Para muchos una película pésima de un director inteligente. Para otros la peor versión del clásico. Que es frígida, que no emociona ni inquieta. Para mí siempre fue una película increíble.
Por AnxieBre
No tengo dudas de que alguien como Francis Ford Coppola no se «sube» a ningún proyecto por que sí. Después de filmar una inmejorable versión de Drácula en 1992, pero a su vez luego de negarse a construir un universo par con la historia de Frankenstein, le cede la silla de director a Kenneth Branagh, y él se decide por la producción. Aquí es cuando digo que el proyecto es cuando menos confiable.
Pero la crítica no la acompañó. Aun no entiendo por qué. Si bien es verdad que Branagh está sobreactuado y hace alarde de su físico innecesariamente, en lo actoral tenemos otras joyitas: Robert de Niro, con una interpretación y un trabajo de maquillaje encima para caerse de cola, y una Helena Bonham Carter a la altura de Elizabeth, la prometida de Víctor.
Se habló mucho (y negativamente) del diseño de producción, del vestuario, de la puesta en escena y de la dirección de fotografía. Yo me encontré con una película potente en lo visual y cargada de emocionalidad. Sí, puede que algunos cánones artísticos formales a los que grandes directores de cine nos tienen acostumbrados aquí no se respeten, pero esta visión de Branagh -tildada de egocéntrica y lavada – es más personal que cualquier película de Frankenstein que haya visto. Y eso la vuelve genuina en sus intenciones.
Un poco de historia. Traumado por el dolor causado por la muerte de su madre, el joven Víctor Frankenstein, estudiante de medicina, se obsesiona con dar vida a organismos muertos. Entre ellos, están los humanos. Para eso, pone en práctica un cuestionado método científico. En el proceso conoce al profesor Waldman, quien le revela los secretos de un antiguo proyecto que dio como resultado una abominación. Lo que sigue ya lo conocemos todos.
El conflicto central (el de Víctor) está muy bien contado, mejor aun está el de la criatura cuando comienza con su nueva vida y el reconocimiento de sí mismo, y mejor aun es el ritmo narrativo en general. No tiene baches argumentales, todo tiene su explicación, todo cierra, y (a pesar de tener unas pocas diferencias con el libro de Mary Shelley) es fiel al relato literario; sobre todo al inicio, comenzando con la escena del barco que encalla en un iceberg.
Los tres mejores momentos de la película:
➡ Por supuesto la escena en la que Víctor le da vida a su creación. Se destaca la música de estilo operístico (compuesta por el escocés Patrick Doyle). Todo es perfecto, sobre todo porque Víctor acaba de dejar que su amada se vaya llorando en su afán de persistir con el experimento
➡ Las charla entre la «criatura» y su creador en la cueva que hace las veces de hábitat perfecto para el monstruo. No tiene desperdicio
➡ La escena (grabada en mi cabeza durante años) – ALERTA SPOILER – en la que la criatura irrumpe en la noche de bodas de Víctor y Elizabeth y (para vengarse) le arranca el corazón con la mano, atravesándole el pecho. Imborrable.
«Frankenstein de Mary Shelley», a mi parecer, es de las mejores versiones de la novela clásica. La visión gótico-romántica de Branagh recoge las mejores influencias de Coppola y se aleja de las figuras anticuadas del monstruo con cabeza cuadrada y tornillos en el cuello. La criatura de Robert de Niro está cargada de humanidad, empatía, planteos morales y es súmamente cuestionadora de la realidad. Qué lejos está del «zombie» grotesco de otras películas.
Realmente un film incomprendido…
Título original: Mary Shelley’s Frankenstein
Dirección: Kenneth Branagh 
Guion: Steph Lady, Frank Darabont (Novela: Mary Shelley)
Productora: TriStar Pictures
Elenco: Robert De Niro, Kenneth Branagh, Helena Bonham Carter, Tom Hulce, Aidan Quinn, Ian Holm, Richard Briers, John Cleese, Robert Hardy, Cherie Lunghi, Trevyn McDowell, Hannah Taylor Gordon, Celia Imrie, Gerard Horan, Mark Hadfield, Jimmy Yuill, Richard Clifford, Hugh Bonneville, Patrick Doyle
Duración: 123 min.
País: Estados Unidos
La prematura muerte de su madre durante un parto, arranca violentamente a Víctor Frankenstein de su idílica vida en Ginebra. Desde ese día, la idea de vencer a la muerte será su obsesión y, por ello, decide estudiar medicina en Ingolstadt. Allí conoce al siniestro profesor Waldman, de quien se rumorea que pasó su juventud estudiando la posibilidad de crear un ser humano. Víctor no sólo se interesa por sus experimentos, sino que está dispuesto a llegar hasta el fondo de la cuestión cueste lo que cueste.
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