5 razones para ver… «BODYGUARD»

Bodyguard

Pocas son las ocasiones, en estos tiempos de sobre información y entretenimiento, en que uno puede realmente detenerse y disfrutar de un show sin que el apuro, hoy bien llamado binge watching, sobre-excite el momento. Todo es tan rápido hoy, como estreno del gigante streaming, que reparte títulos como cachetada de loco. Por esto recién terminamos con el visionado de Bodyguard, por eso recién nos ponemos a escribir sobre él.

Por @mauvais1

La serie creada por Jed Mercurio para la BBC One y distribuida internacionalmente por Netflix, es un lento pero no lerdo, si se nos permite la extrema sutileza, thriller político que tiene como protagonistas al ya mencionado guardaespaldas David Budd, interpretado por Richard Madden (Game of Thrones) y la Home Secretary Julia Montague (una excelente Keeley Hawes), política conservadora que no ahorra intriga palaciega para lograr sus cometidos. Budd es un veterano de la guerra de Irak que trabaja como especialista en protección para la Policía Metropolitana de Londres. Cuando se le asigna proteger a la secretaria de estado Julia Montague, cuya visión política apoya todo lo que él detesta, Budd se encuentra en una encrucijada entre su labor y sus creencias. Aunque él es responsable de su seguridad, quizá ella sea su mayor amenaza.

Dibujemos rápidamente cinco razones por las que esta serie vale la pena:

Narrativa contundente

1. La trama se basa en intrigas políticas que medran en los seis episodios y que son tratadas de manera colateral, teniendo al protagonista, nuestros ojos en la historia, ignorando gran parte de la misma, creando así vacíos necesarios para las subsiguientes lecturas erradas; enrevesado la trama, en el mejor sentido, y haciendo que el espectador no tenga ventaja alguno como el atribulado guardaespaldas. Logran de esta manera que lo que suponemos como confrontaciones de política internacional se mezclen con complejas historias personales. Los plot twist están a la orden del día, como debe ser en estos relatos, y se configuran dentro de la historia sin chirridos. Además de apelar a una sutil pero dura ironía de que no siempre el mal es ajeno a nuestro entorno.

Dirección y casting perfecto con personajes a la altura

2. Ciertamente y entrando en detalles de la trama, el primer episodio sienta una fuerte base de cómo se narrará el resto, logrando con esa primer escena de unos veinte minutos en un tren, la densidad dramática con la tensión debida que veremos en el resto. Estamos ante un thriller dramático que no ahorra la acción, todo perfectamente estabilizado por Thomas Vincent (Versailles) y John Strickland (Troy: Fall of a City) en la dirección, que entienden que tipo de entretenimiento llevan a cabo.

3. Los personajes que tratados como complejos sujetos con mil tribulaciones, se exponen de manera contundente; es decir, se dibujan las ambigüedades más no se los complejiza demasiado, generando en el espectador una rápida simpatía por ellos. Esto ciertamente hace que los giros dramáticos sean pequeñas y entretenidas sorpresas. La elección de Richard Madden es verdaderamente un acierto ya que el actor y su poca historicidad física funciona para crear ese oscuro y parco personaje, que a muchos les recordará al protagonista de un policial negro.

4. Keeley Hawes, una siempre correcta Gina McKee y Renée Castle por mencionar a algunas, todas ellas son la contra caras e intermitentes aliadas del protagonista, equilibrando el juego. Los retratos se compensan; entre mujeres fuertes, heroínas a su manera, y a su vez capaces de desmanes propios del espíritu humano, sin subestimarlas. Su situación de poder es mostrada como un logro de sus actitudes para ganarla y sostenerla, y no por eso son mostradas como seres de hierro o masculinizadas. En donde ciertamente los devaneos sentimentales son mostrados a través de Madden y su cada vez más extremo David Budd. De hecho el último y, esta vez algo sobre explicado, giro final, expone el menosprecio que se hace del género femenino. Ciertamente y más allá de algunas dudas, cierre perfecto a los expuesto anteriormente con respecto a ese tema. Ellas son quienes realmente sostienen los hilos más fuertes de la intriga.

Historia y Producción

5. La historia cierra sin proponer continuaciones, desarrolla el drama en un perfecto circulo que ni siquiera necesita epilogo, lo cual invita a un visionado sin la presión de esperar o mejor dicho ansiar una siguiente temporada. Abre y cierra un juego para deleite del espectador en esos seis episodios que tranquilamente puede visionar sin apuro alguno, sin hilos sueltos y mucha adrenalina en el final.

Hemos intentado, esperamos con algún éxito, y en pocas lineas argumentar de manera amena porqué vale la pena esta, por ahora (esperamos que sí) miniserie producida por la BBC, que es claramente una marca de calidad. Dejamos afuera, el mencionado ranting que logró, creyendo que no todo funciona en todas partes. Pero que en este caso rescata esa historia universal, ya casi es un género en si mismo, como son las intrigas políticas, al mejor estilo David Baldacci o la archiconocida serie House of Cards. Pero que lo lleva a otro nivel cuando lo presenta desde una mirada periférica, con personajes que no están preparados para semejantes situaciones. Y que sin subestimar al espectador crea un entretenimiento que se puede disfrutar en una maratón o no, como fue en nuestro caso.


Título: Bodyguard

Dirección: Thomas Vincent, John Strickland

Guion: Jed Mercurio (Creador)

Reparto: Richard Madden, Keeley Hawes, Stuart Bowman, Tom Brooke,Claire-Louise Cordwell, Vincent Franklin, Nicholas Gleaves, Pippa Haywood, Stephanie Hyam, Gina McKee, Paul Ready, Richard Riddell, Sophie Rundle, Shubham Saraf, Matt Stokoe, Ash Tandon, Nina Toussaint-White, David Westhead, Bella Padden

6 episodios

David Budd es un veterano de guerra que trabaja como especialista en protección para la realeza y para la Policía Metropolitana de Londres. Cuando se le asigna proteger a la secretaria de estado Julia Montague, cuya visión política apoya todo lo que él detesta, Budd se encuentra en una encrucijada entre su labor y sus creencias. Aunque él es responsable de su seguridad, quizá ella sea su mayor amenaza.

 

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Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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