[REVIEW] Chilling Adventures of Sabrina – Part 2

CHILLING ADVENTURES OF SABRINA

Lejos de encontrarnos con un drama juvenil al uso, Roberto Aguirre-Sacasa y equipo juegan nuevas cartas que ahondan en el universo planteado, logrando una más que interesante segunda temporada. Los conflictos siguen la vertiente infanto-juvenil, claro que sí, como también se toma el tiempo de explorar otros personajes y tramas. Aunque de manera desigual, pero para nada aburridas.

Por @mauvais1

En la primer temporada de «El mundo oculto de Sabrina» supimos encontrarnos con una producción que no solo cuidaba su puesta visual, sino que utilizaba la clásica propuesta coming-of-age para narrar eventos actuales, temas que afortunadamente se tratan ya sin tanto circunloquio, tanto dentro como fuera del universo juvenil. La apuesta por esta segunda entrega era por lo tanto alta, más aún si utilizamos como ejemplo el mediocre especial navideño «Un cuento invernal».

Sabrina se enfrenta a su futuro dentro del mundo mágico, uno que abrazó con pena, despidiéndose de sus amigos. La peligrosidad de sus desinteresadas acciones en la mayoría de los casos fueron en detrimento de ellos, los mortales, pero peor aún por la insistencia de los otros, de tomar el lugar que le correspondía como descendiente de brujas y hechiceros. La rebeldía le costó caro. Su decisión, en muchas maneras una humillante derrota que aquí, y ya entrando de lleno en la segunda temporada, ella convierte en una guerra personal contra lo establecido. Un acuerdo con ella misma de combatir el radical Aquelarre y sus leyes pacatas y anticuadas, desde adentro, como parte de él.

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La historia de Sabrina y el abrazo a su condición de hija predilecta del diablo mismo, algo ya visto en la anterior temporada, es llevada a un nuevo nivel, que matiza sabiamente con las peripecias de los otros. El punto es que los tópicos como las relaciones toxicas y el mansplaining, por nombrar algunos, son vistos desde diferentes perspectivas generacionales. Particularmente la trama que tiene como protagonista a Mary Wardwell (una brillante Michelle Gomez) es la que destaca por el juego que crea, sin adentrarse en controversia claramente, sobre el mal como vehículo de liberación. Ella es Lilith, la primer esposa de Adán, que abandonó el paraíso por no ser respetada como un igual por él. Creada del polvo que el mismo hombre no se contentaba con siempre yacer debajo de él. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba— Yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual». Su unión con el ángel caído se debió exclusivamente bajo la promesa de que ella sí sería su igual en los reinos infernales, cosa que claramente el príncipe no cumplió y la ató a su égida. Fascinante es ver convertir a un demonio que asustó generaciones en la primer mujer que exigió sus derechos. Sabrina llega para hacer tambalear lo que ella ha creído por milenios, como con las tías. Como con todos aquellos que se cruzará.

Los guionistas sabiamente volverán con tales alusiones en diversas perspectivas: Susie Putnam (Lachlan Watson), la joven con disforia de género que pretende ser aceptada por quien es y no lo que juzgan los otros; y Zelda (Miranda Otto), la siempre elucubradora estratega de la familia, derrotada por Faustus Blackwood en el juego de poder porque él cuenta con la ventaja de que todos los poderes, mortales o mágicos, son masculinos. La masculinidad toxica es atacada por todo frente que se busque, quizás y en ciertos momentos en detrimento del arco dramático generando algunos agujeros en las tramas difíciles de solventar. Roberto Aguirre-Sacasa, MJ Kaufman, Christina Ham, Oanh Ly, Ross Maxwell, Matthew Barry, Donna Thorland, Christianne Hedtke, Lindsay Calhoon Bring y Joshua Conkel, el equipo de escritores, genera una suerte de hype sobre los personajes que sacudirán las tramas paralelas, una pena teniendo en cuenta lo antes mencionado.

Sabrina enfrenta su destino, no solo de revindicadora del sitio de la mujer en la arquitectura de ambos mundos y protectora de sus amigos, sino que también deberá superar en un juego de mentiras al mismo príncipe de ellas, negándose a ser la llave para el apocalipsis que en sus inicios se muestra tan kitsch como divertido. La ampliación de la galería de personajes suma con cierto tino: todos amamos al Dorian Gray de Jedidiah Goodacre, que maravillas de maravillas utiliza el retrato del film de 1945 dirigido por Albert Lewin; Adam Marsters, el pretendiente de Mary Wardwell/Lilith interpretado por Alexis Denisof, vehículo por el que ella reconocerá que el amor puede hasta vencer los prejuicios infernales; o el Methuselah del gran William B. Davis, que es el inequívoco depositario de todo lo aborrecible.

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Sabrina y su viaje de no retorno a su destino impuesto, Mary Wardwell/Lilith y el descubrimiento del amor, Zelda y la desconstrucción. Esta vez, poco y nada tendrán que hacer Harvey Kinkle y Rosalind Walker más que encontrar el amor en tiempos de reconciliación post-partida de Sabrina. Algo que empobrece el resto, si lo vemos desde esa perspectiva, pero que evidentemente gana en la fantasía que busca en cuanto al mundo mágico. Porque es aquí donde mejor se puede expresar la antinomia básica, el romper viejos cánones y reconstruir a partir de la aceptación. Y todo en el universo infernal del aquelarre… adorar a Satanás nunca fue tan oscuro y anticuado.


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Título: Chilling Adventures of Sabrina – Part 2

Dirección: Kevin Rodney Sullivan, Michael Goi,Salli Richardson-Whitfield, Alex Garcia, Alex Pillai, Rob Seidenglanz, Antonio Negret.

Guion: Roberto Aguirre-Sacasa, MJ Kaufman, Christina Ham, Oanh Ly, Ross Maxwell, Matthew Barry, Donna Thorland, Christianne Hedtke, Lindsay Calhoon Bring, Joshua Conkel (Cómic: Roberto Aguirre-Sacasa).

Reparto: Kiernan Shipka, Jaz Sinclair, Michelle Gomez, Miranda Otto, Lucy Davis,Chance Perdomo, Tati Gabrielle, Ross Lynch, Bronson Pinchot.

El mundo está lleno de peligros y Sabrina está haciendo de las suyas. Después de firmar en el Libro de la Bestia, lucha por mantener el equilibrio entre su lugar en el mundo de los mortales y su nuevo lado oscuro. En la Parte 2, la esperan nuevos retos como decidirse entre Harvey Kinkle, un mortal de sobra conocido, y Nicolas Scratch, un brujo supersexi. Puede que tenga cierto trato con el Señor Oscuro, pero eso no significa que no esté dispuesta a dar guerra.

 

Acerca de Marco Guillén 4338 Articles
Aguanto los trapos a Jordi Savall. Leo ciencia ficción hasta durmiendo y sé que la fantasía es un camino de ida del que ya no tengo retorno.

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