[REVIEW] Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore

La nueva entrega de la saga que expande el universo de Harry Potter prometía mejorar lo hecho en su segunda parte. ¿Estará a la altura de las expectativas? Pasen a averiguarlo.

Por Nahuel Arturo (@nahuutwm)

David Yates vuelve a estar al mando de esta nueva entrega de la saga. Su tarea es ardua: mejorar su trabajo, luego de la floja Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald. Para lograrlo, Yates cuenta con dos caras nuevas que intentarán darle un soplo de aire fresco a una franquicia que parece no terminar de asentarse en la industria ni en el corazón «potterhead». Una de estas incorporaciones es un viejo conocido de la casa, Steve Kloves, quien ya había compartido el rol de guionista junto a la afamada escritora, J.K. Rowling, a lo largo de toda la saga de películas de Harry Potter. Por otra parte, nos encontramos con Mads Mikkelsen. El actor de origen danés viene a suplir el papel del villano de la saga: Gellert Grindelwald. Rol que era interpretado por Johnny Depp, quien fue apartado de la producción luego del escándalo con su esposa Amber Heard.

Para empezar, me gustaría comentar que esta reseña la escribo desde el lugar de alguien que creció con Harry Potter, que vio todas sus películas, pero que no es un gran fan de la saga. De la misma manera, soy un recién ingresado en la expansión del universo mágico que representa Animales Fantásticos. Considero que la primera entrega es un paso firme y solido, mas no consiguió enamorarme ni encariñarme siquiera con sus personajes, faltos de un desarrollo o carisma mucho más definido. Esto se agravó tras una pésima segunda entrega, en mi opinión, que sumó muchísimos problemas de narrativa y donde se introdujeron demasiados personajes, dividiendo tanto la historia que el espectador termina tan abrumado como indiferente, ante las diversas situaciones en que terminan los mismos. Bajo estas condiciones, llegué a la tercera entrega con expectativas muy bajas. Para mi sorpresa, Los secretos de Dumbledore resultó ser la mejor de las tres partes con las que contamos actualmente en el universo de Animales Fantásticos. Se siguen acarreando ciertos problemas de entregas anteriores, pero David Yates encuentra el tono y el ritmo necesarios como para que el espectador se divierta y sienta que las más de dos horas invertidas hayan valido la pena.

El primero de los aciertos es el tono humorístico. Bien se podría criticar que utiliza una comedia simplona de la vista en infinitas producciones de alto presupuesto de Hollywood. No estamos del todo en desacuerdo con tal critica, pero lo cierto es que dicha comedia consigue generar un vínculo mucho más cercano y simpático con el grupo de personajes principales, algo que era uno de los puntos más débiles de la saga hasta el momento. Es gracias a este apartado que la dupla de Newt Scamander y Jacob Kowalski finalmente funciona como debería haberlo hecho desde un principio. Sus interacciones y el desarrollo de su amistad se sienten más vivas que nunca. Sobre todo en Jacob, que se roba gran parte de la película. El personaje interpretado por Dan Fogler termina de asentarse definitivamente como alivio cómico de la saga y esto, a nuestro parecer, funcionó a la perfección. Es imposible no reírse al menos una vez con sus hilarantes reacciones ante la amalgama de situaciones fantásticas en las que se encuentra.

Otro de los aciertos es el dinamismo de la película. El director consigue un ritmo frenético y no tardan demasiado en comenzar con la acción. De hecho, desde su primera secuencia se nota que, esta vez, Yates no pide permiso y está dispuesto a ir con todo lo que tiene para que el espectador disfrute desde el inicio. Ahora bien, no todo lo que brilla es oro. A pesar de los halagos, uno irremediablemente debe advertir que sigue habiendo males irreparables que se vienen acarreando desde hace tiempo en esta saga. Los momentos de tensión no consiguen el impacto ni la fuerza necesaria para que nos importe el destino de nuestros protagonistas.  Esto se debe en gran medida a que personajes que, en anteriores entregas, prometían ser la clave del conflicto principal o incluso personajes protagónicos, como Tina Goldstein (Katherine Waterston), simplemente desaparecen con excusas irrisorias o permanecen en la historia, pero pierden esa importancia inicial bajo desarrollos penosos en ejecución. De esta manera, se transmite una sensación de que todo suceso o personaje es fácilmente descartable y nada de lo que suceda importa realmente.

Del mismo modo, la constante reescritura en el personaje y los objetivos de Grindelwald termina haciendo tambalear a quien supo ser el principal interés de esta actual trilogía. El villano, interpretado ahora por Mads Mikkelsen, es una especie de político extremista que busca hacerse con el control del mundo mágico, utilizando herramientas democráticas, con algunos trucos bajo la manga y un grupo de hechiceros y brujas a su mando. Si se quiere, es de alguna manera, una versión muy soft y diluida de lo que supo ser Lord Voldemort. Aún así, su relación conflictiva con Dumbledore ayuda, durante gran parte de la película, a que sintamos la presencia de un peligro real acechando al mundo mágico. De esta manera, también permanecemos a la expectativa, deseosos que se nos terminen de revelar todo el entramado de conspiraciones, secretos e intereses que esconde esta tortuosa relación entre magos. Por su parte, Mikkelsen consigue una interpretación imponente y sobria de Grindelwald que, hasta el último acto, impone respeto y miedo a partes iguales. No será la mejor actuación del actor danés, pero es lo suficientemente buena para que no extrañemos a la versión que supo dar vida Johnny Depp. De la misma manera, Jude Law sabe portar el manto del mago más importante de este mundo ficticio y sus escenas con Mikkelsen desbordan tanta química que logran hacernos entender, tan solo con un par de miradas, esa complejidad de sentimientos que componen su relación. Esto, durante los dos primeros actos, porque el problema viene con los minutos finales y la resolución de los conflictos. Algo de lo que hablaremos un poco más adelante…

En esta misma línea, no podemos pasar por alto cómo la historia parece ir en círculos sin un objetivo claro. Tal es así, que los personajes lo explicitan mediante en dialogo en una escena especifica. Uno entiende que esto se debe a que los guionistas son conscientes de sus propias limitaciones e incapacidades para seguir estirando una historia que, aunque divertida, se siente como una transición hacia un evento más grande y, por lo tanto, se pierde interés en la historia de esta entrega. Uno se encontrará en su butaca preguntándose más de una vez “¿Por qué los personajes están haciendo esto?” o “¿Cuál es su objetivo?”. Nada está claro, todo es confuso y una excusa para llegar a una resolución que, como suele ser costumbre en esta saga, se resuelve bajo conveniencias argumentales que tienen una débil construcción a lo largo de la película o directamente es inexistente como es el caso del enfrentamiento final, tan esperado por los fans de esta, actualmente, trilogía. Un enfrentamiento que prometía ser la explosión catártica de una compleja marea de emociones y background de historia desarrollada a lo largo de esta película y que, lamentablemente, no está a la altura de lo visto en los actos anteriores. Tanto el desarrollo emocional como el físico se resuelven en pocos minutos y de una manera que hará enojar a más de un fan, debido a que coloca a esta entrega bien como un spin-off o historia auto conclusiva dentro de su mismo universo que poco aporta a la narrativa global de la saga.

En conclusión, Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore se siente como una historia con un potencial enorme que no termina de explotar nunca. Arreglaron ciertos problemas de anteriores entregas mientras repitieron muchos otros. Lo que no se puede negar es que, para el espectador casual, esta historia resultará divertida y dinámica, a partes iguales. Es una historia que funciona perfectamente por sí misma, aunque pertenezca a una saga de películas con una cierta continuidad. Sin embargo, esto puede generar que el fan más acérrimo termine decepcionado y sintiendo que esta entrega pudo no haber existido y no habría cambiado nada. Pero la opinión final está a cargo de cada uno de ustedes y, si pueden ignorar estos males reiterativos de la saga, estamos seguro que pasarán un divertido momento en el cine. Por nuestra parte, recomendamos ir con bajas expectativas y simplemente sentarse a disfrutar lo que tiene para ofrecer esta tercera parte de Animales Fantásticos.

PUNTAJE: 6/10


Título: Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore

Título original: Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore

Año: 2022.

Duración: 142 min.

País: Reino Unido.

Dirección: David Yates.

Guion: Steve Kloves, J.K. Rowling.

Música: James Newton Howard.

Fotografía: George Richmond

Reparto: Jude Law, Mads Mikkelsen, Eddie Redmayne, Ezra Miller, Katherine Waterston, Alison Sudol, Dan Fogler, Jessica Williams, Jeremy Azis, Fiona Glascott, Callum Turner, Victoria Yeates, Poppy Corby-Tuech, Richard Coyle, Valerie Pachner, Oliver Masucci, Hebe Beardsall, Maria Fernanda Cândido, Aleksandr Kuznetsov, William Nadylam, Wilf Scolding, Maja Bloom, Paul Low-Hang, Emilia Karlsson, Dave Wong, Cara Mahoney, Ramona Kunze-Libnow, Sean Talo, Nick Davison y Tony McCarthy.

Productora: Warner Bros., Heyday Films.

El profesor Albus Dumbledore sabe que el poderoso mago oscuro Gellert Grindelwald está haciendo planes para apoderarse del mundo mágico. Incapaz de detenerlo él solo, confía en el Magizoólogo Newt Scamander para dirigir un intrépido equipo de magos, brujas y un valiente panadero Muggle en una misión peligrosa, donde se encuentran con antiguos y nuevos animales y se enfrentan a una legión cada vez más numerosa de seguidores de Grindelwald. Hay mucho en juego así que nos preguntamos hasta cuándo podrá permanecer Dumbledore al margen.

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