Así como tantos otros clásicos, es hora de darle un giro de tuerca a la historia de Caperucita Roja y la Cenicienta.

Por @CatyFilgueira

En Érase una vez un asesinato, las cosas se ponen un poco complicadas cuando Caperucita Roja conoce a la Cenicienta y ambas se encuentran envueltas en un terrible asesinato. Porque la historia original no tiene suficiente drama, ahora nuestras heroínas deberán resolver el asesinato del estilista real del Palacio del Príncipe Azul. Definitivamente, otro punto de vista a los cuentos clásicos que nos son tan familiares.

En más de un sentido, el film se distingue a sí mismo. Por un lado las brujas de las historia, quienes a primera vista parecen las villanas típicas, resultan una nota cómica interesante, con la arrogancia de una y la intensidad de la otra, dan una nota de humor muy particular a lo largo de la historia. En una vena similar, debemos poner el diseño de vestuario.

Mientras ciertas cosas siempre serán iguales (el vestido celeste de Cenicienta o la capa roja de Caperucita), los vestidos en general de todos los personajes, incluyendo los de las hermanastras y otras invitadas al baile, son modelos únicos en sí mismos. Rayando en el límite entre hermosos y sobrecargados, entre coloridos y demasiado brillantes, los vestidos se robarán la atención del espectador en más de un momento. Hasta los trajes de los personajes masculinos son bastante peculiares.

Pero lo que más destaca en el film es parte del contexto. ¿A qué nos referimos? Bueno, ya desde un principio se nos informa que el reino al que Caperucita ha llegado tiene el mal hábito de «juzgar a las personas en base solo a su apariencia». Y no exageramos. Cualquier persona considerada no bella, como Cenicienta cuando está en modo sirvienta (y en ese caso es solo que no está arreglada), es simplemente poco confiable, un vagabundo o simplemente un rufián. Simplemente, si eres feo, eres un marginado.

La historia hace en ese caso una crítica bastante vaga de una cuestión social que suele repetirse, en algunos lugares más que en otros, pero que persiste incluso con el paso del tiempo (un buen ejemplo de esto ocurre en Corea del Sur junto a sus intensos estándares de belleza). En este caso, la situación de falta de belleza llevará a la resolución, en parte, de la trama y del vínculo romántico principal.

De una forma u otra, el tema aparece y se repite varias veces a lo largo del film, en parte porque es la base de cómo funciona la sociedad en la que se desarrolla esta historia en particular, y en parte porque es la razón de que nuestro muerto haya terminado así: muerto.

Lo que nos lleva al corazón de la historia: ¿Quién es nuestro asesinado? Bueno, esa es una nota 100% original de esta reversión de los clásicos. Nuestra víctima es el estilista real. Sí, tal cual escucharon, es el responsable del look del príncipe que vemos acá arriba. Es el mejor estilista del todo reino. Mientras que tenemos nuestras serias dudas a ese respecto, el pobre quizá no debería morir solo por ese crimen.

Pero sus crímenes son mayores que solo el mal gusto y a lo largo de la trama, como en una buena historia de Agatha Christie, nos vamos dando cuenta de dos cosas: el estilista era de todo menos buena persona y todos parecen, aunque sea por unos momentos, volverse aptos sospechosos, incluso cuando las razones para ser los posibles sospechosos son bizarras y tiradas de los pelos, por decir lo menos.

Entre idas y vueltas, dejamos de lado a Cenicienta. Y eso es porque, si les hablamos de Cenicienta, les contamos el final, ya que en esta oportunidad su historia no es la de siempre (no al 100% al menos). La pobre sí tiene los problemas de siempre (maltrato, hermanastras y madrastras jodidas y una gran casa por limpiar), pero resulta ser un poco mas complicada de lo esperado y una víctima un poco exagerada apenas la conocemos.

Llegando al final de todo, la pregunta es: ¿Vale la pena? Depende del punto de vista. Raya en lo ridículo y las actuaciones, aunque no son malas, son un poco caricaturescas en extremo. Caperucita Roja de golpe es detective a la fuerza y aparentemente la única persona que no salta a conclusiones sin pruebas. Pero es una película colorida, bastante dinámica y que intenta hacer algo nuevo con un viejo conocido. ¿Lo logra? Más o menos. Pero dependiendo de la persona en cuestión, Érase una vez un asesinato puede ser una forma entretenida de terminar el día.

PUNTAJE: 5/10

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Título: Érase una vez un asesinato (2023)

Título original: Akazukin, tabi no tochu de shitai to deau

Dirección: Yûichi Fukuda.

Guion: Yûichi Fukuda, Tetsuro Kamata. Libro: Aito Aoyagi.

Reparto: Kanna Hashimoto, Yuko Araki, Takanori Iwata, Natsuna, Yumi Wakatsuki, Mirei Kiritani, Tsuyoshi Muro, Masaki Kaji, Tomoharu Hasegawa, Atsuhiro Inukai, Mizuki Yamamoto, Midoriko Kimura, Miki Maya, Jiro Sato.

Compañías: Credeus, TV Asahi.

Distribuidora: Netflix.

Mientras asiste al baile real con Cenicienta, Caperucita Roja se ve inmersa en un gran misterio. ¿Podrá resolver el caso antes de que llegue la medianoche?.