Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi: Aquí los héroes sobran hasta estorbar (2)

Continuando con el análisis de la octava entrega de la saga Star Wars, que comenzamos con Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi: De Finn y la esperanzadora Rosa (1), y entramos de lleno en la trama protagonizada por Poe Dameron, la General Leia Organa y la Vicealmirante Holdo, donde los héroes sobran hasta estorbar.

Por @mauvais1

«No soy la justificación de tu existencia» – Atwood, M. (1985). The Handmaid’s Tale.

Poe Dameron enfila solo en su nave hacia la flota, por radio pide hablar con el General Hux. Este, con un soliloquio digno de un drama shakesperiano, lo amenaza siendo interrumpido una y otra vez por Dameron. Lo fastidia y entretiene mientras las naves de la Resistencia abandonan la base del planeta D’Qar en un casi convulso atropello. La General Leia Organa desde la nave insignia apura a Poe para que regrese, ya están listos para escapar. Pero él desobedece; no solo seguirá enfrentando a la flota, sino que utilizará sus bombarderos para destruir el gran cañón que posee, una especie de pequeño Starkiller. Esta acción le cuesta gran parte de la ya diezmada flota como la confianza de alto mando.

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Leia lo degrada a capitán. Así de bravos se presentan los hechos. Algo que nunca vimos en la trilogía original es justamente una contundente respuesta a una acción alocada de uno de los protagonistas. Punto uno, no más aventuras arriesgadas aquí, porque cuestan vidas, naves y armamentos, es decir poder de respuesta y posibilidades de cumplir su finalidad. ¿Qué diría al respecto Han Solo? Como si no fuera suficiente el bombardeo posterior a la perseguida flota, los desarma por completo. La Primera Orden posee un dispositivo capaz de rastrear las naves a velocidad luz. Están sobre ellos y la Resistencia sin suficiente combustible. En uno de los ataques, liderado por Kylo Ren en persona, destruyen el puente de mando de la nave insignia y Leia es expulsada al espacio. En un último esfuerzo ella utiliza la fuerza para regresar, pero cae en un coma. La siguiente en el mando toma el control; es la vicealmirante Holdo, para decepción de Poe.

Ella fuerza a las naves a un peregrinaje lento y angustiante hacia la nada, mientras la flota del General Hux los acosa. Entramos de lleno en la segunda trama de Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi, dirigida y escrita por Rian Johnson, que analizaré. Claro que desde mi perspectiva y siempre con posibilidades de perfeccionarse. Una historia que utiliza la claustrofobia y la paranoia para construir un relato donde los héroes son perspicazmente reescritos. Una narración que también fastidia las viejas epopeyas cinéfilas sobre los héroes arrojados que por instinto y coraje cumplen la misión. Aquí el arrebato por sobredosis de testosteronas es claramente ninguneado, ridiculizado y puesto completamente en dudas. Uno de los diálogos de Leia y Poe es en extensión la declaración de intensiones de esta trama:

– Poe Dameron: Hubo héroes en esa misión…
– Leia Organa: Héroes muertos. No líderes.

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Rian Johnson corta por lo sano con el mito del héroe solitario que vence a puro corazón y balacera. Ellas, Leia y la vicealmirante Holdo, serán entonces la voz del discernimiento y la prudencia, quienes piensan antes de actuar y buscan lo que entendemos como el verdadero paladín de una saga; quien salva a todos sin sufrir pérdidas. El Capitán América, la voz  de la razón en los Vengadores, dirá en Infinity War a Vision: No se canjean vidas. Lectura interesante, que en aquella película queda solo en ese momento en particular, pero que aquí Johnson lo convierte en un leitmotiv del film en toda su extensión. Esta producción en particular funciona como un final, porque corta por lo sano lo anterior expuesto en temáticas de este tipo y plantea una nueva filosofía. Para los que conocen la obra de Frank Herbert, Dune en particular, sabrán entender a qué nos referimos. “No debemos depender del valor individual, piénsalo bien, sino de la valentía de todo un pueblo”, dice Kynes el ecólogo del planeta Arrakis. El autor en su obra magna intenta un alegato contra el héroe al que de manera nietzscheana es entendido como un ser superior forjado en la lucha o por lo menos en la dureza y, por tanto, en y por medio del sufrimiento*.

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«Traté con muchos intrépidos de gatillo fácil como tú. Eres impulsivo. Peligroso. Y lo último que precisamos. Así que quédate en tu puesto y sigue mis órdenes» – Vicealmirante Holdo

Los ejemplos en esta trama en particular abundan, como lo hará en la que tiene como protagonistas a Rey, Kylo y Luke. Contradice esa herencia decadentista que toda historia de paladines posee y se burla de sus acciones y pensamiento. Los héroes, de acuerdo a ciertos cánones, se distinguen por sus sencillas maneras, mentes algo cortas, de acción sin elaborados planes; que a fuerza de golpes y nada de ingenio ganan la batalla. Perseverancia que a veces se confunde con tozudez, ideal que raya la ignorancia, un poco el buscado por la cinematografía de los ochentas y noventas, en cuya misma línea el villano es interpretado como el retorcido conspirador que a último momento develará sus fines. Un/a carismático/a sujeto que logra su cometido ocultando sus medios, del que solo se tienen sus acciones.

Justamente lo que Holdo hace con su plan de rescate que un desesperanzado y paranoico Poe Dameron descubre por accidente, cuando demanda respuestas. «¡Dinos que tenemos un plan! ¡Que aún hay esperanza!«, grita prepotente. De manera teatral la acusará de traición, sin llegar a entender la totalidad del hecho porque no lo creen alguien confiable. Rian Johnson revierte el paradigma, decíamos, de tal manera que es Poe quien inicia un golpe de estado con el que intenta imponer su pensamiento, su idea de una acción noble. Por supuesto que el personaje interpretado por Oscar Isaac tendrá su reivindicación en la batalla del planeta Crait cuando entiende que el sacrificio que supera la recompensa es innecesario. Será Finn quien deba aprehenderlo con su Rose en esta oportunidad. Y como si no fuera suficiente, el sacrificio final de Holdo demuestra que ella siempre estuvo dispuesta a la acción desesperada y violenta, solo que supo esperar el mejor momento, ese en que su inmolación compensaba el triunfo. «Ella estaba más interesada en proteger la luz que en parecer un héroe«.

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Continúa en la parte 3 ⇒ Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi: La siguiente generación

*Alberto J. L. Carrillo Canán. (2002). Dolor y sufrimiento en Nietzsche o la crianza del héroe. Monografía.
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Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

1 Comment

  1. Gracias Rain jhonson por abrieme los ojos y mostrarme que el mundo no es tan simple, que una opera espacial de fantasia puede ser igual de buena y depresiva como la realidad. claro yo cuando quiero relajarme saco ma cocaina y me inyecto poro por poro gracias Rain jhonson por haber hecho la mejor pelicula de la historia de estar wars seguro a los fanaticos nos gustaria y no hablaremos mal de la pelicula de aqui los años quw vienen.

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