Con roles en los que no estamos tan acostumbrados a verlos, Steve Carell y Domhnall Gleeson nos sorprenden enormemente en «El Paciente», brindándonos una de las miniseries de drama y suspenso psicológico más interesantes del 2022.
Por @alejosanchezpy
A diferencia de otras series sobre asesinos seriales como Monster: La historia de Jeffrey Dahmer, Mindhunter o American Crime Story, que se centran en aspectos como la persecución policial y la investigación forense para encontrar al criminal a la par que lo vamos conociendo, El Paciente ofrece una aproximación más personal al asesino en cuestión, invitando al espectador a conocerlo a través del psicoanálisis, a estudiar y analizar sus traumas y sus posibles razones para cometer tales atrocidades.
La miniserie nos presenta a Steve Carell como Alan Strauss, un terapeuta judío que acaba siendo secuestrado por su más reciente paciente, Sam Fortner, interpretado por Domhnall Gleeson. Luego de pocos meses de una terapia convencional, y ya teniéndolo encadenado en el sótano de su casa, Sam le confiesa a Alan que es un asesino en serie y que necesita su ayuda profesional para dejar de matar. Strauss, lleno de miedo, intenta convencerlo de que una terapia en esas condiciones es imposible y que lo mejor para ambos es volver a las sesiones habituales en su propia casa. Sin embargo, dialogar con Sam llegados a ese punto ya es inútil, pues este está convencido de que solo teniéndolo cautivo se sentirá seguro a la hora de contar todo lo que hace y cómo se siente.
Partiendo desde esta premisa, la miniserie se irá desarrollando en una mezcla de estrategias desesperadas del doctor Strauss por sobrevivir, sesiones psicoanalíticas tanto interesantes como oscuras, y mucha introspección de parte del mismo terapeuta, quien de alguna manera aprovecha este tiempo encerrado para conocerse mejor y pensar en sus propios problemas mientras lidia con los de su peligroso nuevo paciente.
Como se mencionaba anteriormente, esta no es la típica miniserie de asesinos seriales, y esa es una decisión que se tomó desde el momento en el que empezaron a crear al personaje de Sam Fortner, pues buscaron alejarse de varias características que comparten los asesinos en las producciones audiovisuales. Según comentaron Joe Weisberg (co-creador y productor ejecutivo) y Dan Stoloff (director de fotografía), el objetivo fue crear al asesino más “normal” posible, entendiendo los límites que esto suponía.
Por otro lado, Sam Fortner no es mostrado solamente como el “villano” de la historia, ya que, pese a la “normalidad” que los creadores buscaban, también querían llegar a algo mucho más interesante. Es por eso que el personaje se aleja de los tipos de psicópatas que ya se han visto bastante en otras series y películas, como el psicópata “robot” que se comporta como una máquina de matar carente de sentimientos, o el asesino encantador y manipulador que juega con sus víctimas para conseguir lo que quiere. Sam es mucho más simple que eso, ya que él podría ser un compañero de trabajo más en la oficina, uno que no llama demasiado la atención, suele caer bien a todos y definitivamente no aparenta ser el monstruo que realmente es.
De Alan Strauss no se puede mencionar tanto sin caer en spoilers, ya que, así como a Fortner, este personaje también está hecho para ir conociéndolo y analizándolo a medida que avanzan los capítulos. Aun así, ya desde el primer tráiler sabemos que el doctor está de luto por el reciente fallecimiento de su esposa y, como si no fuera suficiente, también debe lidiar con problemas que tiene con su hijo que parecen imposibles de resolver. Estos factores también serán mencionados a lo largo de la serie, ya sea en medio de las sesiones, en flashbacks o en pesadillas del doctor Strauss.
Hablando de las pesadillas y de problemas personales, es necesario destacar que aquí Steve Carell ofrece lo que podría ser su mejor interpretación dramática hasta el momento. Si bien ya lo habíamos visto desarrollarse en este género en películas como Foxcatcher y Beautiful Boy, es esta miniserie la que lo empuja a sacar su lado más oscuro y emotivo. Definitivamente cualquiera que haya seguido su carrera mayormente por The Office se llevará una enorme sorpresa, pues recordar a Carell como Michael Scott y luego verlo como Alan Strauss, es sin duda la prueba perfecta de su inmenso rango actoral.
En cuanto al otro protagonista, ya hemos visto a Gleeson como villano en otras películas como Star Wars: El despertar de la fuerza interpretando al General Hux, y ya en esa oportunidad nos demostró que realmente sabe cómo hacerlo. Así también, la gran cantidad de películas dramáticas exitosas en las que participó hablan por sí solas y hacen que uno siempre pueda esperar una magnífica actuación de su parte si se trata de este género. Juntando estos dos factores, y sumándolos con el talento de Joel Fields y Joe Weisberg, creadores de la serie, obtenemos a uno de los asesinos seriales más curiosos y diferentes hasta el momento, uno que escapa de varios clichés y se encuentra en un limbo entre la redención y el caos.
Definitivamente cualquier persona fanática de los thrillers psicológicos y los dramas disfrutará bastante de esta miniserie que, pese a su corta duración, atrapa y engancha desde el primer capítulo hasta el último. Cabe mencionar que esperar una segunda temporada es probablemente algo en vano, ya que los creadores aclararon que la esta fue ideada como una serie limitada y por esa razón el décimo capítulo finaliza de tal manera que no es necesaria ninguna continuación (aunque uno se haya quedado con ganas de ver un poco más).
Título: El Paciente
Título original: The Patient
Dirección: Chris Long, Kevin Bray, Gwyneth Horder-Payton.
Guion: Joel Fields, Joe Weisberg.
Fotografía: Dan Stoloff.
Música: Nathan Barr, Justin Burnett.
País: Estados Unidos.
Reparto: Steve Carell, Domhnall Gleeson, Linda Emond, Andrew Leeds, Laura Niemi, David Alan Grier, Alex Rich.
Productora: FX Productions.
El terapeuta Alan Strauss es tomado prisionero por un paciente, Sam Fortner, que resulta ser un asesino serial y tiene un pedido terapéutico inusual: que lo ayude a frenar sus impulsos homicidas.
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