[Literatura] Maldita: La reina de los inefables

Aquel que empuñe la Espada de Poder será el único y verdadero rey. Pero, ¿y si la espada ha elegido a una reina?

Por @mauvais1

Las adaptaciones de las leyendas Artúricas son tantas que muchos ya ni recuerdan sus orígenes. Los mitos reconvertidos o reimaginados por la literatura medieval olvidaron sus orígenes de catadura mística para transformarlo en relatos de género cortés e historias de aventuras ligadas con el camino del héroe de identidad judeocristiana. Le Morte d’Arthur o «La muerte de Arturo» de Sir Thomas Malory publicada en 1485 fue el evento que supo agrupar el cuerpo mítico y las futuras interpretaciones del mismo.

Algo que llegaría a influir su concepción en la literatura moderna y por su puesto su paso por el cine y la televisión. La narraciones fueron enfocadas, claramente en las aventuras del rey de britania y sus caballeros, en las que superan distintas misiones que refuerzan sus roles como arquetipos de héroes, tanto trágicos muy al uso de las sagas escandinavas, como prototipos de líderes de valores éticos y morales incuestionables.

En ellas las mujeres no brillaban por sus destrezas, más allá de reinas de veleidosos sentimientos, soberanas que reflejaban la majestad del hombre y brujas que con sus hechizos los forzaban a romper lanzas con cuitas más morales que de fuerza física. Hadas sabias de profundos lagos, custodias y salvaguardas de la temperancia y representación inequívoca de los diferentes estadíos del alma en su evolución. La hembra, la luna cuyo fulgor era solo la refracción del sol macho. Las interpretaciones siempre fueron desde la fragilidad de la condición humana y de la perversión. La Eva tentadora, la santa virgen, la Lilith fatua.

Una de las primeras historias que encontré en la literatura actual donde ellas eran rescatadas de esos prototipos de moraleja cristiana fue «Las nieblas de Avalon» (The Mists of Avalon) de Marion Zimmer Bradley publicada en 1983, en la que se volvían a narrar los hechos Artúricos desde la perspectiva de sus personajes femeninos. Claro que el hecho de que la autora estuviera profundamente involucrada en los estudios esotéricos y círculos neo-paganos, es una de las indiscutibles influencias. Las protagonistas femeninas son quienes ahora portan el «fatum», ellas escriben la historia desde posiciones de poder. Sacerdotisas de tradiciones anteriores al cristianismo, donde la mujer tenía un papel preponderante en lo político y social. Gwenhwyfar o ginebra, Viviane, Morgause, Igraine, Morgana son los poderes que accionan los eventos. De hecho hasta el mismo Merlín está supeditado a éste, mucho más realista y claro que la simple compulsión amorosa de viejo manipulador y sátiro que sufre en sus versiones anteriores.

Cursed

Tanta historia tiene sentido querido lector, porque hasta aquí lo antes mencionado son motor del relato, a nuestro entender, de Tom Wheeler; guionista, productor y showrunner, en su primer escarceo con la literatura en general y la fantástica en particular, junto a Frank Miller, uno de los gigantes del mundo de las viñetas, que también añade sus propias ilustraciones. Hasta donde este último tuvo injerencia en el relato lo ignoramos.

La historia tiene como protagonista a Nimue, reinterpretación de la celebérrima «Dama del Lago», también conocida como Niniana, Viviana, Ninie o Viviane; que aquí es una joven marginada de un villorrio llamado «Dewdenn», hogar de su clan, antiguo y respetuoso de los dioses. La joven ha sido, de acuerdo a quien lo interpreta, bendecida o maldecida con una fuerte unión con los espíritus que llaman «Ocultos», dioses que su madre la archidruida y el invocador del pueblo, llaman en sus ceremonias. Su contacto es tan poderoso que ha hecho de ella una intempestiva tormenta de poder siempre a punto de estallar. De ahí que sus vecinos la odien y teman. Su periplo comenzará cuando las fuerzas de los «Paladines Rojos», una seudo orden de monjes caballeros, ataquen su pueblo, evento que la llevará hasta Arturo, Merlín y la mítica espada.

Ubicada en una britania de leyendas, el mundo que habitan se ajusta más a los narrados en las primeras crónicas, un sitio entre tiempos paganos y cristianizados, posterior a la partida de los romanos de aquellas comarcas en el siglo tres de esta era. Tiempos en que se la llamaba Albión y en la que todavía caminaban los semihéroes galeses e irlandeses. La prosa, sugestivamente evita los hitos históricos, para crear una visión universal del relato. Ciertamente que este sea el libro original desde el comienzo para una serie televisiva, que justamente Netflix está produciendo, lo convierte en un relato plagado de imágenes concretas y descripciones minuciosas del entorno, aunque logra un equilibrio sensato con los diálogos, a veces, eso sí, demasiado expositivos.

La construcción del universo supeditado a la acción sin descanso de la narración crea un lamentable vacío en las historias de los personajes, que son redibujados en muchos niveles, aunque conservan parte de lo establecido por los autores anteriores de las leyendas, lo cual no ayuda en una identificación cabal con los lectores. Que Uther Pendragon sea un rey hostil y paranoico, hijo de una tal Lady Lunette, maestra en el arte de envenenar con golosinas dulces, no parece suficiente background para unos antagonistas/villanos. De alguna manera, como lo sería en sagas modernas Arturo, representan el delicado equilibrio entre el pueblo original y pagano de Albión con las modernas y fanáticas fuerzas evangelizantes del cristianismo católico. Más allá de ello poco es sugerido. Sucederá un poco más con Arturo y Morgana.

Volviendo al estilo, dentro del género de las aventuras fantásticas y la épica sobrenatural, es una historia que utiliza el itinerante viaje de sus protagonistas para mantener una acción más interesada en procesos del tipo «coming of Age» que construcción del héroe, bendito sea Joseph Campbell. No hay una identidad profunda en esta tierra, si una pormenorizada descripción de sus habitantes. Si el lector busca una mitología amplia como profunda al estilo J.R.R. Tolkien, la misma Marion Zimmer Bradley o Ursula K. Le Guin no es este el camino. La prosa seca, concreta y casi gráfica tampoco abordará el sentido poético que caracteriza estas narraciones, y se nos viene a la memoria «Esperanza del venado» de Orson Scott Card, para ejemplificar la oscuridad de una trama de acción, magia y aventuras con un estilo que emula la poética de la epopeya, en que los dioses juegan con las febriles mentes humanas y sus destinos.

Cargada de una violencia explícita la historia de Nimue es una entretenida reinterpretación del universo Artúrico más interesado en la acción y aventuras que la construcción de una identidad. Brilla por su ritmo y opaca, quizás solo sea por que es la primer entrega de una saga, las posibilidades de dar nuevos vuelos a los ya mencionados personajes. Ciertamente, más allá de reelaborar a los personajes femeninos como indiscutidos protagonistas, Nimue es lo mejor del relato, una antiheroína de rasgos modernos a la que vale la pena seguir su historia.

Título: Maldita (Cursed – 2019)

Escritor: Frank Miller, Thomas Wheeler

Ilustraciones: Frank Miller

Editorial: Océano Gran Travesía

Páginas: 476

Nimue creció siendo una marginada. Su conexión con la magia oscura la convirtió en alguien temible para su pueblo Druida, pero ella siempre ha querido escapar de aquellos que la repudian. Hasta que un día su aldea es asaltada brutalmente por los Paladines Rojos, y el destino de Nimue se ve alterado para siempre. Antes de morir, su madre le asigna la misión de entregar una antigua espada a un hechicero legendario, y en ese momento se convierte en la única esperanza de su diezmado pueblo.

Nimue recibe la ayuda de un mercenario encantador llamado Arturo, y lo que queda de su gente, los Inefables. Mientras tanto, ella blande la espada destinada al verdadero rey, y lucha sin piedad contra los paladines y los ejércitos de un rey corrupto.

Aunque Nimue sólo pretende unir a su pueblo, vengar a su familia y descubrir la verdad sobre su origen, poco a poco descubrirá que quizá lo único capaz de cambiar el destino sea el filo de su espada.