Procesando tragédias en la gran pantalla: Steven Spielberg & 9/11

Procesando tragédias en la gran pantalla: Spielberg vs. 9/11

¿Sabías que Steven Spielberg dirigió 5 películas seguidas sobre el ataque a las torres gemelas? No fue el único en intentar procesar el trauma occidental del nuevo milenio, y nosotros repasamos los más destacados.

Por @RockaOnTheGo

No es muy exagerado decir que se trata del evento más traumático a escala global, en lo que a políticas internacionales se refiere, de las últimas décadas. El ataque a las torres gemelas del 11 de Septiembre cambió las cosas no sólo dentro de los aeropuertos, sino que impactó gran parte del entretenimiento producido desde entonces. Después de todo, sorprenderse cuando ves una película relativamente vieja y los aeropuertos no eran las áreas más sobreprotegidas o militarizadas, pegando en el palo con las exclamaciones a la altura de “¡Ja! Mira ese telefonote”. Con mención especial al elegante teléfono en el auto y el uso casual de insultos altamente insensibles.

Seguramente las dos películas basadas de forma más literal en el ataque a las torres sean World Trade Center y United 93, ambas unos respetuosos 5 años después de la tragedia. Un melodrama pochoclero con Oliver Stone y Nic Cage a la cabeza la primera; y la segunda con un espíritu menos ostentoso, dirigida por Paul Greengrass (de la saga Bourne) tratando de ser lo más realista, fiel y respetuoso con los hechos reales. Al punto de realizarla en colaboración con las familias de los pasajeros e incluso realizada “en tiempo real” desde que despegó el vuelo. Esa gimmick que conecta a la tragedia de lo ocurrido con el realismo hiper dramático de lo que «se debe hacer» en respuesta a ello va a ser un clásico del tema, no siendo este el único ejemplo en tiempo real sobre el mundo tras la caída de las torres.

Lo literal es directo, si, pero la parte más jugosa para hincar los dientes es sin dudas todas las producciones que germinaron en el adyacente de los hechos reales. Si en el párrafo anterior notaron la no-sutil repetición de la palabra “respetuoso”, en este pueden llegar a extrañarla porque si hay un lugar totalmente carente de respeto por nada ni nadie, es la TV.

En noviembre de ese mismo 2001 se estrenaba la serie de televisión que sin dudas sirve como emblema de la realidad post-9/11. La gimmick de ser en tiempo real (opa!) podrá haber tapado un poco el verdadero espíritu del programa: ahora Estados Unidos está justificado de hacer lo que crea necesario. Tampoco es que «Las aventuras de Jack Bauer» fue la primera herramienta de propaganda nacionalista en la tierra de la libertad. Ni la última, siendo que todo el MCU es literalmente sponsoreada por el Ejército Norteamericano de la forma más desagradable posible.

Los poderosos líderes estadounidenses contentos con las puertas que 24 y el ataque mismo les abrían (Pearl Harbor un poroto…), pasarían a hacer cosas que ya se alejan de los intereses de esta nota. Puntualmente cineastas y audiencias procesando de forma conjunta esas difíciles tragedias gracias al arte de la ficción. Spielberg lo haría 5 veces sí, pero estuvo lejos de ser el único.

Otra de las más interesantes es La Hora 25 de Spike Lee. Estando en etapas finales del guión durante ese Septiembre de 2001, el producto final está a la altura de los mejores trabajos del director y de su estelar elenco, liderado por Edward Norton y Phillip Seymour Hoffman. En la superficie la trama sigue el último día de libertad del personaje de Norton antes de que vaya a la cárcel por vender droga. Cada escena y personaje sirven para reflejar aspectos de la realidad con la que los E.E.U.U. se ve obligado a lidiar post-9/11. Responsabilidades propias, la tentación y efectividad de actos criminales e inmorales al igual que los desagradables o difíciles futuros que tienen por delante. Peliculón por supuesto, pero incluso la extrema calidad no es rival para el atractivo de nuestro amigo Esteban.

Si, Spielberg dirigió y estrenó entre 2002 y 2005 cinco películas completamente inspiradas en el ataque a las torres gemelas. Ningún extraño al trabajo duro o a estrenar más de una película por año, el más exitoso de los cineastas más prolíficos sólo tiene otra racha como esta. Cuando dirigió la friolera de 7 películas entre 1981 y 1985. Impresionante aún si no estuviésemos hablando de producciones del nivel de las suyas. Evidentemente el impacto de la tragedia en 2001 fue un disparador creativo para él casi tan efectivo como la adoración de Hollywood y la audiencia luego de sus primeros éxitos. Poca cosa no es.

Captura de la Intro de La Hora 25, mostrando la instalación artística «Tribute in Light».

Las dos cintas que estrenó en 2002 ya habían iniciado producción antes del ataque a las torres pero son dos casos diferentes en cuanto al nivel de alegoría que permite leerse en ellas. A primera vista es evidente que el techno-thriller sobre el autoritarismo que entrega las llaves del destino humano a un sistema que condena de forma definitiva la mínima sospecha de crimen en pos de seguridad es, como mínimo, rellena y repleta de torresgemelismo. Pero Minority Report no sólo había terminado pre-producción en Septiembre de 2001 sino que ya había completado su rodaje hacía meses.

En contraste, Atrápame Si Puedes no es un estudio multimillonario sobre el cruce entre fuerzas de la ley y libertad civil… Bueno sí, un poco es exactamente eso también. En un paquete spielbergense todavía más ligero para consumo popular, Tom Hanks y DiCaprio son una superficialidad difícil de penetrar para algunos. Pero la labor de agentes gubernamentales tornándose personal o las tensiones de emplear habilidades criminales para terminar ayudando a la ley son compartidas por esta divertida peli de tarde de Telefe y con Jack Bauer partiéndole la cabeza a terroristas en un interrogatorio tan improvisado y emocionante como sólo una violación de derechos humanos en prime time puede serlo.

La producción que sí tuvo lugar desde el comienzo en un mundo post-9/11 fue La Terminal. Los ojos del mundo dentro de las salas del planeta iban a estar en el mismo lugar que afuera: en los aeropuertos. Hanks repite en esta como Cruise haría en la siguiente, siendo Esteban’s y Tomases aliados naturales. Desde el vamos se plantean temáticas como la relatividad de nacionalidades y la ilusión de fronteras, con Krakozhia en un estado incierto (como tantos países de medio oriente atrapados ad eternum en un limbo bélico) y su futuro en manos del único personaje blanco y estadounidense. Interpretado por Stanley Tucci, el director del aeropuerto baila entre el rol de antagonista/villano y la pasajera simpatía por nuestro protagonista; siendo estas las posibilidades de unos E.E.U.U. sedientos de control. Varios de los personajes extranjeros son endulzados por detalles o fanatismo hacia elementos culturales yankees, como para que aún el frío y capitalista corazón estadounidense pueda simpatizar con ellos.

En 2005 hubo doble estreno, uno de pochoclo puro y otro que marca los límites de seriedad a los que Spielberg está dispuesto a ir. Aliado con Cruise, son los únicos nombres capaces de conseguir el nivel de producción para hacer esa adaptación de La Guerra de los Mundos. Lejos la más escapista de estas cinco películas, limitándose si uno quiere a reflejar con tensiones pochocleras esa sensación de desesperación del país más poderoso del planeta.

Toda la ansiedad tras el ataque a las torres preparada para distenderse en una hora y media de entretenimiento puro en el que inhumanos de otro lugar vienen por “nosotros”. Es un proceso saludable que no se ve a simple vista, pero las escenas de acción son una traducción directa visualmente con las fuertes imágenes del 11 de Septiembre de 2001. Un año antes de que esas otras dos películas de las que hablamos al comienzo de la nota se atrevieran a tocar el tema literalmente con toda la solemnidad del mundo, Spielberg se encargaba de realizar la difícil tarea de meter la realidad en la procesadora creativa de la ficción. Una de las primeras películas que tomaron al toro por las astas en lo que respecta al 9/11.

Su último trabajo extensivamente enfocado en el tema fue Munich. Aplaudida en su momento, quizás no estaría de más una revaluación para ponerlo entre las obras más grandes de su carrera. El rey del escapismo nunca trabajo más paralelo a la literalidad del tema como cuando se encargó de explorar el camino de venganza de agentes israelíes tras el atentado de las Olimpiadas del ‘72.

Cómo es el caso de La Guerra de los Mundos, ya resulta imposible ver esta película sin conectar cada escena, secuencia y personaje con la reacción estadounidense a la caída de las torres gemelas. No son muchas las ocasiones en que Spielberg estuvo dispuesto a enfrentar una película con la sombría seriedad que reina durante casi la mayoría de Munich. Una verdadera obra maestra que vale la pena ver, aún si es sólo para ver a una de las mentes creativas más exitosas de la historia moderna del cine poner las cartas sobre la mesa en lo que respecta a un tema que llevó en la cabeza durante cinco producciones. Eso y recordar los años en que Hollywood quería meter a Eric Bana en cosas.

Luego de todo eso, un poco se mira con otros ojos la cuarta entrega de Indiana Jones (Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull). Tan criticada por fans de la saga pero, junto a Las Aventuras de Tintín que sacó al año siguiente, extremadamente importantes para el director. Ambas regresan a esas fantasías familiares de tono ligero que tanto bien le trajeron a Steven y a todos los espectadores del planeta. Proyectos además trabajados junto a dos compañeros creativos como George Lucas, su amigo de tantos años, y Peter Jackson en el caso del periodista adolescente belga.

Ese regreso al escapismo apto para toda la familia que iniciaron en conjunto los éxitos de ese mismo dúo creativo, separados en ese momento, con Star Wars y Tiburón, puede conectarse directamente al boom de fantasía y superhéroes. Obviamente el MCU arrancó casi una década luego del ataque a las torres, pero se trata de una continuación del éxito que estaban teniendo franquicias como las Spider-Man de Raimi, o del Señor de Los Anillos y Harry Potter. El 2001 fue sin dudas un punto de partida para la industria de entretenimiento moderna como la conocemos.

Desde ya que los “cortes” entre etapas de cineastas no pueden dividirse de manera tan clara o limpia como nos gustaría pretender. Muchas temáticas de estos trabajos tan fuertemente ligados a la vida post-9/11 son evoluciones de temas ya tocados por Spielberg en pelis anteriores, y sin dudas se mantienen con vida en los proyectos que realizaría por el resto de su carrera. 

Aunque, si nos permitimos volver a pretender que en la vida real se puede cerrar todo con una cereza o decorar el postre con un moño, viene bien terminar con War Horse. Sí, la peli del caballo en la Primera Guerra Mundial. Adaptación de una obra muy particular que, desde el momento en que se anunció como su próximo proyecto hasta incluso cuando uno salía del cine, provocaba la misma duda: ¿Porqué? Puede ser tan simple como que un artista ya mayor se vio conmovido por otra obra de arte y quiso explorar él mismo, o quizás es uno de esos proyectos sin demasiado peso artístico (presentes incluso en filmografías como las de Spielberg).

Pero una película tan positiva y esperanzadora al punto del ridículo en medio de tamaña tragedia humana suena a la conclusión que cualquiera quisiera darle al proceso, interno y creativo, de un trauma que hasta el día de hoy afecta en incontables aspectos a todo el mundo occidental.


 

 

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