[REVIEW] Kiki: Entregas a domicilio

16 de marzo de 2020 Caty Filgueira Anime, Reviews 0

Siguiendo nuestro repaso por los films de Ghibli, el siguiente nos lleva a ver cómo es la vida de una joven bruja, su gato negro y los amigos que hará por el camino.

Por @Caty90

Kiki: Entregas a domicilio (1989) nos cuenta la historia de una joven bruja que, a los 13 años, decide seguir la antigua tradición de irse de casa para entrenar a otra ciudad. Según explica, las brujas, desde siempre, se van a una ciudad donde no haya otras de su clase y se instalan ahí para realizar su entrenamiento de forma independiente y lejos de casa.

Kiki decide hacerle honor a esta tradición y, en una noche de luna llena y tiempo agradable, emprende el viaje que cambiará su vida. Con la vista puesta en una ciudad al lado del mar, que según su gato Jiji, no es más que otro charco de agua, Kiki emprende el vuelo bajo la luz de la luna y con música sonando desde la radio portátil de su papá, vestida de negro como lo hacen las brujas y llena de esperanzas e ilusiones en relación a lo que esta nueva etapa de su vida traerá.

Sin embargo, la vida es impredecible… y, luego de pasar la noche en un tren de carga para huir de la lluvia, ella llega a una enorme ciudad al lado del mar donde recibe una bienvenida ligeramente hostil y una situación un poco desanimante.

Pero como todos sabemos, una sola persona no marca la actitud de muchas y Kiki pronto encuentra un lugar donde comenzar el siguiente gran paso de su vida, en una ciudad que poco o nada se parece a su hogar natal pero que pone al menos una cara amistosa en su camino y un punto de partida para sus ambiciones como bruja.

Como es costumbre con Miyazaki, sus personajes femeninos son fuertes a más no poder. Y no nos referimos a fuertes en el sentido de «puedo matar un ejercito con mis manos nada más», una versión de mujer fuerte muy repetida últimamente pero un tanto plana. No, los personajes de Miyazaki son más complejos que ello. Kiki en particular es fuerte en el sentido que ha decidido independizarse con 13 años, en una ciudad que no conoce y con gente que al principio parece un poco fría, con el solo objetivo de convertirse en la bruja que sueña llegar a ser, como su mamá.

De esta forma se nos presenta una joven con una idea muy clara de lo que quiere a futuro y un plan para obtenerlo utilizando su mejor habilidad: su capacidad de volar. De esta forma, Kiki comienza su pequeño emprendimiento, un servicios de entregas a domicilio en escoba que la llevará a hacerse amiga de tanto animales (como el perro Fred y los cuervos) como de gente inesperada, como la artista del bosque y su amigo aficionado a la aviación, Tombo.

La historia se enfoca en cómo nuestra pequeña bruja intenta hacerse un paso en la sociedad, cómo algunas de las cosas que trae de su pequeño pueblo aplican y como otras no, cómo hacer amigos es a veces tan fácil y a veces tan difícil. Pero al final del día, Kiki sigue adelante y esa es, probablemente, la moraleja más importante de la historia: seguir avanzando.

Kiki, honesta y determinada, nunca se detiene. Hace lo que puede para avanzar y para ayudar a aquellos que ama en el proceso, ya sea ayudando a Osono en la panadería, cambiando la lamparita de la señora de la casa de techo azul o ayudando a Tombo con su proyecto volador.

Probablemente podamos seguir hablando y hablando de este film y todo lo bueno que tiene, pero creemos que se entendió el punto. Kiki es entrañable y cálida, un personaje muy fácil de querer y que nos recuerda que si se quiere algo en la vida, somos los únicos que podemos conseguirlo.

Kiki: Entregas a domicilio (1989) es otra gran película salido de la maquina de historias que es Studio Ghibli y su increíble equipo de realizadores, lleno de color, alegría (y algo de tristeza) y un estilo de diseño y narración que es tanto imposible de replicar como fresco sin importar todos los films que desde esa casa de magia llegan.