«Un hombre sin cambios no vale nada, y el hombre con demasiados cambios tampoco vale nada».

Proverbio Irlandés.

Por @mauvais1

Luego de Escondidos en Brujas (2008) y 3 anuncios por un crimen (2017), añadiré que no he tenido la oportunidad de ver Sie7e psicópatas (2012), sabía lo que me esperaba de Martin McDonagh con su reciente estreno The Banshees of Inisherin o, como se tradujo por estos lares, perdiendo gran parte de su magia y ganando bastante vaguedad, Los espíritus de la isla.

Para comenzar, volver a verlos juntos en un film a Colin Farrell y Brendan Gleeson, luego de la magnifica y ya mencionada Escondidos en Brujas, es un placer, y como en aquella historia, la rareza y lo macabro se combinan en una narración sobre la existencia misma, lo cotidiano transformado en un cuento extravagante delicadamente equilibrado en la comedia y la tragedia más abyecta, he de enfatizar.

No solo eso, pues en este caso el director y guionista hace un juego interesante con el personaje del folklor irlandés mencionado en su titulo, y la realidad de aquella isla irlandesa a comienzos de los años veinte del siglo XX. De ahí la vaguedad con que se tradujo su título, aunque no sea tan brutal como lo sentimos nosotros. Pero estamos divagando.

The Banshees of Inisherin es la historia de dos amigos, Pádraic Súilleabháin (Colin Farrell) y Colm Doherty (Brendan Gleeson), que luego de ser amigos íntimos se distancian abruptamente por decisión de Colm. De ahí en mas, la lucha por el poder y la predominancia entre ambos se ajusta a un entorno monótono y austero, el de su tierra, una pequeña isla frente a Irlanda. Y en la, que claro, intervienen los conocidos y familia de ambos. De un pueblo chico, infierno grande, las capas del relato de diversifican hasta un entramado complejo que narra las vivencias personales, lo interior de los protagonistas como un reflejo de su entorno. Sutil por momentos, basto y engorroso por otro.

Los amigos son el equivalente de su pueblo. Es como en los thriller policiales del cuarto cerrado, una pequeña anécdota que refleja una sociedad y sus complejidades. Rodeado de una belleza, no solo paisajística, sino que también actoral enorme. La fotografía de un todo terreno como Ben Davis y el mismo diseño de producción de Mark Tildesley construyen un ideal escenario que pivotea entre la realidad y la fantasía de un cuento de hadas, de esos moralistas y aventureros tan caros al irlandés.

La obcecada paciencia de Pádraic en intentar enmendar lo que no está roto, la tozuda intrepidez de Colm, que a esa altura decide cambiar el rumbo de su vida así esta se le despedace, literalmente, en eso; es fascinante y conmovedor, porque hablan de posiciones que en algún punto son conciliables y solo por torpeza y melancolía se retuerce.

Martin McDonagh regresa con una historia depurada sobre las decisiones tomadas y el enfrentar las consecuencias de estas de manera cabal, con obstinación, la literalidad con que se puede existir cuando uno decide el camino a seguir, aún cuando el mismo realizador decide que no será placentero el proceso, que será singularmente incomodo. Three Billboards Outside Ebbing, Missouri tenía mucho de esa impronta, y aquí como decíamos, se depura, se refina en un cuento de realismo mágico sorprendente.

PUNTAJE: 9/10

Título: Los espíritus de la isla

Título original: The Banshees of Inisherin

Año: 2022.

Duración: 114 min.

País: Reino Unido.

Dirección: Martin McDonagh.

Guion: Martin McDonagh.

Música: Carter Burwell.

Fotografía: Ben Davis.

Reparto: Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Keoghan, Pat Shortt, David Pearse, Gary Lydon y Jon Kenny.

Producción: Blueprint Pictures, Film 4, Searchlight Pictures, Metropolitan Films International.

Distribuidora: 20th Century Studios.

Ambientada en una isla remota frente a la costa oeste de Irlanda, cuenta la historia de dos amigos de toda la vida, Pádraic y Colm, quienes se encuentran en un callejón sin salida cuando Colm pone fin a su amistad de un modo abrupto. Un Pádraic atónito, ayudado por su hermana Siobhán y por Dominic, se esfuerza por reconstruir la relación, negándose a aceptar las negativas de su amigo de siempre. Cuando Colm le plantea a Pádraic un ultimátum desesperado, los acontecimientos se precipitan y provocan consecuencias traumáticas.