[4B Íntimo] Entrevista a Maximiliano Curcio: «La antología de mi vida como crítico»

Entrevista a Maximiliano Curcio

A punto de publicar su antología cinéfila de ocho volúmenes titulada The End, en los que recorre un siglo de la historia del cine, conversamos con Maximiliano Curcio al respecto de tan enorme tarea.

Por @mauvais1

La habilidad de leer entre líneas, la posibilidad de deconstruir el arte y llevar al espectador de paseo por los intersticios de un obra, su tiempo y su historia. No tanto evaluar, más bien analizar lo que en capa tras capa se funda. El crítico de cine tiene una enorme responsabilidad porque crea un puente entre la obra y el espectador, más también y de alguna manera condicionando esa perspectiva, dándole otras óptica del paisaje. La película pasa a narrar no solo una historia, también un contexto histórico, una idea global de un instante captado por la cámara del director y consecuentemente el guionista. Todo esto pienso mientras espero a Maxi, colaborador del sitio como crítico, con el que hace tiempo escribo pero no conocía personalmente, y que se encuentra en medio de la edición de ocho libros dedicados al cine; la historia, sus próceres y claro, las críticas que ha escrito de muchos de estos.

Es sábado por la tarde, con un sol que resulta un gratificante anticipo de una primavera al acecho, con las calles abarrotadas de gente saliendo o entrando al cine que puedo ver desde la vereda de la cafetería (algo circunstancial pero socarronamente alegórico). Y vuelvo a preguntarme sobre ese oficio de narrar lo visto hasta partirlo en mil partículas diferentes. De rastrear y releer un hecho fílmico. Cuando nos encontramos, ya con café de por medio, es interesante su punto de vista al respecto, como también la habilidad de mantenerse calmo cuando no dejo de preguntarle cómo es editar ocho libros, sin ocultar mi sorpresa.

Maximiliano Curcio nació en la ciudad de La Plata, en 1983, casi hijo de la democracia, año en que se dice comienza la generación de los Millennials. Aunque su voz, modulada y profunda, quizás vicio de su trabajo en la radio, hable de alguien de mucha más edad. Egresado de la Escuela Superior de Cinematografía de Buenos Aires y miembro activo del Círculo de Periodistas de la ciudad de La Plata, la crítica de cine ha sido su pasión desde siempre. El haber estado involucrado en la producción, gestión y reseñas de obras de teatro, libros y discos, hace que nuestra charla recorra diversos tópicos, como si caminaramos al azar en medio de un vasto paisaje. Intento ponerme práctico entonces y trato de llegar a la génesis, no de los libros, eso ya vendrá, más bien de ese día en que supo que esto era lo suyo, sus primeros escarceos con el cine.

Duda, tal vez organizando el tiempo en esa ineludible línea que parece constreñirlo; «La fascinación por el cine surge de un modo muy pueril en la infancia, con el videoclub de barrio, fue ahí donde comencé a adentrarme en el séptimo arte y su mundo de sueños. Dentro de la gama de interés, no sé por qué, quizás por cuestiones atávicas que vienen antes de nosotros, el género policial siempre me atrajo, sin tener, previamente, la información o nutrición que te da una carrera. Era algo lúdico. Del cine negro me sedujo siempre su habilidad para inmiscuirse en la oscuridad del alma humana, bebiendo de las fuentes del existencialismo y el psicoanálisis. Me atrajo siempre la figura del detective clásico: lacónico, pesimista, nihilista, escéptico… ese romanticismo, ya sea bajo su configuración americana o en la tradición noir francesa. De mi primer recuerdo del romance con el cine, acerca del cual me consultaste, podría agregar la mística incomparable de aquella sala a oscuras y el mágico acto de contemplar una película sintiéndote parte de ese ritual compartido, y a la vez, tan íntimo«.

¿Y entonces, cuando llegó el momento, se convirtió en una forma de vivir? Indago; «Terminé la secundaria y la verdad que no sabía muy bien qué hacer con mi vida, como le suele pasarle a muchos. Yo siempre había tenido mucha inclinación hacia las artes en cualquiera de sus formas: por la lectura, la plástica, el teatro, el cine y la música. Pero viniendo de una familia muy estructurada y conservadora en las ideas, la frase que me repiqueteaba en la cabeza y que me cortaba las alas era; ´Te gusta el cine, pero es un hobby… ¿de qué vas a vivir? No podés vivir del cine, no te va a dar de comer´. Bueno, me costó años de mi vida poder superarlo. Para contentar mandatos, elegí una carrera de las ´tradicionales´, y me di cuenta que no era lo mío. Ahí me hizo el clic, comprendí que quería estudiar cine«.

Aunque la decisión nunca fue puesta en duda, con los años, parece comprender que había algo de verdad en los argumentos con que debió lidiar. «Hoy llevo 12 años recibido y no puedo vivir de mi oficio crítico. Yo tengo otro trabajo, no vivo de la crítica del cine. Ni de todas las actividades que hice desde hace quince años hasta hoy en el marco de la cultura y la creatividad. Las cuales llenan desde otro lugar, aunque no me permitan vivir de eso. No quita que sea algo en extremo satisfactorio y por otra parte no concibo mi vida sin hacerlo. Y mis primeras experiencias en el campo periodístico también fueron otra parte del clic, en donde el cine comenzó a ser algo más serio, desde el acto y la acción de ver una película. Mis primeros laburos amateurs fueron haciendo críticas en un blog hecho a pulmón. Siempre agradezco a mi amigo Guido Barsi el haberme convocado para ese proyecto que quise y quiero muchísimo, en «La Zona Crítica«. Y redobla la apuesta cuando hablamos de si hubo interés de poner en acción sus conocimientos en la realización de un corto o film propio; «Siempre quise hacer críticas, analizar el lenguaje. En segunda medida, dirigir también; el crítico se pone en los zapatos del director y descifra sentidos, contempla elecciones y es inevitable, a veces, querer dirigir. En realidad no pasó de una fantasía, me siento cómodo en mi rol de analista. La carrera que estudié fue crítica y técnica cinematográfica. Hice la carrera para perfeccionarme, porque sabía que esto era lo mío«.

Y entonces ya tengo el gancho esperado, y comenzamos a hablar sobre el rol que su oficio tiene; hablo entonces de mis digresiones anteriores. ¿El crítico es un enlace, un nexo, puente o esclarecedor de la película para el público? ¿Cual es su rol?

«Es un puente, entre la obra y el espectador, entre el autor y el espectador. Yo estoy para explicar desde mi punto de vista, que es sumamente subjetivo y tan válido como tantos otros que habrá, que intenta decirme una película. Hacer crítica es aventurarnos entre los múltiples sentidos de una obra cinematográfica. No es explicar, más bien es relacionar. Relacionar con otras expresiones artísticas es fundamental, y te diría que están muy conectadas. Esas influencias están visibles, no solo en el crítico, sino que también en el consumidor promedio del arte y también en el creador, la riqueza está en los nexos. En las relaciones, en lo alegórico, en lo que no está explícito y así también se van tejiendo las tramas. Y una obra es tan profunda; cuando más rica es, más nexos y relaciones vas a encontrar. Con las meta-referencias que establecen con el mismo lenguaje o con otro, la intertextualidad, me resulta apasionante. Porque, en definitiva, no es un capricho del artista, esa obra te está diciendo algo, está anclada en un tiempo, surgió del espíritu de un tiempo. Como dicen «cada obra es hija de su tiempo» capturado por los artistas. De allí parte la escritura: de reescribir la realidad y tener algo que decir al respecto. Habla de algo que está pasando alrededor y que se baja de determinada manera, así que -por más que a veces ni el autor sepa-, está hablando inconscientemente de algo. Y además, hablando de nexos, de algo que lo precede. Porque el minuto cero en el arte no existe. Quentin Tarantino (se refiere a Once Upon a Time in… Hollywood) estrenó su última película y está plagada de guiños sobre una historia que ocurrió y sobre la cual se reescribe. Él está también haciéndolo. El arte sintetiza ideas existentes. La labor del crítico puede ser entendida, también, como un facilitador de sentidos, para lo cual es indispensable la participación de un espectador activo, el eco personal que suscite en él determinada obra completará su sentido. El cine fija la imagen en el tiempo y te representa, como puente para comprender culturas y sociedades, formar visiones, tejer nexos».

Respondida la pregunta, nos vamos acercando al proyecto que nos reunió en esta entrevista. Uno que por sus dimensiones bien le valdría un artículo aparte, porque su historia como crítico y docente alcanzó un punto en que bien le valía una retrospectiva. O eso comenzamos a creer cuando las circunstancias, de la vida y profesión, le otorgaron el tiempo de pensarlo. «Me encontraba en una especie de encrucijada porque un proyecto laboral que tenía había salido mal. Yo había estado varios años dedicado a la docencia y la gestión cultural (fundé el Espacio Cultural Siete Artes en 2015, un emprendimiento de enseñanza a distancia), me había tomado cinco años elaborarlo«. Un tiempo que pasa sin escribir, «Absorbido por la docencia, siempre dedicado al cine y a desarrollar ideas creativas y culturales diversas, pero sin escribir. El desafío de encarar la antología surge, un poco, del desencanto, no por dudar de mi vocación o capacidad, el tema era la falta de respuesta laboral, por cuestiones puramente económicas que me llevaban a hacer algo ajeno a mi oficio que no me permitía conectarme con aquello que en verdad me estimula, ante la falta de opciones para insertarse en el medio, busqué mi propia forma de naufragar. Allí surge la idea de retomar una cuenta pendiente, postergada durante mucho tiempo. Ordenar mis escritos fue buscar nuevos desafíos, porque soy naturalmente inquieto«.

Y entonces, surge la idea de publicar… Un desafío con todas las letras, comento entusiasmado. Pero me apuro, las cosas no son mágicos pases de un prestidigitador, me recrimino mientras lo escucho, «Hacía tiempo que mi pareja (Jimena), me venía insistiendo en que debía publicar un libro con todas mis críticas, pero yo me negaba, casi ni consideraba la posibilidad. Tengo tantas notas acumuladas y mi escritura es tan caótica que no sabía cómo organizarme. Y se me presentaba otro desafío: actualizar la escritura. Porque no escribo ni pienso, ni entiendo ni veo una película, de la misma forma como hace diez, quince, cinco o dos años. La manera de comunicarse a través de cualquier forma de arte, lógicamente, cambia. Sucede con la escritura y, por ende, con la crítica. El momento de quiebre fue hablando con una amiga y colega (Beatriz Rizzo), hace más de un año le dije que me estimulaba retomar esa vieja idea y no sabía por dónde empezar, y me dijo que empiece por una nota a la vez… y bueno, llegamos hasta acá. El proyecto, al comienzo, iba a ser mucho más humilde y austero, iban a ser apenas dos volúmenes».

Y entonces…

«Me llaman de una editorial de España, ese fue el golpe definitivo. Habían leído una nota que yo había escrito y me habían publicado en Chile, y desde España me contactan. Ese fue el disparador final que necesitaba. Alguien lo vio y le interesó, para alguien estaba bueno, alguien me lo editaría; entonces, me dije, vamos a ver qué hacemos con esto. Finalmente decidí hacerlo acá por una cuestión de que prefiero el cara a cara, no me gusta trabajar a distancia estos proyectos. Tomé la decisión correcta al elegir un grupo humano y profesional excepcional que me acompaña en esta aventura, la editorial Vuelta a Casa».

Entrando ya en materia… 

«Y empezó así. Tomo todo lo que tengo; comienzo por Alfred Hitchcock y Orson Welles, dos de mis autores predilectos, y lo trabajo. Comenzó a planificarse en dos volúmenes, iba a ser eso. El propio trabajo de hurgar en los escritos te va llevando por caminos insondables y eso es lo maravilloso. Y se fue haciendo cada vez más grande, más grande, y mientras yo entregaba a revisión los escritos de estos dos directores me encontré con todo lo otro que necesitaba reordenarse y fue cobrando vida en sucesivos volúmenes. Y mientras eso se pasaba por varios filtros yo, entusiasmadísimo en la tarea, seguía mirando y seleccionando y seguía reescribiendo y esto que te cuento empezó hace más de un año. Un período apasionante e intenso de reordenamiento de qué va, qué no y de extenuante reescritura, la cual acometi, te diría, en un ritmo vertiginoso. Soy extremadamente detallista y perfeccionista hasta la obsesión; si lo que hice hace un mes digo ‘puede salir mejor’, va a salir cuando sea el momento. Es por ello que este proceso contó con varias etapas».

Entrevista a Maximiliano Curcio

¿Como fue reencontrarse con ese Maxi de los primeros textos, del joven todavía en el idilio con el cine de tus inicios?

«Fue un tsunami de emociones, encontrarme con textos que yo había escrito, de los que yo estaba orgulloso, de lo que había podido, en su momento, descifrar, y encontrarme con que hoy lo vería así, y además ser capaz de mejorarlos. Comencé a hurgar en los primeros textos que escribí en el primer sitio en que fui publicado, los cuales aprecio mucho. No significa que todo me gustase, soy muy crítico sobre mi escritura y la mirada del escritor sobre la propia obra suele ser impiadosa.« 

No solo son los textos, estamos construidos en nuestros oficios por muchos; lectores, colegas, alumnos. Mirar hacia atrás es mucho más…

«Cuando comenzó a ser considerada la colección, empecé a ver la antología de mi vida como crítico, pensé que quince años en el medio era un buen momento para hacer un balance de mi aporte y mi trabajo. También empecé a contar con el apoyo de allegados con los que yo había colaborado, o con quienes yo me había formado, inclusive algunos de ellos habían sido mis alumnos y terminamos siendo colegas. Todos ellos fueron parte del proceso, porque me acompañaron y cada uno de ellos me prologa un volumen de los ocho que componen la serie. Volviendo a lo que te comentaba, reencontrarme con esos textos fue muy emocionante porque te encontrás a vos mismo, en esencia yo me concibo con mi oficio de escritor, es mi forma de ver el mundo, de estar en él y de expresarme a través del arte. Es algo que necesito tanto como respirar. Por más de que estuve cinco años sin escribir, estuve siempre haciendo cosas que tienen que ver con la creatividad y con la comunicación a través del arte, ya sea música, radio o fotografía».

«Creo que la labor del ser creativo pasa por ahí: el escritor tiene la obligación, inconsciente pero imprescindible, de hablar acerca de aquello que lo sensibiliza, decodificando toda circunstancia que lo rodee. Tener ‘algo que decir’ es pronunciarse sobre aquello que lo inquieta, incomoda o trasciende. En mi caso fue el cine, como vehículo de todas mis pasiones. Hoy en día estoy en una etapa que me encuentra muy sumido en la escritura, y me reencontré con una obra que había quedado perdida en el tiempo y necesitaba actualizarse. Fue un desafío, el proceso lo fue, porque actualizás tu mirada sobre aquello que en su momento te conmovió y hoy lo ves distinto, a su vez hay películas que han envejecido mejor que otras y encontrás nuevos sentidos. Así que también es lindo poder explicar eso a los lectores. Y, además, algo fundamental: la ópera prima para todo escritor representa un paso fundamental en la carrera. En mi caso, no solo por tener la posibilidad de  actualizar al presente aquellos textos que habían quedado desperdigados en la web, sino por encontrar una forma más concreta de llegar al público, a través de la obra escrita en papel».

Lo que nos lleva a conversar sobre el público al que apuntan las publicaciones; «Tienen que tener cine encima. El que por ahí es un poco neófito en cuestiones de la técnica, puede encontrar entretenido el volumen de Ensayos y el de Grandes Películas, porque hago un recorrido cronológico y, además, relaciono la película con el contexto y cuento la historia del detrás de escena y que pasaba allí en el mundo, y lo enriquezco con otras artes que hayan nutrido la obra, tejiendo un relato. El volumen de Cine Argentino va a identificar a todo aquel que quiera a nuestra industria. Después, el que elige el volumen de Cine Negro, es porque es un amante del género, para el que se mete en Hitchcock sucede lo mismo, a no ser que te pique la curiosidad y te metas a ver qué pasa, lo cual aconsejo. En algunos casos es un lenguaje para entendidos, pero fundamentalmente me gustaría que llegue a las personas del ámbito, a los cinéfilos y también, por supuesto, a los que tienen curiosidad por meterse en el universo del cine; que sea una puerta de entrada para descubrirlo. El secreto está en no perder la capacidad de fascinación y conmoción a través del arte, en tener curiosidad y alimentarla, y que una lectura, la mía o tantas otras que hay por allí, te invite a inmiscuirte en los entresijos del lenguaje».

Algo de lo que todavía no hablamos es por qué la antología se titula «THE END» que de alguna manera es un inicio, un nuevo capítulo en su carrera. «Que se llame THE END parece una paradoja… nació luego de un intercambio con la editorial. Y acá se explican algunas cuestiones que me preguntabas acerca de tempranas influencias. Recuerdo maravillarme con el enorme cartel THE END que clausuraba clásicas producciones del Hollywood clásico de la Warner Bros, en los ’40. No obstante, el guiño adquiere otra dimensión: en tono de broma, refiere a la tarea incansable de revisión y reescritura que comprendió este proceso, el THE END era casi como un mandato (una auto-imposición) a finalizar un ejercicio de recopilación inabarcable que se había extendido a magnitudes impensadas, exigiendo mi capacidad de perfección más allá de lo inicialmente estipulado y aconsejado«.

 Una vez entendidas muchas de mis incógnitas con respecto a Maximiliano Curcio y su amor por el cine y primeros encuentros, su carrera en la crítica, sus decepciones y reencontrado amor con la vida que eligió, enumeramos lo alcanzado, como si de un muro de trofeos se tratara y es enorme. «Son 2000 páginas, 400 películas, igual número de fotografías y 60 directores, esta antología comprende críticas de películas fundamentales, dividido en dos tomos (“100 Grandes Películas” y «Cine Siglo XXI”), un análisis sobre el cine argentino contemporáneo (“Cine Argentino XXI”), análisis de género (“Cine Negro”) biografías de grandes directores («Grandes Autores del Cine Mundial”), breves ensayos que testimonian el legado cinematográfico a lo largo de su primer siglo de existencia (”El Cine Fragmentado”) y dos volúmenes en exclusiva dedicados a dos autores esenciales («Alfred hitchcock» y «Orson Welles») . La colección se compone de 8 volúmenes temáticos y una revista como guía de lectura a toda la colección, que estará disponible – en formato físico y digital – a partir del mes de noviembre a través de la página de facebook @unaaantologiacinematografica, o de forma directa a través de la editorial«.


Entrevista a Maximiliano Curcio

Maximiliano Curcio nació en la ciudad de La Plata, en 1983. Es escritor, docente y comunicador, egresado de la Escuela Superior de Cinematografía de Buenos Aires y miembro del Círculo de Periodistas de la ciudad de La Plata.

Realizó críticas cinematográficas, análisis teóricos y ensayos para distintos medios gráficos y digitales desde 2004 hasta la fecha. También llevó a cabo coberturas de festivales de cine, muestras de arte y recitales de rock de las principales figuras de nuestra escena. Autodidacta y de espíritu artístico inquieto, ha reseñado obras de teatro, libros y discos. En el año 2016 creó el “Espacio Cultural Siete Artes”, un portal de enseñanza a distancia.

Esta tarea la complementa con el dictado de ciclos de cine y talleres grupales en diversos centros culturales. De forma paralela, ha emprendido numerosas labores de investigación y gestión cultural. Desde 2018 es director de la “Revista Cultural Siete Artes” (www.revistasieteartes.com), donde ha entrevistado a importantes personalidades de la cultura y el arte nacional. Es columnista semanal del programa de radio “La Cultura del Payaso” (NTV Radio) y productor y conductor del podcast radial del “Canal Siete Artes”. En el año 2019 publica su primera antología de libros, una serie de publicaciones fruto de 15 años de trabajo escribiendo acerca de la historia del cine y sus protagonistas.

Pueden leer sus trabajos sobre cine negro en nuestro sitio: Viernes Negro.

Acerca de Marco Guillén 4338 Articles
Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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