[REVIEW] The Last of Us

Hace más de 10 años, entre gritos y aplausos, Sony presentaba el primer vistazo de «The Last of Us», el juego de la firma Naughty Dog que fue dirigido por Neil Druckmann, principal cabeza de la exitosa saga «Uncharted». Prometía revolucionarlo todo… y lo hizo.

Por @nahuutwm

En el ocaso de la PlayStation 3, a tan solo meses de lanzar la 4.ª edición de la consola de Sony, The Last of Us salió para demostrarle al mundo que la compañía no había abandonado por completo su consola de sobremesa. Y mucho menos, sus deseos de innovación. 

Los videojuegos siempre han reinventado su lenguaje conforme pasaron los años. Una corriente enfocada en una narrativa que se centre en el lenguaje audiovisual no es algo que haya inaugurado el videojuego de Neil Druckmann, después de todo, los Grand Theft Auto (GTA) ya estaban allí desde comienzo del siglo XXI. Pero lo que sí hizo fue una apuesta fuerte por una narrativa más cercana al cine, con un pequeño giro que no se sabría hasta avanzado el juego: el cuestionamiento hacia las acciones del protagonista. No solo desde las cinemáticas, sino desde la misma jugabilidad. Entender esto es fundamental porque así es la propuesta principal del videojuego. La serie recoge la bandera y forja su camino desde este dogma.

Más de una década después de su salida en el formato de consolas, HBO llegaría para comprar los derechos y realizar su versión como serie de televisión. Lo haría con Craig Mazin (director de la premiada miniserie Chernobyl) y Neil Druckmann (director y escritor del videojuego). Además, con el autor original acompañando el proyecto, la serie prometía ser fiel a los eventos y la esencia del mismo, pero expandiendo algunas pequeñas historias de personajes secundarios que no tenían mucho lugar en el mismo. Las esperanzas crecían y el público acompañó. Sin embargo, ¿estuvo a la altura de las expectativas? 

Cómo adaptar un videojuego a la pantalla chica

Un requisito muy solicitado por los fans a la hora de hacer una adaptación de videojuego a serie o película es la fidelidad a la historia original. Sin embergo, esto no suele ser determinante para que la adaptación tenga éxito, pues después de todo, aclamadas series como Cyberpunk: Edgerunners o Arcane toman el “lore” del videojuego y reinventan una narrativa propia respetando algunos lugares y personajes del material de origen. Pero para asegurar una buena recepción inicial, respetar este punto siempre es importante.

Neil Druckmann lo entiende y desde un comienzo aclaró que la serie respetaría con mucha firmeza al videojuego original. Esto no quiere decir que no haya cambios: la desaparición de las esporas, el Cordyceps naciendo de un hongo que se transmitió por la harina y cuyas raíces suelen ser visibles, saliendo de la boca de los infectados, así como la mente colmena que los conecta con otros que estén cerca… Decisiones que comprenden un cambio lógico, ya que en el videojuego, todo el tiempo de gameplay en que el jugador debe atravesar diferentes puzzles, matar infectados y explotar las mecánicas del mismo medio, a la hora de adaptarlo en una serie se comprime enormemente. De este modo, es natural que Mazin y Druckmann opten por tomar otro camino, el lado más humano de la serie: el de la moralidad humana y el cuestionamiento por las acciones de los personajes.

La línea argumental principal del videojuego, más allá del apocalipsis que sumió al mundo convirtiendo a gran parte de la población en infectados caníbales, es la superación del trauma y la búsqueda de una razón para vivir por parte de Joel. Así es cómo, lentamente, su relación con una niña llamada Ellie pasa de ser un simple encargo para conseguir una batería de intercambio, a conformar un vínculo de padre-hija. En este sentido, la serie de The Last of Us es la adaptación perfecta. No solo consigue transmitir esta evolución de manera espectacular, sino que también se permite reforzar este vínculo con diversos agregados: la historia de Bill y Frank en el juego se limitaba a una carta; la historia de Kathleen, la lider del grupo paramilitar que tomó la QZ de Kansas y que pretende vengar la muerte de su hermano (personaje original de la serie); la expansión y modificación en la historia de Sam y Henry, que a diferencia del videojuego, en la serie, Sam es sordo y padeció leucemia, lo que obligó a Henry a tomar decisiones cuestionables para salvar su vida. Todos estos cambios favorecen al gran entramado del que habla The Last of Us y fortalecen ese gran diálogo final que no spoilearemos en esta nota: ¿todo vale por sobrevivir y proteger a nuestros seres queridos?

Es una serie en donde cuesta distinguir a los buenos de los malos, si es que los hay. Después de todo, todos hacen lo posible por sobrevivir, cada uno a su manera. El cuestionamiento no va tanto hacia el lado de los personajes, sino del espectador: “¿Realmente podés decir que no hubieras hecho lo mismo en esa situación?”. Los videojuegos siempre nos pusieron en la piel del héroe, incluso desde Mario Bros., en el que encaramos al joven fontanero que intentará con todas sus fuerzas salvar a la princesa. Pero, ¿qué pasa cuándo las cosas se complican un poco y los villanos que enfrentas son tan solo otras personas que intentan lidiar como pueden con las circunstancias que le tocaron? Ese dilema moral traspasa la pantalla hasta su adaptación a la serie y la respuesta a la que el espectador se deberá enfrentar lentamente, al igual que cierto personaje principal, no obtendrá respuesta… solo preguntas. En esos casos, una serie, un videojuego o una obra audiovisual que haga replantearse al espectador todo el camino vivido hasta el momento, qué es lo que ha estado disfrutando y si realmente conocía a estos personajes, siempre es bienvenida.

La serie en su conjunto hace un gran trabajo en la progresión y conexión entre sus personajes. Respeta demasiado el material original y aporta su granito de arena, el mimo es tal que hasta se permite jugar con cameos de los actores de voz de los personajes del videojuego en la serie. Todo está cuidado al máximo: la ambientación, el casting de cada uno de los personajes, que hasta parecen calcos de sus contrapartes del juego. Hasta Bella Ramsey, quién fue una de las más cuestionadas a la hora de conocerse que interpretaría a Ellie, tuvo su reivindicación con el episodio número 8, donde tiene el clímax y quiebre en la evolución de su personaje.

Es cierto que a la serie puede criticársele la falta de infectados y su ritmo lento en ocasiones. Por supuesto, la serie no es perfecta. De hecho, en la recta final de la misma, entra en una etapa de dirección semiautomática, donde se extraña la mano de Druckmann o Mazin en las decisiones sobre dónde poner la cámara. Da la impresión que se centraron más en emular el videojuego que en enfatizar el poder de ciertas escenas clave de la serie. Inclusive, uno de los mejores momentos del juego al que llamaremos “jirafa” contiene uno de los momentos más intimistas, sinceros y puros, no solo de la relación entre Ellie y Joel, sino ya en la historia de los videojuegos. Un momento que recuerda a aquel en que, en Jurassic Park, el Dr. Alan Grant da un vuelco en su vida y aprende a valorar no solo los pequeños momentos de la vida, sino también a los pequeños que lo acompañaban en su aventura. Ese momento en la serie está filmado casi al pasar, como un diálogo más y con una interpretación casi robótica por parte de los protagonistas. No es que lo hayan arruinado, pero falta ese extra que lograba generar una real conexión, un vínculo símil al del duo protagónico que también construía un valioso puente entre la historia y el espectador/jugador.

Aun así, estas quejas son pequeñas e hilando fino en una serie que hace un trabajo sobrehumano, con grandes valores de producción, no solo manteniendo el material original, incluyendo la banda sonora de Gustavo Santaolalla (Brokeback Mountain), sino también expandiendo la narrativa del juego y explorando, así también como reforzando, el mensaje original de la misma. Todo esto da como resultado una de las mejores adaptaciones de videojuegos en una serie de imagen real, y esperemos que abra el panorama para lo que será un nuevo estándar a la hora de adaptar estas producciones.

La primera temporada puede verse en su totalidad en HBO Max y ya está confirmada una segunda de la misma que adaptaría, con muchas más libertades, el segundo juego de la franquicia. Si conserva el nivel de la primera… solo habrá que buscar la luz.


Título: The Last of Us (2023)

Dirección: Craig Mazin, Neil Druckmann, Peter Hoar, Jeremy Webb, Jasmila Žbanić, Liza Johnson, Ali Abbasi.

Guion: Craig Mazin (Creador), Neil Druckmann (Creador), Craig Mazin, Neil Druckmann, Peter Hoar, Kantemir Balagov, Ali Abbasi, Jasmila Zbanic, Jeremy Webb, Liza Johnson.

Reparto: Pedro Pascal, Bella Ramsey, Anna Torv, Gabriel Luna, Merle Dandridge, Storm Reid, Melanie Lynskey, Scott Shepherd, John Hannah, Nico Parker, Nick Offerman, Jeffrey Pierce, Murray Bartlett, Elaine Miles, Con O’Neill, Natasha Mumba, Lamar Johnson, Keivonn Woodard, Marlee Grace Becker, Ashley Johnson, Troy Baker, Kevin Sateri, Brad Leland, Graham Greene, Brendan Fletcher, Max Montesi, Rutina Wesley, Taylor St. Pierre, Pardeep Singh Sooch, Connor Stanhope, Nelson Leis, Riley Davis, Arielle Rombough, Sonia Maria Chirila, Autumn T. Dang, James Hibbard, Paolina van Kleef, Ana Rice, Andrea Greening, Alan Chamout, Jason Burkart, Craig Haas, Noah Crawford, Autumn Thom, Gina Phillips.

Compañías: PlayStation Productions, Sony Pictures Television, Naughty Dog, The Mighty Mint, Word Games.

Distribuidora: HBO, HBO Max.

Veinte años después de la destrucción de la civilización moderna a causa de un hongo -el cordyceps- que se adueña del cuerpo de los humanos, uno de los supervivientes, Joel, recibe el encargo de sacar a la joven Ellie de una opresiva zona de cuarentena. Juntos cruzan Estados Unidos ayudándose mutuamente para intentar sobrevivir… Adaptación del aclamado videojuego homónimo de Naughty Dog.

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