War and Peace: La enésima versión más que bienvenida

La BBC ha sabido captar la inmortal belleza de un clásico de la literatura mundial. Algo que ya sabíamos que sucedería.

Por @mauvais1

War And Peace

Título original: War and Peace (La Guerra y la Paz)

Año: 2016

Duración: 6 episodios

País. Reino Unido

Director: Tom Harper

Guión: Andrew Davies (Novela: León Tolstói)

Música: Martin Phipps

Fotografía: George Steel

Reparto: Lily James, Paul Dano, James Norton, Aneurin Barnard, Jim Broadbent, Gillian Anderson, Rebecca Front, Aneurin Barnard, Brian Cox, Ade Edmondson, Jessie Buckley, Olivia Ross, Rory Keenan, Guillaume Faure, Kit Connor, Chloe Pirrie, Terence Beesley, Michael Epp, Tuppence Middleton, Matthew Stagg, Emily Taaffe, Callum Turner.

Productora: BBC Cymru Wales / BBC Worldwide / The Weinstein Company

Sinopsis: La historia, ambientada en Rusia durante el reinado de Alejandro I, gira en torno a varias familias y el triángulo amoroso entre Natasha Rostova, Pierre Bezukhov y Andrei Bolkonsky en momentos de la llegada de Napoleón Bonaparte.

Andrew Davies, el amanuense de la aclamada House of Cards (2013-) fue el encargado de la realización del guión de los seis capítulos de esta miniserie dirigida por el joven Tom Harper (The Woman in Black 2: Angel of Death – 2014) y producida por BBC Cymru Wales / BBC Worldwide / The Weinstein Company.


Por qué comenzamos por él es fácil de responder, puesto que llevar a la pantalla en seis episodios el enorme compendio que es la novela que nos ocupa es digno de tener en cuenta. León Tolstói, el gran escritor ruso del siglo XIX, creó la historia para venderse en fascículos, los cuales se publicaron entre los años 1865 y 1869. En ella no solo narraba la sangrienta y épica entrada de Napoleón en las tierras del imperio Ruso, sino que también contaba las vicisitudes de cuatro familias durante ese proceso y su posterior historia. Una novela que comenzaba en 1805 hasta aproximadamente veinte años después.

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Cuatro familias que a lo largo de la historia irían entre cruzándose, siendo de alguna manera el relato de la Rusia moderna (para el autor y su tiempo) ya que ellos serían los recipientes en los que el gran Tolstói depositaría su pensamiento político y social. Como con su siguiente obra, Anna Karénina (1873–1877), dejaría entrever en las complejas tramas su visión de la sociedad y las consecuencias que las decisiones de los hombres acarrean en las vidas de toda una familia, un pueblo, una nación. Porque él creía que la historia se escribía de esa manera, con pequeños movimientos que generaban la onda expansiva. «Los grandes acontecimientos históricos son el resultado de muchos pequeños actos impulsados por las miles de personas que participan en ellos».

Ahora continuemos con la serie; ambos, tanto director como guionista hacen un exhaustivo trabajo sobre los personajes dotándolos de una calidad humana y actual que es interesante, puesto que cada uno de ellos lleva un pensamiento tanto moral como histórico rico en contrastes. Paul Dano borda con detalle a un joven y bastardo heredero como es Pierre Bezukhov, capaz de admirar la obra de la revolución francesa y el proceso de expansión llevado a cabo por Napoleón y a la vez en su inocencia y poco roce social heredar una de las fortunas más grande del imperio. En los postreros años del despotismo ilustrado los personajes se muestran insatisfechos, desilusionados, incluso cínicos. Sobrevuela esa sensación de continuidad más allá de los eventos, como si siempre quedasen entre las ruinas las semillas para volver a construir y continuar sin esperanza de grandes cambios, aunque la historia que ellos transitan bien muestra lo contrario. Ese pesimismo, propio de las ideas románticas, están en contraste con el pensamiento de  Natasha Rostova elaborada por una Lily James impecable. Ella cree en la esperanza, en la mirada positivista sobre las acciones humanas, apenas una niña que se va convirtiendo en una hermosa mujer que no se detiene en la idea de que el amor es la finalidad de tanto tormento, contradiciendo al valiente Príncipe Andréi Nikoláievich Bolkonsky esposo de Lisa, que es un cínico redomado que ve cómo se le ata a una criatura superficial y poco interesante, llevándolo a descreer de los asuntos amorosos.

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La puesta orquestada por Chris Roope en el diseño de producción y Henry Jaworski en el diseño de decorados es impecable y justo. Muestran con encanto y algo de fantasía los diferentes estratos sociales de las populosas ciudades de San Petersburgo y Moscú. Dorados salones de estilo neoclásico, con bellos y estilizados mobiliarios más del dieciochesco, amalgaman con perfección la cosmopolita aristocracia de la fastuosa y diseñada urbe de San Petersburgo y a la vez retratan la rural y conservadora Moscú con ese frío y austero garbo más propio de los burgueses británicos. La fotografía de George Steel sabe captar los cálidos de atardeceres en los fastuosos salones, como la neblinosa y otoñal luz de los campos de batalla. Es un gran retrato que no se ciñe al purismo histórico, en eso el diseñador del vestuario Edward K. Gibbon ha hecho un gran trabajo. Las levitas de los caballeros como los vestidos de damas son de trazos sencillos y líneas suaves y cadenciosas, la riqueza se interpreta a través de las telas y los usos que los personajes hacen de ellas. Ver a  Gillian Anderson como la bella Anna Pavlovna Scherer, confidente de la reina madre, con sus delicados vestidos de corte imperio y el uso que hace de ellos como una aristócrata acostumbrada a el placer de la seda sobre la piel es exquisito. Ellas son las figuras del salón como lo eran en las entonces modas de sociedad, y sus recursos estaban supeditados a su brillo, tal vez no tanto intelectual pero sí dramático en sus apariciones cargadas de joyas, sedas, brocados y pieles.

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Y volvemos a detenernos aquí porque ellas no son sólo comparsas de esta puesta. Tolstói, como el guionista ahora, supieron darles la profundidad y complejidad de sentimientos propios de la visión moderna de las mujeres. En ese acertado acercamiento nos propone dos visiones de los tiempos que vivencian, lo cual enriquece las historias.

Pues nos hallamos ante una puesta acorde a los sones de esta ópera rusa, este ballet de personajes e increíbles tiempos como fueron la era Napoleónica e Imperial. Con actores que trazan personajes no sólo creíbles y queribles, sino que también podemos identificarnos con sus búsquedas y anhelos.

Un pequeño aparte merece el soundtrack de Martin Phipps (Woman in Gold – 2015) con sus coros de voces rusas y esos deliciosos valses que recuerdan al genial Tchaikovsky y sus ballets.

Una gran propuesta que nos lleva a uno de los grandes clásicos de la literatura mundial, al pensamiento de ese poderoso autor que fue León Tolstói. No está demás darse una vuelta por esta miniserie de la BBC y disfrutar de un evento de gala.

 

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Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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