[REVIEW] Saltburn

Bastante fiel al estilo con el que ganó sus primeros premios Oscar y BAFTA, Emerald Fennell vuelve como directora con Saltburn, un thriller psicológico inquietante, oscuro e incómodamente intrigante.

Por @alejosanchezpy

En el año 2020, la directora, escritora y actriz Emerald Fennell estrenaba su debut directoral titulado Hermosa Venganza (Promising Young Woman), película que no solamente recibió una gran aceptación tanto del público como de la crítica, sino que también le valió un Premio Óscar al mejor guion original, dos Premios BAFTA a la mejor película británica y al mejor guion original, entre otros.

En esa ocasión la directora sorprendió con un filme que no temía incomodar al público por el bien de una trama bien contada y un universo bien explorado, y el resultado fue un éxito. El caso de Saltburn es similar, pero con mucha más intensidad, guiada principalmente por el protagonista, Barry Keoghan.

A través del actor conoceremos a Oliver Quick, un tímido e introvertido joven recién llegado a la universidad de Oxford en el año 2006. No pasará mucho tiempo para que notemos que a Oliver le cuesta encajar con el resto, pero evidentemente es algo que desea bastante. Es justamente en uno de sus esfuerzos por cumplir su deseo que conocemos al coprotagonista de esta película, Félix Catton, interpretado por Jacob Elordi. La primera interacción entre estos dos se da gracias a una rueda pinchada en la bicicleta de Félix, razón por la cual asumía que llegaría tarde a cierto lugar, hasta que Oliver aparece y le ofrece su bicicleta, diciéndole que se la podría devolver después ya que son compañeros. Félix no tenía idea de quien era Oliver, pero quedó sumamente agradecido; Oliver sabía exactamente quién era Félix, y no podría haberse sentido más feliz.

Ese día nació lo que sería una fuerte amistad con tintes de pasión y tensión, aunque quedaría pendiente ver cómo evolucionaban los diferentes sentimientos en ambas partes. Por lo pronto, tendríamos a dos amigos muy íntimos y a un Oliver mucho más suelto y confiado; un Oliver que, si bien seguía frecuentando la biblioteca, estaba más presente en fiestas y bares, cada vez más lejos de las camisas abotonadas hasta el cuello, los lentes y los peinados súper prolijos.

Al finalizar el semestre Félix invita a su amigo a pasar el verano con él en Saltburn, su enorme y lujosa mansión, ya que Oliver le había hablado acerca de los problemas que tenía con sus padres y las pocas ganas que tenía de volver a su hogar. Volvemos brevemente a lo de “enorme y lujosa mansión”, porque nos enteramos de esto junto al protagonista y nos llevamos la misma sorpresa cuando éste llega al lugar. Se trata de un terreno inmenso, con más habitaciones y pasillos de los que Oliver podía imaginar y decoraciones millonarias por todos lados. Sin embargo, la deslumbrante vivienda de Félix pasa a segundo plano cuando conocemos a su familia, compuesta por unos personajes aún más impactantes.

Podríamos ponernos a hablar de cada miembro, pero eso quizá sería extendernos innecesariamente con información que preferimos sea una sorpresa para quien decida ver la película (decisión de la que no se arrepentirá, eso lo tenemos por seguro). Sin embargo, una reseña de Saltburn no estaría completa si no hablamos de la increíble Rosamund Pike, que interpreta a Elsbeth Catton, madre de Félix. No por nada fue nominada a los Globos de Oro del 2024 como mejor actriz de reparto por este rol, y es que, pese a tener a dos protagonistas tan talentosos como lo son Keoghan y Elordi, el personaje de Pike se roba toda la atención en cada escena en la que aparece. Volviendo al hecho de que se trata de una familia exageradamente rica y de alta sociedad, Elsbeth representa a una mujer fuerte, imponente, excéntrica, que busca el visto bueno de otras familias y personalidades del mismo nivel socioeconómico pero aun así se mantiene firme en sus convicciones y su propia esencia.

Si bien es indudable el talento de Pike y su enorme entrega, es igual de destacable el talento de Emerald Fennell para crear personajes tan complejos como el que acabamos de mencionar. A lo largo de los 131 minutos de filme, el espectador podrá conocer muy en profundidad a casi todo aquel que aparezca en pantalla, y no porque sean simples o fácilmente descifrables, sino por el gran trabajo de desarrollo en cada uno.

Sin duda alguna, los géneros de drama y thriller psicológico ayudan bastante a la hora de desglosar a cada personaje, ya que mientras estos lidian con las situaciones que los atormentarán, afectaran o complacerán, nosotros podremos explorar sus mentes, reacciones y deseos. Una vez más, ninguno es un libro abierto, y algunos incluso parecerían estar cerrados con llave, pero la maravillosa pluma de Fennell hace que sea más fácil hojear las páginas con el correr de los minutos.

Es también esa una de las razones por las cuales las dos horas y pico de película se hacen amenas y para nada aburridas. La historia toma al espectador y lo mantiene lleno de intriga, con los ojos pegados a la pantalla hasta en los momentos más desagradables y llenos de suspenso. Se generan sentimientos que van desde la pena y la empatía hasta el asco y el odio, presenciando situaciones desesperantes y llenas de tensión en las que algo sumamente bizarro e incómodo se convierte en una escena totalmente necesaria.

Lo que no dejará de sorprender es cómo una historia que nace desde el interés amoroso/sexual se termina convirtiendo en todo lo que ocurre dentro de la mansión. No es que tenga un giro argumental novedoso, para nada, de este tipo ya existen miles, pero de alguna manera es imposible dejar de notar que la relación entre Oliver y Félix tiene algo especial. Es una amalgama entre una atracción llena de pasión y amistad pura e inocente, un limbo en el que el protagonista irá perdiendo la cabeza. Pero Fennell no solamente logra comunicarnos todo esto a través de su guion, ya que tanto la escenografía y la relación de aspecto del filme captan a la perfección la idea que transmite Saltburn.

Ya desde el principio llama bastante la atención la relación de 1.33:1 en la que se grabó la película, pero es cuando llegamos a la mansión que esta imagen cuadrada brilla con todo su esplendor. En las palabras de la misma directora, fue este aspecto el que logró captar toda la belleza y los detalles de la mansión, desde el suelo reluciente hasta los artísticos techos, pasando por todos los candelabros y las incontables esculturas y pinturas de cada habitación. Sumando a esto, es admirable el cuidado de las puestas en escena en momentos como las cenas o las fiestas, ya que, manteniendo el alma de Saltburn, la sátira nunca se pierde en los momentos más elegantes y el humor nunca deja de rozar lo perverso.

Fennell se mantuvo fiel a su estilo y a su propio ejemplo y logró, una vez más, una espléndida fusión entre lo oscuro, lo humorístico, lo dramático y esta vez también lo sensual. Junto a la nominación de Rosamund Pike que mencionábamos párrafos más arriba, se encuentran muchas otras nominaciones que la película recibió de parte de varios festivales y eventos, algunas ya ganadas y otras a la espera, pero no sería sorpresa para nadie si es que los premios siguen llegando para Saltburn.

PUNTAJE: 8/10


Título: Saltburn

Año: 2023.

Duración: 131 min.

País: Reino Unido.

Género: Drama, Thriller psicológico.

Dirección: Emerald Fennell.

Guion: Emerald Fennell.

Reparto: Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike, Richard E. Grant, Archie Madekwe, Alison Oliver.

Productoras: MRC Film, LuckyChap Entertainment.

Distribución: Prime Video.

Un estudiante universitario (Barry Keoghan) se enamora de un carismático compañero de clase (Jacob Elordi), quien lo invita a conocer a su aristocrática pero excéntrica familia durante el verano.

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