[REVIEW] La posesión de Mary: El obstinado a cubierta

La típica historia de la casa embrujada se muda a un velero que zarpa con una familia a bordo. Una película de terror con algunas buenas ideas y reminiscencias al cine clase B, pero que no consigue llegar a buen puerto.

Por @Gimei18

En el cine de terror, el barco pasa a ser una alternativa dentro del subgénero casas embrujadas, llamativa por lo claustrofóbico que resulta, paradójicamente, el medio del océano y sus nulas posibilidades de escapar ante una amenaza. El barco, en todos los casos, cobra un protagonismo inusitado si fuera otro el género de la película, y debiera tratarse como un personaje más, cosa que no sucede en La posesión de Mary (2019), ya que en ningún momento se siente el poder de la nave en cuanto al espíritu maligno que posee, ni se la nota como un nuevo hogar para esa familia que será atacada por su propia “casa”.

Por otro lado, es de destacar que en el póster aparece el nombre del ganador de Oscar por The Darkest Hour (2017), Gary Oldman, prestigioso actor al que su propia versatilidad lo está llevando a ahogarse en su propio mar de desechos cinematográficos. Uno entendería que, luego de ganar ese importante premio, Oldman elegiría con cuidado los papeles a interpretar, pero no, y éste no es el primero de los casos, puesto que en estos últimos 2 años se dedicó a actuar en películas que, si bien no fueron calificadas como malas, no fueron tampoco grandes éxitos – The Hitman’s Bodyguard (2017), Hunter Killer (2018), The Laundromat (2019) y Killers Anonymous (2019).

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La película comienza dando a entender lo que ha sucedido, sin dejar lugar para sorpresas. Sarah (Emily Mortimer) está siendo interrogada por la detective Clarkson (Jennifer Esposito) luego de haber sido rescatada en medio del mar. Ella explica: “El mal necesita un cuerpo para existir. El cuerpo era ese barco”. Se sabe quién sobrevivió y quién no desde los primeros minutos, entonces el desarrollo de la historia se da entre la declaración a la policía y los flashbacks que muestran lo sucedido.

Por un hecho acontecido muchísimo tiempo atrás, en una quema de brujas, un velero quedó maldito, enarbolado por un mascarón de proa en forma de sirena, que da miedo de solo mirarlo. Mary es el nombre de ese barco que David (Gary Oldman) adquiere en una subasta y remodela para poder usarlo de hogar familiar. Así, la familia compuesta por David, su esposa Sarah y sus 2 hijas Lindsey (Stefanie Scott) y Mary (Chloe Perrin), su socio Mike (Manuel García-Rulfo) y Tommy (Owen Teague), el novio de Lindsey, emprenden un viaje a Las Bermudas.

En la travesía, todos aquellos que pusieron un pie en cubierta serán atacados por ese ser maldito que habita el barco. Insólitos hechos sobrenaturales y violentos se suscitarán día y noche, sin llegar a que el espectador se sienta inmerso en la historia ya que no hay nada que amalgame los sustos con el drama familiar.

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Gary Oldman es David, un hombre terco que se siente frustrado por su trabajo y por su relación marital, creyendo que el Mary va a acomodar estas situaciones. Si lo quería es mostrar lo que una persona obstinada es capaz de hacer por sus caprichos, lo logra; por lo demás su interpretación es buena. Mortimer, en el papel de su mujer, no hace más que quedar sobreactuada y casi ridícula con sus planteos de adolescente al marido o su llanto desproporcionado, siempre con el maquillaje de los ojos corrido. Hay diálogos entre ellos que hasta causan gracia por lo inverosímil que parece todo, perdiendo el sentido de lo que se quería narrar. En este caso, podría decirse que está desaprovechado el casting de protagónicos, que sólo suman en el poster de la película.

Anthony Jaswinski es quien escribió el guion, que había estado a cargo de Satanic (2016), con muy malas críticas, y de The Shallows (2017), que salió muy bien. Este caso parece ser uno como el de Satanic, una historia que no cuenta nada interesante. Michael Goi (AHS) dirige la película que logra algunos sustos para saltar de la butaca, cosa a lo que está acostumbrado, pero no pasa de ahí. La premisa de la historia está desperdiciada, a medida que pasan los minutos, con diálogos incoherentes y ridículas escenas, convirtiéndose en una travesía marítima aburrida. La falta de efectos especiales pudo haberse suplido con una buena historia, pero ni Gary Oldman puede salvar al film del naufragio.

La posesión de Mary (2019) queda a medio camino de las teorías que plantea, lo que promete el tráiler, el entretenimiento de una película de sustos o la reflexión en cuanto al drama familiar. Cuenta con las características de cine clase B de antaño, lo que se pudo haber aprovechado como con Mandy (2018) pero cae en ser 1 hora y media de aburrimiento con algunos jump scares.

PUNTAJE: 3/10


Título original: La posesión de Mary (Mary-2019)La_posesion_de_mary

Dirección: Michael Goi

Guion: Anthony Jaswinski

Elenco: Gary Oldman, Emily Mortimer, Manuel García-Rulfo, Stefanie Scott, Chloe Perrin, Owen Teague, Jennifer Esposito, Douglas Urbanski, Claire Byrne, Michael Landes

Producción: Tucker Tooley, Alexandra Milchan, Mason McGowin, D. Scott Lumpkin y Scott Lambert

Una familia que pretende abrir un negocio de transporte compra un barco que encierra un terrorífico secreto en su interior. Por desgracia para ellos, éste sólo sale a la luz cuando el buque se encuentra mar adentro.

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