Cuando el western europeo parecía que no tenía nada más para dar, un director casi desconocido lo lleva a la cima de nuevo en esta Tragedia Griega.
Por @diegui83
A finales de la década del 70, el Spaghetti Western llega a su punto cúlmine. Obras como Lo llamaban Trinity (Lo chiamavano Trinitá, 1970) eran los exponentes en el que se había convertido este sub-género que había llevado a la gloria de nuevo al género de pistoleros y le había dado un nuevo rumbo por explorar en su país de origen, Estados Unidos.
A finales de esta década, casi por casualidad y con varias influencias externas, Enzo G. Castellari realiza Keoma, el film que muchos consideran el último exponente de un género ya en decadencia, con un tono melancólico y oscuro, como una forma de despedida con la mayor dignidad que se podía hacer.
Keoma (Franco Nero) es un pistolero mitad indio mitad blanco que regresa a su pueblo natal, solo para ver que la peste está acabando con la población, y encima el poblado está dominado por la malvada banda de Caldwell. Este no permite que lleguen medicinas, y deja morir a los enfermos. Pero la sorpresa será mayor cuando vea que sus tres hermanastros forman parte del banda, así que tendrá que enfrentarse a todos, pero por suerte recibirá la ayuda de su padrasto y de un viejo amigo de color, que ahora ya solo es un pobre borracho.
Keoma, interpretado por Nero, el héroe fundamental del género; el que encarnó al Django de los albores del western europeo, llega aquí como el último anti-héroe, el que le da la nota final a esta obra magna del SW. Un mestizo que llega a su pueblo natal, luego de vivir los horrores de la Guerra Civil, solo para encontrarse en el caos y la desidia que mantiene presa del terror a sus habitantes. Keoma no solo se enfrentará al inevitable embiste del destino, sino que también deberá frenar los planes del malvado, que tendrá en sus huestes a los medio hermanos de Keoma, con los cuales el enfrentamiento será inevitable, junto a sus pasados llenos de violencia.
El film esta cargado de simbología, no solo por lo que representa en sí mismo: Keoma, un hombre barbado, harapiento que es crucificado, va más allá de la figura del típico hippie, con lo cual podemos divisar la figura mesiánica, también viendo como salva de una inminente muerte a una pobre campesina, viuda y embarazada. No solo de religión podemos encontrar vestigios, ya que la película cuenta con innumerables referencias fílmicas como la vieja que increpa al personaje en la entrada del pueblo, innegablemente personificando a La Muerte. En este caso, el film se asocia a El Séptimo Sello de Igmar Bergman, en el modo que Castellari plantea el diálogo y la relación de La Muerte con el protagonista. O incluso, a Sam Pekimpah y sus coreografía en cámara lenta para las escenas de violencia y muerte, muy presentes también en Keoma.
Pero al ser el film que le da el último suspiro de vida antes de morir al género, Keoma se nutre de todos los elementos que hicieron al Spaghetti Western lo que es y seguirá siendo: la venganza, la Guerra Civil como detonante de conflictos sin superar, la violencia abierta y pro momentos arbitraria, el héroe solitario y silencioso, el villano que encarna la maldad sin límites, las víctimas inocentes y un espíritu desmitificador que sobrevuela la trama de principio a fin. Así también como los actores, un William Berger, secundario de lujo para las producciones de este género y Woddy Strode, que el que esté familiarizado con los westerns de John Ford lo asociará inmediatamente al western clásico estadounidense y a John Wayne.
Todo esto, en una atmósfera casi irreal y mística, como si se hubiese tomado conciencia que la mejor historia del western europeo ya fue escrita y solo resta brindarle el mejor homenaje. Y puedo asegurarles que Keoma es el mejor homenaje que se le ha dado al género, sin lugar a dudas.
- Título Original: Keoma
- Año: 1976
- País de origen: Italia
- Director: Enzo G. Castellari
- Reparto: Franco Nero, Woody Strode, William Berger,Donald O’Brien, Olga Karlatos, Giovanni Cianfriglia.
- Productor: Manolo Bolognini
- Guión: Enzo G. Castellari, Luigi Montefiori y Mino Roli
- Argumento: Luigi Montefiori, Nico Ducci y Mino Roli
- Fotografía: Aiace Parolin.
- Música: Guido y Maurizio De Angelis
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