Morbius es la tercera película del “Spider-Man Universe” desarrollado por Sony Pictures, después de Venom y Venom: Let There Be Carnage, protagonizadas por Tom Hardy. Un universo compartido centrado en villanos del héroe arácnido y que apunta a explotar las licencias de personajes que Disney no pudo robar a Sony.

Por Nahuel Arturo (@nahuutwm)

Sin embargo, luego de haber encontrado cierto rumbo con la secuela de Venom, nuevamente, Sony tambalea y nos trae una película que se siente demasiado antigua para los tiempos que corren actualmente

Morbius nos cuenta la historia de Michael Morbius (Jared Leto), un renombrado bioquímico con una enfermedad en la sangre que busca por todos lados la posible cura de su enfermedad. En un intento por encontrarla, se inyecta un derivado de la sangre de los murciélagos que lo convierte en una especie de vampiro dotándolo de superpoderes como fuerza, velocidad y más, pero también de una sed de sangre humana que lo convierte en un ser muy peligroso. Su amigo de la infancia Milo (Matt Smith), quien también sufre de una enfermedad similar, descubre las bondades del suero y se inocula una dosis, convirtiéndose en un asesino ya que no cuenta con el autocontrol ni la moral de Morbius. Así, se avecina un encuentro final entre los dos vampiros en el que solo el más fuerte vencerá.

Una formula gastada y antigua

Desde la primera película de Venom, en Sony han intentado buscar una impronta propia para sus producciones de héroes y villanos. En Let There Be Carnage uno puede notar cierta identidad marcada con su tono cómico y sanguinario que queda a la perfección con el personaje extraterrestre que acompaña a Tom Hardy. Alejados de la “fórmula UCM”, uno creía que Sony finalmente le encontró la vuelta. Con Morbius uno empieza a dudar nuevamente. No es solo que estamos ante una película en extremo genérica, sino que, a su vez, se siente como una de las producciones de Marvel de principios de los años 2000. La falta de profundización de personajes, una historia sencilla y sin fuerza que termina constantemente en caídas de ritmo que aburren a la media hora de haber empezado y una constante búsqueda de identidad provocan un desastroso conjunto que no provocan más que ganas de levantarse de la sala e irse.

Un protagonista poco interesante

La falta de identidad provoca otro mal irremediable y es que el personaje principal no nos interesa en lo más mínimo. Si bien, hay un intento por contarnos el origen e infancia del joven y galardonado médico, su historia pasa delante de nuestros ojos como quien lee una receta de cocina. Es un acto mecánico y se siente que simplemente está para rellenar huecos de una historia que DEBEMOS saber, mas no encontramos justificación alguna de por qué. Los personajes secundarios con los que interactúa el vampírico protagonista también son pocos y, aunque Matt Smith brille en sus escenas individuales, en sus interacciones con Leto se presenta un vacío donde ninguno parece estar cómodo con el otro. La falta de química entre ellos es evidente y esto se presenta como un gran problema puesto que la relación de sus personajes es lo que mueve gran parte de la historia y motivaciones de la misma.

En consecuencia, lo único interesante que tiene el personaje del doctor Morbius para atraer a su espectador, son sus poderes. El acto de ir descubriendo junto al personaje los diferentes poderes extraordinarios, producto de su metamorfosis, es el gran llamado a las salas de esta obra y los efectos visuales acompañan de gran manera este proceso. Hay cierto toque “snyderiano” en los movimientos del protagonista que llaman la atención y de haber tenido una mejor dirección podría haber dado pie a grandes secuencias de acción. Lamentablemente como todo en esta obra, lo aparentemente sensacional termina decepcionando una vez más.

Acción a cuentagotas

En toda película de héroes y villanos hay un factor determinante y son las escenas de acción. Si estamos ante una obra que prometía indagar en el terror, en vísperas de Multiverse of Madness, pero no lo cumple. Una obra que intentó generar un drama con su dupla protagonista-antagonista y no lo consigue, uno espera que aquello que caracteriza al género de superhéroes al menos estuviera bien desarrollado, pero nuevamente, estamos ante otra decepción de esta obra. Las escenas de acción se hacen esperar hasta el tercer acto de la película y cuando llegan, se nos presentan con un mal acabado CGI que, combinado a una dirección y edición muy pobres, no nos permiten disfrutar aquellos poderes que apreciamos con tanto detenimiento y asombro a lo largo de la cinta. Las peleas son pocas y los intercambios de golpes no logran comprenderse muy bien. Todo el tiempo te estas preguntando que es lo que ocurre en pantalla. La cámara, por momentos, es tan errática y con planos tan cerrados que, sumada a la oscuridad de la película, uno se marea fácilmente sin entender bien en qué dirección o a que distancia se encuentran los personajes entre sí.

En conclusión: algo que había logrado Sony con las películas de Venom fue construir un personaje tan interesante, así como grandes interacciones con sus personajes secundarios para que no extrañemos a Spider-Man. En Morbius, se ve que existe cierto potencial en el personaje, así como un claro interés de generar una secuela o, al menos, que siga su participación en este universo compartido. Sin embargo, se siente muchísimo más esa ausencia del arácnido. Estoy seguro que, como villano, en una película del hombre araña, Morbius podrá sacar a relucir mucho más sus poderes siniestros. Algo que no pudo hacer, cargando en sus hombros, el peso de una película entera.

PEQUEÑO RECORDATORIO: La película cuenta con dos escenas post-créditos.

PUNTAJE: 4/10

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Título: Morbius

Dirección: Daniel Espinosa

Guion: Matt Sazama, Burk Sharpless. Cómic: Gil Kane, Roy Thomas

Reparto: Jared Leto, Matt Smith, Joseph Esson, Adria Arjona, Jared Harris, Tyrese Gibson, Corey Johnson, Michael Keaton, Bentley Kalu, Charlie Shotwell, Archie Renaux, Tom Forbes, Clara Rosager, Al Madrigal, Ruth Horrocks, Amanda Perez, Dave Simon, Abraham Popoola, Kadrolsha Ona Carole

Productora: Marvel Entertainment, Sony Pictures Entertainment (SPE)

El Doctor Michael Morbius (Jared Leto) es un bioquímico que sufre una extraña enfermedad en la sangre. Al intentar curarse y dar una respuesta a su trastorno se infecta sin darse cuenta con una forma de vampirismo. Tras la cura, Michael se siente más vivo que nunca y adquiere varios dones como fuerza y velocidad, además de una necesidad irresistible de consumir sangre. Trágicamente convertido en un imperfecto antihéroe, el Doctor Morbius tendrá una última oportunidad, pero sin saber a qué precio.