[REVIEW] El callejón de las almas perdidas: Ambición en llamas

El Guillermo del Toro más humano y hollywoodense nos propone unirnos al circo para empezar de nuevo, jugar con fuego y enfrentarnos a las consecuencias.

Por @RockaOnTheGo

El empezar una nueva vida uniéndose al circo es una de las obsesiones de la ficción norteamericana en particular, y del Toro encuentra en esta adaptación de una novela de 1946 un satisfactorio balance con otra de las obsesiones clásicas Hollywoodenses: el noir.

Imágenes de una gran casa ardiendo acompañan la llegada de un joven al circo que se convertirá en su nuevo hogar. De a poco irá conociendo a los particulares personajes, a los que dan vida por igual un elenco de talentos eclécticos, y uno de los mejores guiones que alguna vez dirigió el cineasta mexicano. Co-escrita por el mismo Guillermo y su esposa Kim Morgan, historiadora de arte y crítica de cine, es una clásica odisea de ambiciones bien autóctona de la tierra que todo lo promete y todo lo toma.

El protagonista (Bradley Cooper) ira aprendiendo con el correr de los días y semanas los distintos actos que ofrecen los miembros del circo, así como también entrelazándose en la compleja red de vidas que los unen. Las dos horas y media de duración a la que se acomoda la película, en esta nueva realidad de cine XXL, le permite dividirse casi en dos: la primera mitad le pertenece al circo mientras que la segunda nos enfrenta con las consecuencias del pasado de la forma más noir posible. En manos de menos talento, experiencia y calidad, la longitud de una cinta puede traer dificultades para mantenerse en la butaca pero en este caso del Toro la aprovecha para realizar la mejor versión de esta historia.

En la primera mitad el circo nos ofrece un arcoíris narrativo blandiendo los monólogos como principal arma, que (una vez más) podrían ser sinónimo de sufrimiento si no estuviesen interpretados brillantemente por nombres como Toni Collette, David Strathairn y Willem Dafoe. Una de las herramientas de diálogo más clásicas (ahí esta esa palabra otra vez) del teatro que suele encontrarse en jaque rodeadas del artificio sediento de inmersión que propone el cine, pero que en este caso se encarga de adentrarnos en una suerte de nostalgia oscura más interesada en las sombras que acompañan al brillo que tan fácil se lleva la atención.

En la segunda mitad la escala se reduce, entregándonos un elenco reducido con el foco puesto en Rooney Mara, Richard Jenkins y una Cate Blanchett que nos hace preguntarnos si este es su rol definitivo, no por primera ni por (seguramente) última vez. Mientras que con el correr de los minutos, escenas y secuencias, Cooper ira trayendo cada vez más a la superficie el pathos que enciende el interior de nuestro protagonista hasta que le sea imposible controlar las llamas.

La fuerza de las interpretaciones suele acompañar cualquier proyecto bien encaminado de esta magnitud, pero no es usual encontrar una densidad como esta de brillantes roles que inmediatamente se colocan entre los mejores de sus respectivas estrellas. Todavía es más inusual que sea al mismo tiempo que el juego de puesta en escena y dirección sean tan osados como en una segunda parte empapada de la estética noir más exagerada, con sus sombras visuales y ritmos de dialogo que rozan lo caricaturesco aún manteniéndose a color.

Nightmare Alley es un gusto para aquellos que buscan osadas odiseas en la gran pantalla, para los que reciben con brazos abiertos los excesos fruto de una obsesión autoral de sus géneros favoritos sin caer en el mediocre facilismo del homenaje. Con personajes que pagan la entrada por sí mismos y que incluso logra hacer de Bradley Cooper la estrella que su éxito siempre prometió.

Es quizás la película dirigida por del Toro que menos pueda alinearse superficialmente con las criaturas con las que tanto se lo asocia, pero es también un proyecto que alcanza su mejor versión gracias a la visión única que acompaña cada una de sus producciones. Poniendo el foco no sólo en las estéticas del circo y el cine noir sino en las temáticas que las hacen un clásico de la ficción norteamericana: las promesas estructurales tan vacías como insaciables que crean monstruos de las pobres almas que se atreven a reclamar lo que creen suyo. Eso, y un Willem Dafoe de bigote parado frente a una carpa intentando convencer a una multitud que entren a ver como un tipo le arranca la cabeza a una gallina. La cosa sana y lo que se dice Cine de Calidad.

PUNTAJE: 10/10


Título: El callejón de las almas perdidas

Título original: Nightmare Alley

Dirección: Guillermo del Toro.

Guion: Guillermo del Toro y Kim Morgan. NovelaWilliam Lindsay Gresham.

Reparto: Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, David Strathairn, Richard Jenkins, Mark Povinelli, Ron Perlman, Holt McCallany, Jim Beaver, Mary Steenburgen, Tim Blake Nelson, Paul Anderson, Lara Jean Chorostecki, Clifton Collins Jr., David Hewlett y Dian Bachar.

Cuando el carismático pero desafortunado Stanton Carlisle (Bradley Cooper) se gana el cariño de la vidente Zeena (Toni Collette) y su marido Pete (David Strathairn) —un ex reconocido mentalista— en una feria ambulante, logra un pase de oro al éxito usando los conocimientos que adquiere para engañar a la élite adinerada de la sociedad neoyorquina de los años cuarenta. Con la virtuosa Molly (Rooney Mara) fielmente a su lado, Stanton planea estafar a un peligroso magnate (Richard Jenkins) con la ayuda de una misteriosa psiquiatra (Cate Blanchett) que podría ser su oponente más formidable hasta el momento.

Be the first to comment

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.