es el tan esperado «Shogun World», sino la India del siglo XIX, colonizada por el Imperio Británico, donde el glamour de la caza de animales y los gustos aristocráticos reemplazan lo salvaje del mundo del Oeste Americano. Allí, los dos son testigos de la rebelión de los Anfitriones y él muere a manos de uno, mientras ella logra escapar del simil humano, no así de un androide-tigre de bengala, quizás tan malévolo como sus comtrapartes semi-humanas, o quizás por su naturaleza. Lo cierto es que esta rubia esconde un diario que parece vital (por el detalle con el que nos lo muestran) y logra escapar del animal robot. Ahora sabemos de donde provenía ese tigre que vimos en el primer episodio, aunque no tenemos certezas, por ahora, del destino de esta nueva jugadora, ya que llega a orillas de Westworld para encontrar a los droides indígenas.

Por otra parte, Dolores sigue con su raíd de venganza, juntando ese ejército que vimos comenzaba en el episodio anterior. Sin embargo, un nuevo cambio en su maquiavélica personalidad hace que traicione a sus nuevos aliados por su preservación egoísta; tanto de su vida como la de su padre, Peter Abernathy, el anfitrión defectuoso, al que parece que siempre se les escapa (según Charlotte en el «tiempo presente») y del que Bernard parece que logra conseguir esa información tan valiosa que DELOS quiere reclamar en el robot. ¿Habrá desencriptado ese archivo y lo mantendrá en secreto hasta estos días? ¿Bernard tiene la humanidad de Arnold que tanto le falta a Dolores o la blonda lo ha convencido con su «Hay belleza en lo que somos»?

Aún así, Teddy va dándose cuenta de que su novia no tiene unas intenciones tan altruísticas y decide perdonar la vida de unos confederados que ella había mandado a ejecutar. Mientra Dolores lo mira a la distancia nos preguntamos: ¿Cuál será el destino de Teddy? ¿Se convertirá en el héroe que detendrá esta matanza? ¿La programación está por sobre el «libre albedrío» y no puede salir de su personaje de «Caballero Valiente»?

Por último, el viaje de Maeve junto a Héctor y, ahora lacayo, Lee los lleva por territorios cada vez más peligrosos, en el que se encuentran con los indios que, convenientemente, Maeve no puede controlar. ¿Éstos están fuera de toda programación? ¿Qué agenda tienen?

Su viaje nos hace descubrir que Héctor y Maeve están más allá de sus papeles y se atraen, se revelan sentimientos. Lee no puede creerlo, aunque un poco de responsabilidad tiene ya que Héctor es un reflejo del hombre que hubiese querido ser. Escapando llegan a las instalaciones de Westworld y reclutan a Armistice, la antigua compañera de Héctor y a los científicos que liberaron a Maeve. El camino para escapar de Westworld e ir en busca de la hija de la morocha los llevará a algo que todos esperamos desde hace tiempo y del que pudimos tener un leve pantallazo al final de este episodio: Shogun World.

 

Acerca de Diego Alvarez 1480 Articles
Cinefilo, comiquero, coleccionista, comic addict. Whovian de tiempo completo.

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