[REVIEW] Eternals

Inicio de la saga de los «Eternals», una raza de seres inmortales que vivieron en la Tierra y dieron forma a su historia y a sus civilizaciones.

Por @mauvais1

Sin lugar a dudas asistimos a un cambio que no es paradigmático del universo Marvel, pero sí es suficiente como para generar un enconado desencuentro entre sus seguidores más acérrimos. Y más allá de los tópicos planteados en los primeros pases, familias homoparentales o cualquier otra necedad, es más interesante explorar con sus pro y contras en la larga y enrevesada exposición de este génesis espiritual del universo. Por un lado, la adición de una directora ganadora del Oscar® Chloé Zhao -que ha hecho carrera con historias contemplativas, casi estudios de personajes documentalista-, y por otro, la idea que ya comentamos antes de construirle al MCU un distante pasado de mítica y mística casi religiosa.

Los personajes creados por Jack Kirby, vistos por primera vez en las viñetas de Marvel Comics en 1976, son los protagonistas de esta adaptación que escriben Matthew K. Firpo, Ryan Firpo, Patrick Burleigh y la misma directora Chloé Zhao. Aquí asistimos al progreso humano custodiado por esta raza alienígena (Kirby fue influenciado por las teorías de Erich von Däniken en la construcción de la historia, vale comentar), que está en continua lucha con otra, los desviantes; retratados como bestias asesinas sin inteligencia. El equipo liderado por Ajak (Salma Hayek) la sanadora y enlace con los celestiales, trota a través del tiempo y la historia como mudo testigo del devenir humano. Con ella están el todopoderoso Ikaris (Richard Madden); Sersi (Gemma Chan), la enamorada de la humanidad y con el poder de transformar la materia; Kingo (Kumail Nanjiani), que lanza rayos y el alivio cómico; la superveloz Makkari (Lauren Ridloff); el inteligente inventor Phastos (Brian Tyree Henry); Sprite (Lia McHugh), la eternamente joven y andrógina pero de alma vieja; el poderoso Gilgamesh (Don Lee); el ermitaño Druig (Barry Keoghan); y la guerrera Thena (Angelina Jolie).

Todos ellos han logrado su objetivo, eliminar los desviantes del mundo, y hoy en día se reparten en él simulando ser parte de la humanidad. Algunos con más suerte que otros, como Phastos (Brian Tyree Henry), quien ha logrado formar una familia y tiene un hijo humano, a diferencia de otros que, aislados completamente, son presos de las inmensas memorias con que cargan. El amor, la soledad y la larga convivencia de los eternos con los humanos han creado lazos, han forjado en ellos un amor por la especie y su hábitat que los ha vuelto vulnerables a sus vaivenes y un poco de eso trata la película, de cómo los Eternos se han ido involucrando en su contradictorio comportamiento, siendo capaces de los sentimientos más profundos y luminosos y las más brutales practicas.

Nacidos como guardianes voluntariosos, son ahora presos de sentimientos y anhelos, de contradicciones y de, más aún lo que nos define como especie, la esperanza, que también es compuesta por el miedo y el remordimiento. Tonto y simple, pero al fin y al cabo la película es una aventura familiar del MCU contada para entretener. Y es ahí donde debería detenerse uno. Pero al estar Chloé Zhao involucrada, es fácil advertir que hay mucho más que se quiere narrar, porque de alguna manera el film es más que una presentación de personajes. Es un coming of age sobre la futilidad de la existencia, más allá de esa inmortalidad casi olímpica y sobre el aprendizaje que es sentir y pensarse humano, con las contradicciones que esto genera en seres casi angélicos.

Ellos esperan poder partir a su mundo, lo han hecho por siglos, en los cuales fueron dioses, ángeles guardianes y genios que inspiran. En el anonimato de sus vidas, cinco años después del blip y en tiempos de Avengers: Endgame, la película plantea el sitio del héroe, del todopoderoso, que a su vez debe dejar a la humanidad resolver sus propios conflictos. Pero las filosofadas con que se quiere impregnar a la historia, sumado a los conflictos existenciales de sus protagonistas y la enrevesada historia de acción, no parecen cuajar completamente.

Los momentos dramáticos, esos estacionarios donde el personaje plantea su insatisfacción con su historia que es la humana también, y la vorágine de los acontecimientos que los rodean son de las escenas más hermosas como expositivas, con poca fe en el entendimiento del espectador, con valoración superflua de su propia existencia. Si a esto se le suma el villano más aleatorio que se nos pueda ocurrir, que da tracción a una trama que no lo necesita, las cosas comienzan a sonar repetidas e insustanciales. Todo thriller, se da por sentado, tiene un falso inculpado que es necesario porque visualiza las fallas del sistema, así como el prejuicio de los acusadores, por mencionar algunos tropos,  además de distraer al espectador del verdadero criminal que, usualmente, camina junto a los héroes. Pero aquí es solo un comodín que precipita las evidencias.

No son los X-Men, dios gracias, o los Avengers y su infantil aproximación a la noción del nacimiento del héroe. Los Eternos intentan esbozar una nueva lógica sobre estos. Desandar el camino hasta el inicio de todo y todos, y plantear para qué están construidos y cómo se deconstruyen en la actualidad. Propone, y vaya que lo intenta con todo ahínco, la finalidad de estos, su causa. Se acerca con disimulo y mucho rodeo a la critica sobre la fe y a lo que creemos que espera nuestro creador de nosotros. Antes, en el comienzo de todo, hubo una lucha en los cielos entre los ángeles que llevó a uno a caer por ambición. Aquí el drama es diferente aunque no en sustancia.

Los rebordes místicos y mitológicos están ahí, se deducen en el maremágnum que es el drama de personajes y la acción Marveliana al uso, pero creemos que no logra el equilibrio merecido. Son dos horas y media, aproximadamente, que no alcanzan y a la vez sobran justamente por eso, por esa falta de coerción en los temas variados que no llegan a explorarse lo suficiente. Familia, Dios, espíritu individual en las decisiones, las acciones y las creencias, una aventura fantástica. Suman y suman títulos que no desarrollan y naufraga en todos.

Eternals no es una mala película, para nada. Es una historia diferente que intenta plantear nuevos interrogantes en un universo que se está reconstruyendo después de la desaparición y regreso de la mitad de la humanidad, que parece nacer de alguien que lo ha sufrido, y que ahora intenta esbozar un propósito a esa debacle. Es intensa y emocional, grandilocuente -aunque no pomposa- y expone la posibilidad de un universo capaz de aupar inmortales melancólicos, donde más que nunca se subraya que el amor y la razón son quienes finalmente vencen en el juego de poder. Muchos plantearán la construcción precipitada de un nuevo universo dentro de otro, lo codicioso que es el guion en temáticas, la irregularidad de como son introducidos, pero sigue siendo una obra independiente de la parafernalia al uso en las películas de superhéroes y con espíritu propio.

PUNTAJE: 7.5/10


Título: Eternals

Dirección: Chloé Zhao.

Guion: Matthew K. Firpo, Ryan Firpo. Cómic: Jack Kirby.

Música: Ramin Djawadi.

Reparto: Angelina Jolie, Richard Madden, Gemma Chan, Kit Harington, Kumail Nanjiani, Salma Hayek, Barry Keoghan, Brian Tyree Henry, Ma Dong-seok, Lia McHugh, Lauren Ridloff, Haaz Sleiman, Lucia Efstathiou.

Productora: Marvel Studios.

Distribuidora: Walt Disney Pictures.

Una raza inmortal de héroes de elite que han vivido en secreto en la Tierra durante años para proteger y formar a las civilizaciones. Tras los eventos de AVENGERS: ENDGAME, una tragedia inesperada los obliga a salir de las sombras para reunirse y enfrentarse al enemigo más antiguo del hombre: los Desviantes.

Acerca de Marco Guillén 4338 Articles
Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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