Jason Statham protagoniza esta nueva película de acción, que es mucho ruido y poca cosa.
Por @CatyFilgueira
Beekeeper: Sentencia de muerte es lo último que está llegando a la pantalla grande de la mano de su protagonista, Jason Statham (El Transportador). Pero lejos está de ser una película memorable.
Pero vayamos un paso a la vez. La trama es bastante sencilla (y habiendo estrenado John Wick 4 (2023) hace no tanto, un poco repetitiva): una conocida y amiga de nuestro protagonista, Adam Clay, muere por mano propia luego de que la estafan y le roban 2 millones de dólares de la cuenta de la fundación benéfica que ella maneja. Hasta todo ok, nada nuevo bajo el sol pero nada terrible tampoco. Como ya se mencionó, es imposible no pensar en John Wick con el tema de la venganza.
Pero es aun peor, porque volvemos a pensar en nuestro amigo John cuando consideramos que el personaje de Statham está, oh casualidad, retirado. Originalidad pura. Aún así, se puede obviar un poco. Es una película de acción, no exactamente una obra de arte. Y hasta este punto, se nos vienen presentando los personajes. De los cuales, en el foco central, tenemos a Clay (Statham), la agente Verona Parker (Emmy Raver-Lampman) y nuestro villano, Derek Danforth (Josh Hutcherson).
A pesar de que las actuaciones son buenas, los personajes son básicos y muy acartonados, casi incluso caricaturesco. Clay es el callado y retirado vecino, que se pasa su día tranquilo con sus abejas pero ni se te ocurra cruzarlo. Parker es la hija de la mujer muerta, con algo que probar, un problema de alcohol, y un conflicto de amor y resentimiento hacia su madre. Y Danforth es el estereotipo de niño rico, mimado y con cero sentido de la moral, dueño de varios call-centers que viven de estafar a personas mayores sin familiares…como la madre de Parker.
Pero son todos tan metidos en esas pequeñas cosas que los identifican, que son ridículos. Danforth incluso se hace el Zen en la oficina y se moviliza con una patineta de skate y tiene a alguien cuidándole la espalda y cubriendo sus errores por ordenes de mami. Y acá tenemos dos grandes actores desperdiciados: Jeremy Irons (House of Gucci) y Jemma Redgrave (Doctor Who).
¿Buen elenco? Sí. ¿Buenas actuaciones? También. ¿Buenos personajes y una historia escondida por ahí? Para nada. Porque una vez pasamos las intros de personajes y las primeras interacciones, el film pasa a modo película de acción y no para un minuto. Golpe, paliza, gasolina, fuego y explosiones de ahí hasta el minuto final. No paramos ni a tomar un pequeño soplo de aire.
Todo esto sumado a la constante necesidad de repetirnos una y otra vez las analogía de la fuerza secreta de Clay con abejas cada vez que el personaje abre la boca: «las abejas protegen la colmena», «algunas abejas se vuelven mata reinas para salvar la colmena» y muchos más. No uno o dos, cada vez que Statham abre la boca, es una mención de las abejas. Un disco rayado.
Pero la nota ridícula lejos se la lleva la otra «apicultora», la agente actual, a quien la agencia previa de Clay envía para matarlo. Porque de todas las opciones disponibles, deciden mandar un mamarracho con botas largas y tacos aguja, un tapado violeta y un look que parece sacado de una película de acción ochentosa. Y para colmo, el enfrentamiento dura 30 segundos y te deja pensando si los apicultores de verdad eran tan buenos o Clay era un superdotado. Y queda tan corto el enfrentamiento y con tan poca importancia que te deja pensando «¿para qué metiste esa escena?» Porque a los segundos de que la mujer es historia, la agencia decide que en este quilombo, mejor no se meten. ¿Para qué mandaste a alguien en primer lugar entonces?
Básicamente, es una hora con cuarenta minutos de violencia. Ni siquiera acción, solo violencia. No tan gráfica como podría haber sido (pequeña victoria) pero es un festín de acción sin ton ni son, con coreografías que dejan mucho que desear y sin ninguna historia que contar. NADA. Un desperdicio de buenos actores y de bastante presupuesto.
Beekeeper, sentencia de muerte te deja pagando, sin mucho que apreciar y solo con una dosis ridícula de golpes, tiros, explosiones y muertes, que en varios casos, se sienten innecesarias. Mucho ruido, literal, y muy pocas nueces en el último «blockbuster» de Jason Statham.
PUNTAJE: 5/10
Título: Beekeeper, sentencia de muerte
Año: 2024.
Duración: 105 min.
País: Estados Unidos.
Dirección: David Ayer.
Guion: Kurt Wimmer.
Fotografía: Gabriel Beristain.
Producción: Cedar Park Studios, Miramax.
Distribución: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM).
Elenco: Jason Statham, Emmy Raver-Lampman, Josh Hutcherson, Bobby Naderi, Minnie Driver, Phylicia Rashad y Jeremy Irons.
La brutal campaña de venganza de Adam Clay (Jason Statham) adquiere tintes nacionales tras revelarse que es un antiguo agente de una poderosa organización clandestina conocida como «Beekeeper».
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