[RECAP] The Gilded Age: Never the New (T1xE01) y Money Isn’t Everything (T1xE02)

Luego del segundo episodio estrenado por HBO, algunas observaciones del nuevo drama de época de Julian Fellowes.

Por @mauvais1

He de admitir que esperaba con ansias encontrarme en una nueva fantasía de época nada menos que guiado por Julian Fellowes. Sé que por celebridad merecida, recordará el lector su drama Downton Abbey (que ha gozado de unas maravillosas seis temporadas y dos películas), pero me atreveré a mencionar también el drama dedicado a los tan mentados «nouveau riche».

Lo que ocurre en The Gilded Age bien cuadraría en Belgravia (2020), solo que ahora transportado a la New York de 1880, en medio del periodo histórico del mismo nombre, en que el país conoció una expansión económica, industrial y demográfica sin precedentes. Tiempos de vacas gordas que las ascendentes clases sociales aprovecharon para hacer su América, hasta codearse con las conocidas y aristocráticas familias de entonces.

Inmediatamente que uno refiere a ese entonces, vendrá a cuento la magnífica adaptación que Martin Scorsese hizo de la novela escrita por Edith Wharton, titulada La edad de la inocencia (The Age of Innocence) en 1993, también con los descendientes de los «The Four Hundred» como protagonistas de un drama social, de escarceos de salón y de apellidos como «Astor», «Livingston» y «Vanderbilt», por dar algunos ejemplos. Ese exuberante retrato de la realidad vivida por sus protagonistas en la encorsetada alta, y puritana, sociedad neoyorquina tenía también un conflicto de clases y usos, y aunque enfrentaba burgueses con escándalos propios de la rancia y libertina aristocracia europea, refería por sobre todo a los cambios que el anciano siglo XIX estaba experimentando.

Marian Brook (Louisa Jacobson), forastera por distancia y educación, no por nacimiento y correspondencia, es nuestra anfitriona en esta interesante propuesta que es The Gilded Age. Aunque habiendo visto el primer episodio, no parece realmente muy abocado a analizar los usos y costumbres de la época, tanto como podría deducirse de sus intenciones.

Y solo opinamos con los dos primeros de los diez episodios que componen la temporada. Sabemos que los críticos en su momento obtuvieron cinco para sus reseñas, que han sido bastante benignas con particular atención al diseño de producción y vestuario. Y claro, los fluidos y picarescos diálogos tan al uso de Fellowes. Su poca exigencia en cuanto a las tramas no adolece de ninguna característica propias de la comedy of manners, justamente género de ascendencia británica. No es por ese lado donde se desluce el drama, sí quizás por la falta de profundidad en los detalles que construyen el universo que habitan los protagonistas.

Es decir, de qué vale un salón victoriano, tan en boga entonces, si no se presenta a sus habitantes en sus pequeñas rutinas en ellos, en el valor que cada espacio de la casa, en general tenía para sus habitantes. Cada espacio es a su anfitrión, cada prenda a la dama o caballero, detalles que dibujan a simple vista un comportamiento. Y hay de esto, en The Gilded Age, pero sin el acercamiento capaz de mostrar los intersticios que lo sostienen. La balada del sirviente y su amo, algo que el autor tiene mucho afecto, no logra establecer esa línea más que en comentarios didácticos. Aún creo que no soy lo suficientemente especifico.

En La edad de la inocencia (1993), la embriagadora escena del carruaje entre Newland Archer (Daniel Day-Lewis) y Ellen Olenska (Michelle Pfeiffer) dibuja justamente el prejuicio y moral imperante entonces, como las escenas en casa de Mrs. Mingott (Miriam Margolyes) y sus comentarios sobre los Beaufort y sus escándalos, porque el detalle está puesto en sus maneras, en las arracimadas alcobas en que suceden. Los personajes también son los decorados y vestuarios, en las acciones que en estos se desarrollan, son tan protagonistas como los propios actores. Aquí el boato y colorido, las calles son de época, son – podría decirse – históricamente precisas, pero no narran al espectador nada más que un bonito y limpio – casi dibujado – momento. Espero no sonar quejumbroso y demasiado detallista, pero es casi anecdótico, desde mi punto de vista los años que se eligieron para narrar la serie. Podría haber sido la explosión posguerra mundial, en los 1950s y sería prácticamente lo mismo.

Los nuevos ricos versus la aristocracia o mejor dicho plutocracia neoyorquina elabora un drama de cruces y filosas reyertas entre lo que por momentos parece ser la misma clase de gente. La herencia británica del relato con imprescindibles como Jane Austen, William Makepeace Thackeray, o por qué no, Edward Morgan Forster (por mencionar algunos), son elementos que elevan esta serie por sobre las demás, aunque por momentos parezca más una telenovela con alto, muy alto presupuesto. Lo fascinante de personajes como Agnes Van Rhijn (Christine Baranski) y su hermana Ada Brook (Cynthia Nixon) son por lejos lo más logrado y granado de esta puesta.

Por otro lado mencionaré que el diseño de vestuario de Kasia Walicka-Maimone (Ready Player One, The Goldfinch) no es en particular un dechado de genialidad, sí de corrección y buen tino con los años retratados. El año 1881 en particular es un año de transformación también en el diseño de los vestidos y trajes masculinos, una encrucijada que luchaba entre el boato casi operístico de Francia «Belle Époque» con el realista y practico del Victoriano tardío (1873-1901). Es por esto que las diferentes locaciones se ven también incluidas en esta «Batalla de los Estilos» entre le gótico romántico y el clásico. Ahora los diseños, en particular de Marian Brook (Louisa Jacobson) y Bertha Russell (Carrie Coon), son un tanto distintos, casi diríamos que «basados» en la moda de entonces, bien seguro para subrayar, que ambas mujeres pertenecen a una edad más moderna que la retratada no solo en pensamientos y acciones. Pero a diferencia de lo logrado por Terry Dresbach en Outlander con Claire Randall (Caitriona Balfe), no posee la suntuosidad o criterio de seguir perteneciendo al conjunto. Y es quizás una característica que se repite en los episodios en general.

Pero más allá de toda esa escabrosa y meticulosa y quizás algo insana búsqueda del detalle, la serie en conjunto es un apetecible drama de época donde los diálogos de los protagonistas son tanto más interesantes que las historias que desarrollan, de buen acabado técnico y entretenida. Lejos está de los fascinantes retruécano de clases de Downton Abbey.


Título: La edad dorada

Título original: The Gilded Age

DirecciónMichael Engler, Salli Richardson-Whitfield.

Guion: Julian Fellowes, Sonja Warfield.

Música: Harry Gregson-Williams, Rupert Gregson-Williams.

Fotografía: Vanja Cernjul, Manuel Billeter.

Reparto: Christine Baranski, Carrie Coon, Cynthia Nixon, Morgan Spector, John Douglas Thompson, Ben Ahlers, Denée Benton, Michael Cerveris, Linda Emond, Taissa Farmiga, Katie Finneran, Amy Forsyth, Michel Gill.

Productora: HBO, Universal Pictures Television.

DistribuidoraHBO.

La historia arranca en 1882 con la mudanza de la joven Marian Brook de la zona rural de Pensilvania a la ciudad de Nueva York después de la muerte de su padre para vivir con sus tías adineradas. Acompañada por una aspirante a escritora que busca un nuevo comienzo, Marian se ve envuelta de forma inesperada en una guerra social entre una de sus tías, hija de la vieja riqueza, y sus vecinos tremendamente ricos, un magnate ferroviario despiadado y su ambiciosa esposa. Expuesta a un mundo al borde de la Edad moderna, ¿Marian seguirá las reglas ya establecidas por la sociedad o forjará su propio camino?

Acerca de Marco Guillén 4338 Articles
Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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