Uno de los estrenos de esta semana es Los Hijos del Diablo (The Hallow) y que en esta nota desmenuzaremos.
Por @diegui83
Adam (Joseph Mawle) y Claire (Bojana Novakovic) junto a su bebé y su perro se mudan a una casa en las afueras de Irlanda por motivos laborales: Adam es un conservacionista y debe «seleccionar» cuál árbol del bosque cercano es talado y cuál no. A pesar de la insistencia de un vecino a que no se acerque al bosque, ya que según éste «no hay que molestar a las criaturas que allí viven», el científico descubre en los más recóndito de la espesura un virus que «zombifica» hormigas y algunas plantas. Este hallazgo alberga una esperanza de buen pasar en la pobre economía de la pareja, mientras que en el medio de la arbolada algo siniestro está esperando para robar el verdadero tesoro de Adam y Claire.
El film del debutante Corin Hardy nos adentra en el folclore irlandés con una historia que mama mucho de Evil dead y las criaturas de Guillermo del Toro.
La fotografía, la iluminación, las locaciones y las actuaciones (sobre todo) son lo más destacable en un film que quiere contar mucho pero no le alcanza los 97 minutos para aclarar ni siquiera si es una película de terror o de fantasía. Porque se habla de Hadas, de Banshees pero nunca se nos aclara si es eso lo que habita en el bosque o son personas maldecidas por el virus que «proteje» el bosque. Claro, porque también el mensaje es ecologista o medioambientalista. Y también es una película donde se muestra lo que hace un padre para proteger a su hijo de una amenaza externa. Es todo esto y más, aunque nunca se cierran las historias o se le da una explicación a algo, más que un homenaje al Necromicón de Evil Dead de Sam Raimi, que tampoco se investiga a fondo. Los efectos de sonido ya característicos en estas producciones vuelven a la palestra, haciendo que se te revienten los tímpanos o te agarre un paro cardíaco. En conclusión, un film muy bien cuidado estéticamente para un cineasta que da sus primeros pasos, pero que si somos exigentes, es algo que queda a mitad de camino entre lo que debió ser y lo que es.
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