Surge una amistad entre un político francés y la profesora de literatura filosófica que contrato para tener debates diarios que lo hagan volver a ser la maquina de ideas que supo ser.

Por @RockaOnTheGo

En mayor o menor medida, cada vez que vamos a ver una película lo que buscamos es una formula. Sea una que repita lo que nos gusta, o una que oculte la repetición lo suficiente como para no ver los hilos que definen nuestra subjetividad. Hasta la sed de cosas nuevas puede volverse una formula rutinaria. Entendible, tan solo hay contadas formas de desarrollar una narrativa dramática en dos horas, aunque ocasionalmente surgen esos proyectos que resisten mediante la única vía alternativa posible: buscando otra cosa.

Alicia es una profesora de literatura, especializada en libros de filosofía, que es contratada por la oficina del Alcalde de Lyon. El problema del alcalde es simple: perdió la capacidad que tenia para generar ideas. Espera que notas diarias de Alicia sobre su agenda con una perspectiva filosófica y los debates resultantes como respuesta de las mismas, logren hacer arrancar de nuevo la maquina de ideas que solía ser su cabeza. La película es eso, una conversación sobre ideas e ideologías. 

Su protagonista comienza una nueva vida diaria, desacostumbrada al ambiente político y penetrando rápidamente el circulo intimo de su nuevo jefe. En cualquier otro caso esta seria una película que ya viste, pero si cae en puntuales facilismos es para que sirvan como rieles para que los trenes del debate lleguen a destino. Aunque «debate» es un termino fuerte para lo que se da en esta cinta, ya que en las conversaciones intelectuales (mayormente anti-intelectuales) que dan forma al film no dan lugar a quien intenta «vencer» al otro. Y si lo hacen, es cuando Alicia interactúa con otras personas más allá de su jefe. Los debates entre el alcalde y Alicia buscan más compartir su búsqueda por comprender personas o conceptos, que una simple exposición de supuestas objetividades, como suelen darse en la mayoría de los casos.

La relación de amistad que comienzan a entablar con el alcalde va a ofrecerles un oasis de intercambio de ideas que les permitirá sortear los obstáculos más inmediatos para eventualmente encontrar sus rumbos individuales. Esa es la gran propuesta detrás de este filme, que procesar e intercambiar ideas es tan fructífero y satisfactorio como lo que todos hacemos: distraerse o dispersarse para al otro día volver al ruedo. De forma similar, si se la ve buscando dispersarse con otra versión de El Diablo Viste a la Moda seguramente pueda decepcionar. Tal y como viéndola exclusivamente desde la perspectiva política puede imposibilitar la chance de ver la universalidad del relato.

Por lo general el cine cumple el rol de una parada de pits en los que nos preparamos para volver al complicado circuito que es la vida. No es tan común que una película aliente a simplemente tener conversaciones o leer un libro para luego conversarlo. El resultado es una experiencia que se arriesga a perder la atención de gente buscando formulas, aunque es posible que igual se dejen entretener por sus varios encantos. Alicia y el alcalde es un regalo dulce, simple y no tan simbólico que viene bien no importa la fecha, esos que se disfrutan por la sorpresa y la intención más que por sí mismos. En lo audiovisual y técnico es correcta, en lo artístico funcional, pero el guion y actuaciones logran cautivar con las bondades del simple y antiguo arte de intercambiar ideas.

PUNTAJE: 8.5/10

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Título: Alicia y el alcalde (Alice et le mairea – 2019)

Dirección: Nicolas Pariser

Guion: Nicolas Pariser

Reparto: Fabrice Luchini, Anaïs Demoustier, Nora Hamzawi, Léonie Simaga, Antoine Reinartz, Maud Wyler, Alexandre Steiger, Pascal Rénéric, Thomas Rortais, Thomas Chabrol

El alcalde de la ciudad de Lyon (Francia), Paul Théraneau, se encuentra en una posición delicada. Tras pasar 30 años en política se empieza a a quedar sin ideas y siente que sufre una especie de vacío existencial. Para superar esta adversidad, Paul decide contratar a una brillante filósofa, la joven Alice Heinmann. Entre ambos se desarrolla un diálogo en el que sus respectivas personalidades cambian drásticamente su forma de ver y entender el mundo.