Retrospectiva Bastarda: «The Last Unicorn» (1982), de Arthur Rankin Jr. y Jules Bass

Cansada de estar sola en el enorme bosque, la unicornio Amalthea comienza a preguntarse si es la última de su especie y sale por el mundo a buscar a sus semejantes.

Por @mauvais1

La memoria juega un rompecabezas con los recuerdos, con partes asociadas a eventos e historias que luego resucitadas, como en este caso al rever el film animado dirigido por Jules Bass y Arthur Rankin Jr., desarticulan una leyenda que nos escribimos allá lejos y hace tiempo, en la infancia. No somos los únicos que inscribimos una película o un libro a un determinado momento de nuestra vida y que con los años forja un mito a su alrededor.

La novela escrita por Peter S. Beagle y publicada en 1968 fue un éxito de ventas que con el correr de los años llegó a ser calificada como una de las «mejores novelas de fantasía de todos los tiempos» de acuerdo a la revista Locus en 1987. Jamás tuvimos la oportunidad de leerla, cosas que pasan… Lo que sí, una tarde, si mal no recordamos, en Canal 7 (cadena de televisión pública argentina que entonces también era conocida como ATC) vimos la película en doblaje español. ¿Cuántos años teníamos? No lo recuerdo… pocos y los suficientes como para que la fantasía allí narrada calara hondo y se mimetizara con lo que deseábamos vivir. La aventura, la magia, la heroína que intentaba rescatar su pueblo y herencia, y el descubrimiento final que nos llevaría a ser incondicionales de los mundos quiméricos.

Entonces no teníamos idea de que los mismos directores habían producido The Hobbit (1977) y The Return of the King (1980) abreviadas y con sendas reinterpretaciones de los escritos de J.R.R. Tolkien. Todavía no. Que el mismo autor de la novela original, es decir Peter S. Beagle, había escrito el guión para Ralph Bakshi de The Lord of the Rings en 1978, tampoco. Todo eso vendría después, muchos después.

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Vista (dejando atrás ese vergonzoso repaso personal con que atacamos sin prevención alguna al lector) nuevamente la película para esta entrada de «Retrospectiva Bastarda», el desánimo cunde con fuerza, pero no cala tan profundo como cuando no bien concluimos el revisionado. Es ciertamente el trabajo en 2D de la animación, que mediocre y poco orgánico, desalienta al espectador. Su torpe reutilización de frames (fotogramas), el pésimo empate entre la animación de la escena con los fondos… Estos que realmente trabajaron la atmósfera, simulando en gran medida a los tapices franceses que también utilizan como apertura, quedan como someros marco de estos personajes chatos, carentes de la tridimensionalidad no solo propia de algo vivo, sino que también dramáticamente.

A esto, lo contrarresta directamente la vívida interpretación que los actores en lengua original supieron dar a los personajes: Mia Farrow como el unicornio, Alan Arkin como Schmendrick, Christopher Lee como el Rey Haggard y Jeff Bridges interpretando al Príncipe Lir. Los actores no solo lidiaron con diálogos sobreexpositivos y redundantes, también con una serie de canciones que, por si no fuera poco lo anterior, venían a repasar lo ya visto y hablado.

La animación fue trabajo de Topcraft de Toru Hara, con Masaki Iizuka a cargo de la producción, los mismos de Nausicaä del Valle del Viento (1984), que luego, tras su disolución y compra por parte de Hayao Miyazaki y socios, pasó a llamarse Studio Ghibli. La diferencia entre esta película y Nausicaä es formidable y sorprendente, y quizás tenga algo de responsabilidad el presupuesto de 3.5 millones de dólares, que si comparamos por ejemplo con The Secret of NIMH (1982) de Don Bluth con el doble de dinero, podríamos no estar tan equivocados.

Una de las cosas que más llaman la atención de The Last Unicorn es que no construye un acto heroico superador al estilo aventura fantástica, no hay una derrota de un villano y un cambio profundo del universo planteado. De hecho, todo está como corresponde antes, quizás exceptuando la desaparición de los unicornios, que solo ella registra. Pero en general el mundo es lo que es, sin más, y nadie nota trastorno o cambio paradigmático alguno. La aventura de Unicornio/Amalthea es solitaria, introspectiva. Asimismo, los personajes que la acompañan, el mago mediocre Schmendrick y la amargada Molly Grue, tendrán cambios en sus vidas aún a pesar de lo vivido con la criatura.

La historia es sobre el proceso de maduración del personaje protagónico, la adolescente soberbia y melindrosa que supera las diferentes pruebas de los sentimientos. El descubrimiento de la finitud en una criatura mágica e inmortal. Ella despide la aventura de la liberación de los suyos, aprehendiendo que salir al mundo no es cosa sana y menos que se regresará sin mácula. Bien entendido cobra otro valor el relato, pero ciertamente no es narrado con pulso u originalidad. Y quizás justamente eso sea el eventual engorro al que somete al espectador. 

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The Last Unicorn es sin lugar a dudas un momento de transición en la historia de la fantasía en general y la animación en particular, como el último canto del cisne, antes de que esta comenzara a tejer en su tapiz la melancolía, el realismo crudo, la detallada construcción de un universo posible, que ya J.R.R. Tolkien había testeado en sus escritos, y que Michael Moorcock, Ursula K. LeGuin y por qué no David Eddings llevarían por otros rumbos, asimilados de a poco por Jim Henson, y Ted Berman y Richard Rich en la inolvidable The Black Cauldron (1985). por dar ejemplos. 

Una historia que no podrá escapar a las comparaciones y que no saldrá bien parada de ellas, pero sin embargo un sencillo y dulce recuerdo sobre una fantasía que volvería, en la mayoría de los casos, a ser vista otra vez.


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Título: El último Unicornio (The Last Unicorn – 1982)

Dirección: Jules Bass, Arthur Rankin Jr.

Guion: Peter S. Beagle (Novela: Peter S. Beagle).

Reparto: Jeff Bridges, Mia Farrow, Angela Lansbury, Christopher Lee, Robert Klein, Tammy Grimes.

Cansada de estar sola en el enorme bosque, la unicornio Amalthea comienza a preguntarse si es la última de su especie y sale por el mundo a buscar a sus semejantes. En su viaje se une al mago Schmendick y a Molly Grue que la ayudarán a buscar al Toro Rojo, una criatura mística que caza y aprisiona unicornios. Para pasar desapercibida entre los hombres y salvarla del Toro, Schmendrik transforma a Amalthea en una bella joven. Los tres se encaminan al tenebroso país del rey Haggard, el hombre que controla al Toro Rojo.

Acerca de Marco Guillén 4338 Articles
Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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